La semana pasada, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recurrió nuevamente a su habitual “pasando revista”.
En esa oportunidad, en vez de mostrar una edición del diario Clarín común y corriente, por segunda vez exhibió la portada de ese medio en una impresión de la tapa mucho más pintoresca: un poco más grande que la real y pegada a una placa de telgopor. Allí, criticó algunas notas, títulos e incluso el criterio de edición del diario a la hora de ubicar las noticias.
Sin embargo, tal detallada y prolija crítica para exhibir la primera plana del medio que más odia, podría estar jugándole en contra. Según el abogado, periodista, y doctor en Comunicación Pública, Gonzalo Peltzer, la costumbre de Cristina es perjudicial.
“No creo que sea una buena idea mostrarse débil ante el diario que ella misma denuesta: está aceptando la fuerza informativa de Clarín, pero además prueba que el diario le marca la agenda y que va por delante. Y si Clarín va por delante, ella y sus ministros van por detrás cuando salen inquietos a desmentir lo que dice el diario, y lo hacen para colmo con un discurso cargado de errores”, indicó Peltzer en su blog.
“Más todavía, cualquiera se da cuenta de que los medios amigos del poder no le están alcanzando para contrarrestar los embates del diario que los ataca”, agregó el respetado periodista.
Lo cierto es que el recurso de Cristina para comunicar sus críticas a los medios, recuerda a otros gobiernos populistas latinoamericanos, como el caso de Hugo Chávez y Rafael Correa, quien recientemente llegó al punto de romper en vivo un ejemplar de La Hora.
“Esta actitud es una tentación de los autoritarios en el poder, que Cristina Fernández no debería imitar. Les encanta mostrar los diarios que estudian con devoción (son los mejores lectores que tenemos): los marcan, rayan, rompen, tiran a la basura, pegan en foam boards o usan como espadas de papel. Allá ellos. Pero insisto en que preocuparse tanto por lo que dicen los diarios está probando que lo que les importa es el relato y no la realidad, que es la única verdad, como decía Juan Perón”, añade Peltzer.
Pero además de mostrar una debilidad infundada —un diario no pudo hacer tambalear a una Presidenta elegida por el 54% de los votos—, Cristina publicita a Clarín con cada crítica. Y es que el espectador que no leyó la edición a la cual la mandataria dedica su discurso, se ve obligado a hacerlo.
La pelea que aún mantiene el Gobierno con Clarín desde 2008, no ha hecho más que favorecerlos a ambos. El grupo sigue manteniendo crecimiento en ventas y ganancias, mientras que se mantiene en el podio del medio gráfico más leído de la Argentina. Entretanto, el oficialismo gobierna el país hace casi una década.
Eliana Toro
Twitter: @toroeliana