Mientras muchos aún se preguntan por qué Cristina Kirchner decidió el "repliegue" de la Gendarmería Nacional, el incipiente Plan Nacional de Abordaje Integral parece ser la respuesta de todas las dudas y suspicacias.
A través de ese programa, el Gobierno ha movilizado en los últimos días a centenares de efectivos de las fuerzas armadas y de seguridad para tareas de contención social en villas de emergencia de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires.
Según reveló diario Clarín este domingo, empezó a hacerlo a principios de junio, "pero luego ordenó darle bajo perfil a esta medida con pocos precedentes en la historia argentina. Los militares han ayudado ante desastres naturales pero no lo hacen como una tarea casi permanente".
El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, es la cara visible del plan, a través del cual el Ejército mandó tropas y equipos a cuatro barrios pobres de la localidad bonaerense de San Martín, cercana a Campo de Mayo; la Fuerza Aérea desplegó un hospital militar de campaña y otros equipos en la villa “1-11-14”, ubicado en el Bajo Flores detrás de la cancha de San Lorenzo y la Armada a la villa 31 de Retiro, según revelaron a Clarín fuentes militares.
Lo que escapa a lo publicado por ese matutino, es uno de los motivos por el cual se ha decidido enviar a las Fuerzas Armadas a los lugares de posible conflicto en ciernes: el temor a un ¿inminente? estallido social. "Lo que quieren evitar mayormente son los saqueos, hay un informe interno en Casa de Gobierno que habla de esa posibilidad", admitió a Tribuna de Periodistas uno de los analistas no políticos de Casa de Gobierno —el único, en realidad— que aporta ideas al plan de abordaje.
En ese marco, la presencia de la Gendarmería serviría para disuadir a potenciales saqueadores. Y en caso de que ello no funcione, actuaría directamente esa fuerza para calmar los ánimos.
Para provocar más resquemor, el fin de semana un importante supermercado ubicado en San Martín comenzó a preparar a sus empleados ante la posibilidad de que empiece a haber saqueos.
Cómo comunicar y no preocupar
Si bien el despliegue de los uniformados no es nuevo -comenzó a principios de junio- sí parece haber cambiado la estrategia comunicacional.
Por lo menos es lo que mostró el secretario de Seguridad, Sergio Berni, quien este viernes aseguró que “ni de aquí en adelante ni nunca” el Gobierno ordenará a las fuerzas de seguridad federales “a reprimir una protesta social”.
Berni, junto a la ministra de Acción Social, Alicia Kirchner, parecen estar detrás de la movida, siempre bajo el conocimiento de Cristina Kirchner.
Pase lo que pase, la decisión de recurrir a uniformados para "contribuir" a la contención de sectores marginados amenza con despertar una nueva polémica sobre el uso de los militares en tareas de seguridad interior.
La polémica recién empieza.
Diego Goldberg