La internación del hijo de la Presidenta y su sorpresivo viaje de emergencia para buscarlo a Santa Cruz, dejó varias dudas luego de que se conociera cuál era la afección que lo aquejaba. Al parecer, Máximo Kirchner no quería ser transladado a la Capital Federal y, entre tanta resistencia, hubo una fuerte discusión entre madre e hijo.
La reconocida agencia OPI Santa Cruz reveló detalles exclusivos sobre la internación y viaje de este durante la madrugada del lunes, cuando la propia Presidenta lo fue a buscar desde Buenos Aires a Río Gallegos para llevarlo al Hospital Austral por una afección en su rodilla.
“La idea de que Máximo fuera atendido en Buenos Aires fue de Cristina, y él (Máximo) se resistió a que lo mandara a buscar”, le confió a OPI una alta fuente de información, muy cercana a la familia presidencial. “Voy a quedar como un nene de mamá”, dijo enojado Máximo cuando llegó al aeropuerto y bajó del auto de Rocío García, su pareja, ayudado por sus custodios.
Según contó OPI, en todo momento el hijo de la Presidenta, evitó los flashes de los dos únicos fotógrafos que estaban allí. “Máximo siempre evitó que lo tomáramos de frente, miraba de reojo y con cara de pocos amigos”, señaló uno de los reporteros gráficos, relatando que, en aquel momento, el hijo del matrimonio K buscó ocultarse a como dé lugar para no ser fotografiado mientras atravesaba la manga de embarque.
Una de las dudas que surgió ante ese despliegue, fue por qué se tomó la decisión de retornar en el Tango 01 a buscar a Máximo de emergencia si Cristina Fernández había pasado todo el fin de semana con él. Y es que al parecer, si bien la dolencia de la rodilla comenzó hace ya varios días, no había tomado tanta relevancia. La progresión en el dolor fue aumentando y encendió las luces de alarma, por lo que en la tarde del domingo, Cristina le aclaró que a su hijo mayor que si no se sentía bien o el cuadro desmejoraba “lo mandaba a buscar”.
“Esto ocasionó un cruce de opiniones entre Máximo y la madre, porque él creía que el problema lo podría resolver aquí mismo y para eso se quedó Buonomo”, indicaron las fuentes a OPI. Sin embargo, el domingo —y cuando Cristina estaba en vuelo a Capital Federal—le realizaron una resonancia magnética en la rodilla derecha y descubrieron la presencia de un cuadro infeccioso. Allí, el médico se comunicó con la presidenta y ésta, sin dudarlo, ordenó disponer el Tango 01 para que regresara a Río Gallegos a buscar a su hijo.
“Fue ahí donde discutieron fuerte con Máximo, porque él no quería saber nada que lo mandaran a buscar. Estaba preocupado, porque si alguien se enteraba lo escracharían con fotos y sería todo un tema del que iban a hablar hasta cansarse en la prensa”. “Vos te venís o te voy a buscar yo”, le habría dicho la jefa de Estado por teléfono sin importar la repercusión que tendría tal acción.
Frente al temor de Cristina de que Máximo dudara abordar la máquina, fue la propia Presidenta la que decidió subirse nuevamente al Tango 01 y volver a Río Gallegos. “Yo viajo, porque si (Máximo) no quiere subir lo voy a traer yo”, habría dicho la mandataria a sus colaboradores.
En todo momento Cristina Fernández permaneció a bordo del T-01 comunicándose con Máximo vía telefónica. Es en esa charla, fue cuando la Presidenta le informó que estaba en la ciudad y, que si no venía él, iría a buscarlo.
El valor por hora de movilizar una nave como el Boeing presidencial ronda los 13 mil dólares. Pero todo sea por la tranquilidad de una madre preocupada.
Equipo de Actualidad de Tribuna de Periodistas