El análisis costo-beneficio de la decisión de expropiar el 51% de YPF en manos de Repsol arrojó saldo favorable para el Gobierno, que se propone ahora secuenciar anuncios en el área energética para contrarrestar los aspectos más negativos de la medida. El proyecto enviado al Congreso fue estratégico en muchos sentidos y reparador de un error noventista, pero no exime a los Kirchner de su responsabilidad en la privatización ni en la errática política energética implementada desde 2003.
En términos de política interna, el Gobierno volvió a pararse en el centro del ring. La nacionalización de la petrolera emblema fue bienvenida por un amplio sector de la sociedad; será aprobada con un significativo respaldo en el Congreso y le sirvió para salir del corral informativo del caso Ciccone.
Pero también es cierto que Cristina Kirchner tomó una decisión endogámica, que dañó la relación con España y hundió la ya deteriorada reputación internacional de la Argentina. Posiblemente había mejores soluciones para el tema YPF, pero lo urgente se asoció a lo estratégico y la administración kirchnerista pasó en pocos meses de tramar su reinserción a los mercados voluntarios de crédito —vía acuerdo con el Club de París— a pelearse nuevamente con el mundo desarrollado.
Buena parte de la discusión está en si la expropiación cumple los requisitos constitucionales. En los hechos, Repsol no será rápidamente indemnizado como establece la Carta Magna. Los españoles reclaman 10.500 millones de dólares como resarcimiento y la Argentina tasará menos de la mitad, por lo que es posible que se abra otra negociación con la empresa conducida por Antonio Brufau o que el litigio inicie un largo recorrido en el Ciadi, el tribunal internacional del Banco Mundial.
España ya tomó represalias con la reducción de la compra de biodiésel argentino y la Comisión Europea podría reducir ventajas arancelarias a productos argentinos. En los hechos, las réplicas duelen más por su peso simbólico y político que económico. El gobierno de Mariano Rajoy también comenzó a militar la improbable expulsión argentina del G-20, pero la Argentina acaba de lograr que el grupo de países desarrollados y emergentes y el FMI declararan al asunto como "bilateral".
La defensa internacional
El pronunciamiento significó un alivio para la jefa de Estado que ya prepara su discurso para cuando deba afrontar los días más intensos del año en política exterior, entre el 14 y el 19 de junio por la cuestión Malvinas en Naciones Unidas y la cumbre de líderes del G-20 en una ciudad paradisíaca de México. El 14 de junio encabezará una delegación multipartidaria y multisectorial para ratificar la postura argentina sobre la cuestión Malvinas ante el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas. Será una jornada de alta sensibilidad porque se cumplirán 30 años de la rendición argentina en la guerra.
Para esa fecha, Cristina Kirchner ya habrá designado a un reemplazante de Jorge Argüello, actual embajador en Estados Unidos, como representante ante la ONU. Argüello había requerido la inclusión de la Argentina como miembro no permanente del Consejo de Seguridad del organismo a partir de 2013 y necesita un sucesor. Se estima que un embajador político y no de carrera ocupará ese cargo.
Esa plaza había sido requerida por Alberto D'Alotto, quizá el diplomático de carrera más considerado por el kirchnerismo, pero fue enviado como embajador extraordinario y plenipotenciario ante los organismos internacionales en Ginebra. Precisamente D'Alotto será el primero en afrontar una salida al hemisferio norte de Cristina Kirchner tras la nacionalización de YPF. Será el 16 y 17 de mayo, cuando la Organización Internacional de Telecomunicaciones otorgará una distinción a la jefa de Estado.
En la ciudad donde funcionan, entre otros organismos internacionales, la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Presidenta podrá ir testeando el clima que la esperará el mes siguiente en la cumbre del G-20 en México. De hecho, luego de su paso por la sede de Naciones Unidas en Nueva York, el jueves 14 de junio, Cristina Kirchner se quedará en Norteamérica ya que entre lunes 18 y martes 19 se realizará el encuentro presidencial en Los Cabos, Baja California Sur.
Previamente, según adelantaron fuentes oficiales, sobrevendrá una serie de anuncios vinculados con la actividad hidrocarburífera, que permitan galvanizar la salida de Repsol. El Gobierno, a través del interventor de YPF y ministro de Planificación, Julio De Vido, salió rápidamente a la caza de socios para explorar las zonas no explotadas en los últimos años y posiblemente comunique algún logro en ese sentido.
La estadounidense Exxon, la brasileña Petrobras, la argentino-china Bridas —de la familia Bulgheroni y la China Nacional Offshore Oil Corporation (CNOOC)— y los chinos de Sinopec son algunos de los potenciales nuevos socios de YPF. Lo que no está claro es si estarán dispuestos a vender el petróleo que extraigan al precio que pretende pagar la Argentina y que provocó las fricciones con Repsol.
Por lo pronto, se espera que en lo inminente haya un anuncio sobre la gran perla hidrocarburífera nacional: el yacimiento de petróleo y gas no convencionales de Vaca Muerta, descubierto el año pasado en la cuenca neuquina.
"Es un anuncio sobre un pozo petrolero recuperado con un fuerte potencial", adelantó una fuente oficial a este columnista sin más detalles. Ese yacimiento es la gran esperanza oficial para recuperar el autoabastecimiento energético, punto número uno del proyecto enviado al Congreso la semana pasada.
Gabriel Profiti
NA