Finalmente pasó el 8 de noviembre. Y fue mucho más del 8N que muchos esperaban y unos cuantos temían. Fue gigantesco. Lo mejor de todo quizá sea la forma en que pasó: en paz, con cientos de banderas argentinas, con el himno nacional entonado a coro y sin orquesta y con dos pedidos que encabezaron la lista de demandas al gobierno de turno: libertad y justicia. Precisamente las dos garantías que el pueblo siente que comienzan a peligrar y que ha dejado bien en claro anoche, que no permitirá por nada del mundo que sean avasalladas.

Anoche se vivió la manifestación más grande de los últimos años. Los datos oficiales (Policía Metropolitana) hablan de alrededor de 700.000 personas. Yo estimo que fueron muchas más. Un dato que sirve de referencia: en el cierre de campaña, Alfonsín convocó a 1.200.000 personas en la mitad de cuadras que se ocuparon anoche. Esto habla a las claras de que el único convencido y consciente de que las cosas no están bien, es el pueblo. Y anoche lo expresó contundentemente.

Yo caminé con la gente en mi ciudad, Escobar, y viví en carne propia el amor por el país; un sentimiento expresado de tal manera por millones de argentinos aquí y en el mundo, que debería avergonzar a toda la clase política. Nunca escuché y canté el himno nacional con el fervor y el amor que se hizo ayer. Y eso es porque estamos orgullosos de ser argentinos y de vivir en este suelo.

Los funcionarios oficialistas siguen diciendo que no entienden el mensaje, que no hay una “comunión de ideas”… No nos tomen por estúpidos. Sobre todo usted, señor Aníbal Fernández. No olvide que ya todos sabemos que usted se escapó en el baúl de un auto y eso le quita cualquier autoridad moral para hablarnos de la “claridad del mensaje”. El mensaje es claro, conciso y directo: el gobierno se está equivocando con las políticas actuales. Está excluyendo a buena parte de la población, inclusive a aquellos que pretende “incluir”, porque no están dadas las condiciones para que ningún argentino, de la clase que sea, pueda progresar o planificar un futuro. La infraestructura nacional se cae a pedazos; el dinero de nuestros abuelos se usa para tapar agujeros de empresas deficitarias; la inflación no se controla porque sus responsables no saben cómo; no hay políticas definidas ni efectivas para promover el empleo y la educación; no hay un plan de salud que cubra las urgentes necesidades del sistema sanitario nacional; no hay políticas de seguridad ni de inclusión social que logren bajar los índices de delincuencia y eso no se soluciona con planes o subsidios sino con oportunidades que promuevan el desarrollo y el crecimiento sociocultural de la gente. No se haga el que no entiende. Porque está hablando de personas, no de animales. Si usted no quiere o no está capacitado para reconocer la importancia y la magnitud del mensaje que el pueblo les está dando, entonces creo que su carrera como político ha sido un verdadero fracaso y debería dedicarse a otra cosa más acorde con su corta capacidad intelectual. No nos provoque. Porque ese tipo de actitudes del gobierno, son las que convocaron al 13 de setiembre y magnificaron y cuantificaron la manifestación de ayer.

Anoche nosotros, el pueblo, dejamos bien en claro que el poder es nuestro. Y si logramos capitalizar ese poder y redistribuirlo entre nosotros mismos, probablemente surja una nueva clase dirigente totalmente limpia, sin pasado político, con convicciones pero sin conveniencias; creíble y respetable, dos adjetivos que no merece la clase política actual; con el compromiso y la honestidad que no tendríamos que estar pidiéndoles a quienes hoy hacen de cuenta que gobiernan, porque debiera ser requisito obligatorio.

Insisten en que haya un líder; yo les aconsejaría que dejen de hacerlo. Porque el pueblo es su propio líder y su poder reside precisamente, en que no hay una cabeza a la que ustedes puedan cortar; no hay una figura a la que puedan desacreditar y defenestrar impunemente como suelen hacerlo con la mayoría de aquellos que se expresan abiertamente contra el gobierno. Además, en el momento en que el pueblo necesite un líder, lo va a tener. Y ese líder va a contar con el apoyo de toda la gente.

Ustedes reiteran siempre que gobiernan por decisión del pueblo, porque ganaron con el 54% de los votos. Pero no se olvide que ninguna de las políticas que se aplicaron durante 2012 y que provocaron la indignación de la gente, formaron parte de la campaña presidencial. Y anoche mucha de la gente que se manifestó, es la misma que creyó en las promesas del 2011.

Yo les aconsejaría que empiecen a escuchar y se esfuercen por entender. Caminen las calles. Eso les hará comprender que no son superiores a nosotros y les recordará que somos sus empleadores. Que su deber y obligación moral es trabajar para cubrir nuestras necesidades; para proveernos de todo aquello que necesitamos y merecemos, ya que ustedes no hacen más que administrar nuestro dinero. Esfuércense al máximo por traducir en acciones todo lo que les estamos diciendo; porque el pueblo no es ignorante y no puede arriarse como ganado mediante anuncios falaces y promesas que  no se cumplen. Hoy ustedes no son parte del pueblo. Son solamente un manojo de administradores que está haciendo su trabajo pésimamente. Para ser parte del pueblo hay que vivir y sufrir con él.

Yo anoche caminé con el pueblo. Porque soy el pueblo.

Walder Martínez