Acorralado por la falta de fondos, Daniel Scioli acaba de tomar la medida más antipática e impopular de los últimos años: el desdoblamiento en cuatro cuotas mensuales del aguinaldo para todos los empleados públicos de la Provincia.
En los principales despachos bonaerenses saben que esa decisión es el principio de tiempos más difíciles para el Gobernador. Según la lógica sciolista, y aún cuando el Gobierno nacional no envió los fondos prometidos para afrontar las obligaciones salariales, no conviene pelearse con Cristina Kirchner.
Los funcionarios provinciales —Alberto Pérez, Silvina Batakis, Alejandro Arlía— desplegaron una estrategia más que conciliadora para explicar por qué no hay plata para pagar el aguinaldo: consiste en el revisionismo histórico de los vaivenes financieros de la Provincia y su objetivo es transmitir la idea de que es un problema de arrastre que hizo eclosión ahora. Desde la Nación hacen todo lo contrario. Son obvios los intentos por instalar la idea de que Scioli no es un buen administrador de recursos. O un buen gestor. Florencio Randazzo, Aníbal Fernández, Amado Boudou —"desfreezado" para criticar al Gobernador— y otros voceros habituales de la Casa Rosada regalaron frases en este sentido.
Al sciolismo le espanta la posibilidad de que asocien al Gobernador con una actitud deficitaria a la hora de gestionar. Se entiende: desde La Plata están construyendo una candidatura presidencial y, claro, nadie quiere un presidente que tenga un historial de fracasos administrativos. No sería nada fácil ser candidato y tener que alejar ese fantasma, admiten fuentes políticas que acompañan a Scioli desde hace años. Sobre este tema, el próximo turno electoral presidencial, el kirchnerismo casi blanqueó su intención de explorar una reforma de la Carta Magna para posibilitar un nuevo mandato de Cristina.
La Escuela Nacional de Gobierno, dependiente de la Jefatura de Gabinete, inauguró un ciclo de pretenciosos debates bajo el título "Hacia una nueva Constitución". Participarán dirigentes políticos vinculados al oficialismo. ¿Seguirá pensando Scioli, luego de los fondos que nunca llegaron, en desinflar su postulación si la Presidenta es habilitada para un tercer mandato? ¿O se prepara ahora para combatir una eventual reforma? Preguntas que se develarán pronto. Lo que seguro sabe el Gobernador es que él, aún cuando siga siendo el peronista que mejor mide en las encuestas, jamás será el delfín que elija la Presidenta para la continuidad del proyecto. Barrunta, además, que se vienen más torniquetes financieros aplicados desde la Rosada y que, por aquella flacura de fondos, él no tiene muchas más opciones que la conciliación y los buenos modales.
Al menos hasta el año próximo, cuando se lleven a cabo las elecciones legislativas: hoy nadie se atreve a jurar que el sciolismo y el kirchnerismo puro vayan en una misma boleta. El Gobierno, además, avanzará en una estrategia para acotar la capacidad de armado político de Scioli, a quien tratarán como un rival. Si ya era poca la obra pública que desarrolla la Provincia por su cuenta, desde ahora habrá sequía total. Lo acaba de confirmar el ministro Arlía, a cargo de Infraestructura: ya no se harán emprendimientos que no tengan el financiamiento previamente acordado. ¿Mala noticia para los intendentes? No necesariamente. En un capítulo más de la estrategia para aislar a Scioli, el kirchnerismo se encargará de arreglar directamente con ellos, sin pasar por el escalón provincial. Lo que venían haciendo hasta hoy, pero ahora sin disimulos protocolares.
Lo dicho: vienen tiempos agitados en el horizonte sciolista. El universo gremial de la Provincia rechaza el aguinaldo en cuotas y alista medidas de fuerza para hoy y para el viernes. Los más duros dicen que sólo es el comienzo. Aún los sindicalistas más cercanos a Scioli parecen no tener más opciones que ir al paro ante el enojo de sus bases. El Gobernador sabe que cada paro, cada marcha, cada protesta en su provincia tiene repercusión nacional. Los asesores vernáculos y extranjeros de Scioli ya trabajan en un plan para atenuar esa reacción negativa. En pocas horas, en calle 6 recibirán las primeras encuestas que registran el impacto del desdoblamiento del aguinaldo en la opinión pública.
Rumores y temor
El otro fantasma que debe alejar Scioli es la versión, particularmente extendida en el mundillo de los empleados públicos, de que su gobierno podría emitir cuasi monedas, al estilo de los recordados patacones. La ministra Batakis viene siendo la encargada de explicar que es "económicamente imposible". Desde lo técnico tiene razón, porque hay impedimentos legales para hacerlo. Pero acaso haga falta un pronunciamiento del propio Gobernador porque la versión viene circulando hace tiempo, en especial luego de una reunión que el bonaerense mantuvo con el cordobés José De la Sota, que también atraviesa una situación de asfixia financiera combinada con una mala relación con la Casa Rosada, luego de la cual trascendió que se analizaron mecanismos alternativos de financiamiento.
Mariano Pérez De Eulate
NA