Se ha dicho —y escuchado, por supuesto— miles de veces que “el fútbol es pasión de multitudes”. No menos veces, seguramente, habremos escuchado otra frase hecha que dice: “El fútbol es el reflejo de la sociedad”.
Es imposible disociar, entonces, el comportamiento de las personas, en general, dentro de un estadio de fútbol con el comportamiento de estas mismas fuera de ellos.
Existen muchísimos paralelismos que nos hacen pensar que es todo más o menos parte de lo mismo. No por casualidad la mayoría de los clubes están en banca rota. No por casualidad, el motivo es el mismo: mala administración, robo y despilfarro.
Tampoco podemos dejar pasar la coincidencia que los barrabrava, y aquí podremos decir con seguridad que absolutamente todos, son los mismos que participan en actos de partidos políticos cumpliendo diversas funciones. No por casualidad son los mismos, y no por casualidad todos están ligados al poder político de turno, desde el mandamás, el “Padrino” Don Julio Grondona hasta el último integrante de una barra del más humilde de los clubes.
El fútbol argentino hoy sufre los mismos males que la nación: violencia y delincuencia por un lado y robo y despilfarro de dinero por otro.
No ha de llamarnos la atención, entonces, que el kirchnerismo haya decidido involucrarse y financiar ese deporte a través del “Fútbol para Todos”, y mucho menos debe llamarnos la atención que los directivos de los clubes hayan aceptado este pacto único en el mundo.
Es lo que podríamos denominar “un matrimonio por conveniencia”, aunque en realidad se asemeja más a una asociación ilícita que a otra cosa.
Es evidente que “Don Julio” es lo más parecido al kirchnerismo. En otras palabras, en su dilatada carrera no solo no hizo absolutamente nada para mejorar el fútbol argentino, sino que muy por el contrario, permitió que se vaya cayendo a pedazos. Campeonatos mal organizados, papelones con el seleccionado nacional, violencia permanente en los estadios, clubes en banca rota son algunos de los ejemplos que puede mostrar la gestión Grondona, más allá de la acumulación de poder típica y comparable con cualquier dictadorzuelo totalitarista. Una comparación que coincide a las claras con el kirchnerismo.
Hoy, como dijimos, los dos problemas centrales que envuelven al fútbol son los mismos que padecemos los ciudadanos argentinos: La violencia y el deterioro económico, por más que el gobierno nacional, a través del INDEC, se empeñe en tapar.
Todo esto, especialmente la delincuencia, quedó más que expuesto con la aparición del presidente del Club Atlético Independiente, Javier Cantero, quien en una actitud inédita en nuestro país se abocó a la difícil tarea de erradicar a los barrabrava del club.
¿Cómo puede ser entonces que una actitud tan positiva y digna de emular sea ignorada por absolutamente todos los demás presidentes de los clubes restantes? Pero no solo eso; lo más preocupante es que desde el gobierno nacional, lo único que hicieron es decir lo políticamente correcto: “Apoyamos lo que está haciendo Cantero, que cuente con nosotros para lo que sea necesario”. Eso fue todo, nada más.
Claro… es lógico… si se actuara en consecuencia y se hiciera lo que se debería hacer, en menos de 24 horas el problema estaría solucionado, ya que todos, absolutamente todos los dirigentes de los clubes saben quienes son estos delincuentes, pero hay un pequeño gran detalle: son cómplices. Tanto los directivos de los clubes como los funcionarios políticos.
Volviendo al principio, es verdad que el fútbol es el espejo de nuestra sociedad. Cuando vemos que un Club de la envergadura de River Plate está pasando por lo que está pasando, tanto en lo institucional como en lo deportivo, junto con Independiente —que está prácticamente fundido por la malversación de fondos de su ex presidente Julio Comparada— y San Lorenzo y Racing Club, que están en situaciones muy parecidas, es imposible no preguntarse: ¿Cuáles son los logros de Don Julio Grondona? ¿Por qué el Estado que toma cartas en el asunto para financiar el fútbol no puede meter presos a cien delincuentes responsables de muertes y violencia en todos los estadios todos los fines de semana?
Repito: son los mismos, los mismos dirigentes, los mismos intereses y las mismas metodologías.
Para el final, dos reflexiones:
1-En un país donde es mucho más difícil ser Presidente de
2-Si un gobierno no puede controlar a un puñado de delincuentes que dominan el deporte más popular de
Pablo Dócimo
Twitter: @pablo_docimo