A los preparados químicos tendientes a transformar o mitigar algún trastorno físico, originando un determinado efecto en los seres humanos, se los conoce como medicamentos. También se les asigna el nombre de fármacos o agentes curativos. Una simple cuestión de mesura científica logra hacer que un medicamento sea medicamento y no veneno. Hasta los más comunes y útiles pueden acarrear perjuicios fatales si se los ingiere en dosis excesivas y sin ningún contralor médico: esto es, por auto prescripción, o si se quiere por lavado de cerebro mediante publicidad engañosa de lo que debe llamarse sin ambages “medicina marginal”.
Por ello es que cualquier producto farmacológico – elaborado en el país o importado quien sabe desde qué punto del planeta - que altere o transforme en alguna medida el metabolismo del cuerpo humano, sea cual fuere su droga base, necesariamente debe ser analizado y aprobado, en la Argentina, por la “Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica” (ANMAT), dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, y en los Estados Unidos por la incorruptible “Food and Drug Administration” (FDA).
Se impone conocer en qué país se producen estos productos, cuales son los laboratorios que los elaboran, y quiénes son los Directores Técnicos (farmacéuticos) responsables de estas y otras especialidades que navegan por la televisión. En esta cuestión, no hay “tu tía”: los organismos gubernamentales responsables deben intervenir, sí o sí. No tomar intervención porque se estaría atentando contra el libre comercio, es un acto llanamente criminal.
Los apasionados televidentes tenemos que tolerar hasta el hartazgo la promoción a toda hora de pócimas mágicas, en pastillas o polvos efervescentes, para reducir grasas con la consiguiente rebaja de peso... y de pesos. Los curanderos mediáticos, como un tal Jorge Hane (desconozco si este “descubridor” posee algún doctorado en medicina o bioquímica), se preocupan por establecer que sus pociones mágicas solo contienen elementos naturales, pretendiendo que son drogas inocuas. Lo que han olvidado es que las plantas de marihuana, que son también naturales, pueden cultivarse en cualquier jardín, que sus hojas se secan al sol, y que al machacársela se obtiene la yerba de los prohibidos “porros”. Ergo: no todo lo natural es apto para el consumo y puede resultar mortal.
* * *
La introducción precedente tiene su razón ya que transcribiré un mail que remití a la ANMAT, y que no mereció la respuesta que necesariamente debió dárseme. Un acuse de recibo a mis inquietudes no podía afectar la seguridad nacional, ni mucho menos la presidencial tan venida a menos. Ameritaba una respuesta simple y llana porque mi turbación concierne a la salud pública. Claro, en todo esto hay mucho dinero en juego, por la formidable y embaucadora publicidad televisiva, y por la no menos importante venta de menjunjes que muy posiblemente sean inocuos; solo meros placebos para quitarle dinero a la gente. Es insensato aceptar, con todo respeto, que alguien como Lilita Carrió logre una anatomía similar a la de Jennifer López o Pamela Anderson, o que el cuestionado diputado Luis D’Elía consiga hacerse de un físico tan armónico como el de Silvester Stallone.
Bueno, ahí van las paparruchadas:
----- Original Message -----
From: Juan Isidro González
Sent: Sunday, November 14, 2004 10:38 AM
Subject: MEDICAMENTOS TRUCHOS
Al Señor Director de la
ADMINISTRACION NACIONAL DE MEDICAMENTOS,
ALIMENTOS Y TECNOLOGIA MEDICA
Ante el aluvión publicitario de "productos medicamentosos" que posibilitan desminuir de peso o "quemar" grasitud, como los denominados "FAT-FAST" y "AMERILAB SILHOUETTE", de uso sin control clínico del paciente, solicito a usted, con todo respeto, me haga saber si los mismos han sido debidamente analizados por la ANMAT y aprobados para su venta libre en la República Argentina. Sus promotores destacan que son preparados naturales y están exentos de drogas, entonces, ¿por qué el alto precio de venta? El primer producto se expende a $ 169,80, y el segundo a $ 139,90. Las dosis son solo para un mes.
