Así como a la finalización de cada año suelen hacerse balances, al comienzo de uno nuevo también, por lo general tiene que ver con una especie de proyección o de proponerse algunas metas. Todo esto, en función a lo que fue y lo que vendrá.
Hacer una proyección o predecir qué ocurrirá en el país en este flamante 2013 sería, teniendo en cuenta la metodología kirchnerista, algo así como acertar la lotería, puesto que sencillamente, es prácticamente imposible predecir lo impredecible.
Ese es el adjetivo más adecuado del modelo: impredecible. Uno basado en dos pilares, exportación de soja y un gasto público deficitario, que solo apunta al clientelismo, la demagogia y el populismo. Esos son los dos ejes del kirchnerismo, en esos dos ítems se resumen toda la política social y económica del gobierno nacional y popular.
Lo que sí se puede enumerar son las dificultades que deberá sortear Cristina Fernández. Dificultades que, por otra parte, fueron generadas por el propio kirchnerismo.
En primer lugar, podría citarse que el monto de intereses de la deuda pública en 2012 fue de aproximadamente $50 mil millones que se pagan con más emisión, o sea inflación, que fue del 25% en 2012, y se calcula llegará al 30% en 2013, por más que digan lo contrario, INDEC mediante.
A esto debe agregársele que, en lo político, el gobierno nacional apuntará todas sus decisiones al electorado a raíz de las elecciones que se avecinan, por lo tanto, algo es seguro: habrá mayor gasto público y mayor emisión de pesos, cosa que, indefectiblemente, como sabe cualquier economista, la mayor emisión inducirá a una aceleración de la inflación.
Otros problemas que deberá resolver Cristina y que, en honor a la realidad, no tiene la menor idea de cómo solucionar, son el cepo al dólar —confirmado por la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont— aumentos salariales, más los aumentos a jubilados y planes sociales, a lo que se le suma el debate por el límite no imponible del Impuesto a
Por último, no hay que olvidar la delicada situación fiscal por la que atraviesan las provincias, de las cuales la más complicada es Buenos Aires.
Si se presta atención, todo gira sobre lo mismo. El resultado de una administración prácticamente desquiciada, que solo apunta a un gasto fiscal desbordado, con el agravante de que, producto de esa mala administración, brillan por su ausencia las inversiones y, por el contrario, lo único que se logra es la fuga de capitales. De ahí el famoso “cepo al dólar”
Sin embargo, es imposible predecir sobre lo impredecible, por lo tanto la posibilidad de adivinar con qué se despachará mañana o la semana que viene el Gobierno es algo que ni ellos mismos saben. Lo único que puede anticiparse, es solo una lista de los problemas a resolver. El cómo, se verá, o no, con el correr de los meses.
Pablo Dócimo
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