El punto de no retorno es cuando un avión supera el límite de distancia desde el cual, por carencia de combustible, le resulta imposible retornar al sitio de partida. Ayer la señora que oficia como presidente de este país pasó ese punto de no retorno.
Esto se está redactando a la 2:30 del viernes 30/11; no sé en qué momento verá la luz desde TDP, nuestra casa. Pero es muy probable que para este momento ya hayan salido algunos explicadores del relato a propalar que lo que la señora quiso decir estaba referido a los abogados que hacen juicios al estado, al tema de los juicios de personal de las fuerzas de seguridad, al sobrino peluquero del Juez Griesa o a la reserva ecológica de Burkina Faso…..pero todos sabemos lo que dijo: Llamó Buitres y Caranchos a nuestros viejos. Imperdonable intolerable. Execrable.
Creo que puedo llegar a entender los motivos que llevan a esta señora a decir esta clase de barbaridades sin que se le mueva un pelo.
Ella no respeta a nada ni a nadie. Porque no conoce de respetos.
No tuvo ejemplos dignos en su vida y por eso ignora de qué se trata el derecho a defender la dignidad propia.
Hay demasiadas diferencias entres nuestros viejos y la presidente.
Nuestros abuelos y nuestros padres trabajaron toda su vida. Honestamente. Desde la escuela enseñando, desde la fosa de la estación de servicio engrasando autos, como en el caso del padre de quien escribe estas líneas, desde la oficina o desde el puerto, desde el Taxi o la línea de montaje, desde el campo arriba del tractor o desde la lancha pesquera, desde el taller de metalurgia o el de carpintería, desde el reparto de diarios o la atención del bar:
Trabajaron duro para darnos un futuro. Acaso no eran universitarios, pero sabían lo esencial: debíamos ser mejores que ellos.
Nuestros padres no fueron buitres que esquilmaron gente mediante la circular 1050. Antes bien, fueron sus víctimas.
No fueron usureros que especulaban con las necesidades de los que menos tienen para obtener réditos económicos o confiscarles sus propiedades. No fueron aves de rapiña, como la señora presidente y su difunto esposo.
Y lo único que quisieron es tener derechos en su edad final, para poder comprarles regalos a sus nietos, para poder pagar sus medicaciones, o para poder seguir ayudando al hijo al que las cosas no le marchan bien. En definitiva, querían que les permitan usar el dinero que ellos mismos habían entregado al estado durante todo su ciclo laboral útil, durante toda una vida.
A ver si queda claro que lo que los viejos reclaman es SU plata, no la del estado ni la de la presidente. Es de ellos, les pertenece, y gente como Néstor y Cristina Kirchner se la confiscaron y se la llevaron. Hemos tenido demasiados buitres a lo largo de nuestra historia. Buitres con carnet de funcionario público. Buitres militares de uniforme y buitres civiles con banda y bastón presidencial.
No consigo conformarme con decir que “derrapó”, que “se fue al pasto”, nada más. Es poco. Es escaso. No me alcanza.
Lo que hizo la presidente fue mostrar en público su peor cara: La del cinismo irrespetuoso, la del odio cruel e impiadoso. La de la bajeza humana más patética del que no es capáz de respetar y honrar ni siquiera a sus mayores.
No acostumbro a escribir en caliente. No es bueno para nadie, y no sé si, de última, no es también un modo de perjudicar un poco al medio amigo que tiene la gentileza de publicar nuestros pensamientos.
Pero estoy cabrero y no lo puedo disimular.
Y estoy cabrero porque esta mujer está llevándonos al paroxismo de la sinrazón. Porque su palabra cada vez revela más y más esa hipocresía que la define y la dejará en la historia como la más siniestra de todas.
Cristina Fernández será un ícono del error electoral en la Argentina.
¿Qué es lo que pretende ahora? ¿Que sus seguidores comiencen a tomarle bronca al abuelo por ir contra el modelo, contra el Reich de los mil años?
¿Que porque la tía hizo un juicio pretendiendo cobrar lo que le corresponde desaten una Guerra del Cerdo y comiencen a perseguir y estigmatizar a nuestros viejos?
Vea, Presidente, si algo está claro aquí es quienes son los dignos, y quienes son los buitres.
Usted no tiene ni antecedentes ni mínima catadura moral para salir a estigmatizar a nuestros viejos. Y tampoco tiene la más elemental inteligencia de respetar a los que por haber transitado muchos más Eneros pueden aconsejarnos y ayudarnos a entender y ser mejores.
Usted es una autodidacta de la soberbia. Una advenediza a quien el destino puso al frente de un país que alguna vez fue muchísimo mejor que esta republiqueta absurda en la que usted y su marido han logrado convertirlo.
No conozco a ningún jubilado que haya amasado una fortuna cobrando el 4% de los subsidios a las empresas de servicios. No conozco a ninguno, pero le juro que a ninguno, que presente una declaración patrimonial de 82 millones de pesos, apenas el blanco, apenas la punta del monumental iceberg de dinero que usted y su marido han amasado de manera ilegal.
Usted tiene una fortuna dineraria incalculable, tiene propiedades millonarias y riquezas. Pero todo lo que tiene es fatuo, no tiene una sola moneda ni un sólo ladrillo ganado con el sudor de su frente.
Usted jamás podrá entender el orgullo de ser digno.
Usted tiene, apenas, un carnet que dice que es presidente de este país.
Por el camino que lleva, alguno de estos días, alguna de estas noches, se verá en la mayor de las soledades, gritando por los jardines de Olivos.
Dos muchachos grandotes vestidos de blanco irán a su encuentro, y con palabras estudiadas la convencerán para que se coloque esa prenda blanca y los acompañe.
Todo será como en un filme de clase C, acorde a su protagonista…
Saldrá de la quinta mirando por la ventana de la ambulancia sin entender muy bien qué es lo que hacen esos 5 chicos que la saludan desde la vereda…..tienen ajadas remeras de La Cámpora, gritan que son los soldados del pingüino…..usted ni recordará quien era el pingüino, ni quien era usted, ni sabrá bien qué hace allí Mientras la medicación hace su efecto, la somnolencia la ganará lentamente…..y conforme usted se duerme, la Argentina comenzará a despertar de una de sus peores pesadillas.
Pasado el punto de no retorno, sólo puede aspirar a un piadoso retiro terapéutico….ha ido demasiado lejos esta vez, y esto ya no da para más.
Fabián Ferrante
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