Obviamente ambos productos deben poseer algún tipo de específico - en las aclaraciones telefónicas se preocupan en aclarar lo contrario – para mitigar el apetito o para morigerar la adiposidad, que muy bien podría ser contraproducentes, por ejemplo, para personas hiper o hipotensas, diabéticos o con algún tipo de afección que con el tiempo, y el uso o abuso de su consumición, se vean seriamente afectadas. Por lo pronto he logrado determinar, extraoficialmente, que no son aptos para diabéticos, pero no se informa.
En la publicidad televisiva, a mi modesto entender y sin pretender ser exagerado, se estaría practicando el ejercicio ilegal de la medicina, casi de la misma manera - aunque con otra metodología -, que lo hacía la seudo doctora Giselle Rímolo, actualmente procesada por la atención y medicación de gente con sobrepeso.
Como son altamente costosos, me resulta difícil adquirirlos solo para conocer, a través de los prospectos que obligadamente deben poseer, sus fórmulas y acciones terapéuticas, como así también las acciones farmacológicas, las farmacocinéticas, las contraindicaciones, además de advertir sobre precauciones, reacciones adversas o sobredosis.
La ADMINISTRACION DE ALIMENTOS Y FARMACOS (Food and Drug Administration - FDA) de los Estados Unidos, hace poco días hizo retirar del mercado el analgésico "VIOXY", del laboratorio Merck, al que se habría encontrado responsable de infartos y muertes entre 1999 y 2003. La droga base de este producto era la rofecoxib. De inmediato la ANMAT se hizo eco del duro informe elaborado por la FDA, y suspendió la venta de todo aquel medicamento que contuviera rofecoxib, como producto solo o asociado, que eran cerca de 22 fármacos. La totalidad de las droguerías de la Argentina retiraron de la venta las marcas cuestionadas.
Si en nuestro país hasta un yogurt debe estar aprobado para su venta y consumo popular (como se trata de un alimento, la SENASA procede a su autorización), tengo entendido que todo aquel elemento farmacológico (y quiérase o no estos preparados lo son) debe ser analizado y aprobado por la Ministerio de Salud de la Nación.
Por todo lo expuesto, ruego a usted me haga saber, por donde corresponda, si los laboratorios que producen el "FAT-FAST" y el "AMERILAB SILHOUETTE" hicieron las presentaciones de rigor, en un todo de acuerdo a las normativas vigentes, y si ambos productos recibieron de Salud Pública el certificado correspondiente. Teniendo en cuenta que en la promoción televisiva se hace saber que se venden en todo el mundo, procuré recabar antecedentes en USA.
* * *
Reproduzco el mail que envié a los Estados Unidos y la respuesta que recibí de un agente de la FDA:
MessageType: Question
Subject: Our Web Site
Subject Other:
Username: Juan Isidro González
UserEmail: jirgonzalez@ciudad.com.ar
Country: ARGENTINA
Contact Requested:
Remote Name: 200.42.95.188
Remote User: HTTP User Agent: Mozilla/4.0 (compatible; MSIE 5.5; Windows 95)
Date: 10 Nov 2004
Time: 18:32:16
Comments:
Dear gentlemen:
He wanted to know if the products "FAT-FAST" and "AMERILAB SILHOUETTE" they have been authorized for their sale in the United States.
Thank you,
(Estimados Caballeros: quisiera saber si los productos "FAT-FAST" y "AMERILAB SILHOUETTE" han sido autorizados para su venta en Estados Unidod. Gracias).
Juan Isidro González
Journalist
----- Original Message -----
From: "Barry Sugarman, B.S.ENGR." <barry@diverstech.com>
To: <jirgonzalez@ciudad.com.ar>
Sent: Saturday, November 13, 2004 3:28 AM
Subject: Re: Data posted to form 1 of http://usagentforfda.com/webemailform.htm
I've never heard of these, and don't know if they are approved here...
(Nunca escuché hablar de ellos y no tengo idea si están aprobados aquí)
Barry Sugarman
U.S. Agente for F.D.A.
* * *
Por lo tanto se hace importante conocer la información que la ANMAT pueda ofrecer sobre el particular y si se han llevado a cabo los pasos pertinentes en la Argentina.
Juan Isidro González
Periodista - Matrícula Nº 2546
jirgonzalez@ciudad.com.ar
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