Ante la falta de capacidad de gestión de Cristina Fernández de Kirchner para administrar eficientemente la cosa pública, sus enfrentamientos con los medios, la justicia y cuanto ser pensante no comparta sus políticas, y dado su aislamiento político, vengo escuchando a ex funcionarios kirchneristas y algunos analistas que dicen: “Esto no pasaba con Néstor” o “Cristina ha destruido el proyecto que Néstor quería construir”. Francamente no entiendo qué quieren decir cuando formulan esas afirmaciones, como si Néstor Kirchner hubiese sido un demócrata republicano que no quería construir un poder hegemónico.
El famoso proyecto político de poder hegemónico lo inició el fallecido ex presidente y lo continuó Cristina Fernández y, francamente, no percibo grandes diferencias ni en los estilos ni en el fondo de la administración de la cosa púbica. En todo caso podría argumentarse que Néstor Kirchner pudo aprovechar más el viento de cola y que en su período había más recursos para impulsar el populismo que se inició en 2003 por una cuestión de riqueza acumulada anteriormente para repartir más precio de la soja. Para decirlo de otra manera, Néstor Kirchner aprovechó el inicio del ciclo populista y Cristina pudo cosechar parte de sus frutos pero también empezó a recoger los costos del populismo iniciado en el 2003, y el actual estado calamitoso de la economía es la evolución normal de todo proceso populista que se basa en estimular artificialmente el consumo, dilapidando el stock de capital existente, desestimulando la inversión, violando la propiedad privada y generando un serio proceso inflacionario.
En lo que hace a los enfrentamientos, recordemos que Néstor Kirchner tuvo su acercamiento con el grupo Clarín y luego terminó levantando el cartelito de Todo Negativo por TN. Además, su relación con los medios no fue tan diferente del que tiene actualmente Cristina Fernández. Néstor Kirchner utilizaba el atril de la misma forma que hoy la usa la presidente. De manera que en materia de comunicación no veo tanta diferencia.
Por citar otro ejemplo, fue a principios del 2007 cuando se intervino el INDEC y se distorsionaron las estadísticas. Cristina Fernández se limitó a continuar con esa herencia.
Hoy vemos que prácticamente no hay ministro de Economía y esa modalidad la inauguró Kirchner luego que Lavagna renunció en el 2005. Fue el ex presidente el que inauguró este proceso de que el presiente tomara el control de la economía en sus manos, por cierto con escasos conocimientos de esta ciencia. No percibo que Cristina Fernández tenga menos conocimientos de economía que Néstor Kirchner. La dinámica intervencionista, de consumo de stock de capital, de emisión monetaria y de aumento del gasto público comenzó bajo su mandato. Recordemos que en 2005 empezó complicando la actividad ganadera con el resultado que se consumieron 12 millones de cabezas de stock ganadero y hoy seguimos pagando las consecuencias de tener carne de mala calidad y precios altísimos, al tiempo que los frigoríficos están en quiebra porque ni siquiera se exporta carne en cantidad.
El retraso de las tarifas de los servicios públicos cubriendo la diferencia con subsidios, se inició en el primer ciclo del kirchnerismo. Y la caída del tipo de cambio real comenzó en su período. Lo que ocurrió es que venía con el colchón de la devaluación del 2002 que le dio margen para anclar el tipo de cambio mientras la inflación se aceleraba.
El conflicto con el campo se produjo bajo la presidencia de Cristina Fernández pero fue Néstor Kirchner el que organizó actos y lideró el enfrentamiento con el sector agropecuario.
Si mal no recuerdo, fue Néstor Kirchner el que impulsó a Moreno, sobre el que en algún momento dijo que era más bueno que Lassie, pero las groseras intervenciones del secretario fueron vistas con simpatía por el santacruceño. El creía que la economía se manejaba a las trompadas igual que lo cree Cristina Fernández.
¿Se hubiese rodeado Néstor Kirchner de los poco calificados jóvenes de La Cámpora? Esa es una hipótesis difícil de responder, pero de lo que sí podemos estar seguros es que no hubiese tenido colaboradores con la capacidad necesaria para llevar adelante la cosa pública, por la sencilla razón que todo gobernante con inclinaciones autocráticas tiende a rodearse de los peores elementos de la sociedad, dado que necesita gente que obedezca ciegamente sus órdenes, por más repulsivas que puedan resultar.
¿Hubiese roto relaciones con Moyano? ¿Quién puede responder a este interrogante? Pero en todo caso, hoy el líder sindical cae menos antipático porque se opone al régimen autocrático, pero recordemos que mientras el ex presidente vivía, Moyano atropelló todo lo que pudo. De todas maneras, haciendo un ejercicio de imaginación, dado que el populismo tiende a agotarse en la fiesta de consumo, hoy Néstor Kirchner tendría el mismo dilema que Cristina Fernández: no poder satisfacer las demandas salariales que piden los sindicatos porque la economía no genera la riqueza necesaria para satisfacerlas.
Por citar un último ejemplo que me viene a la memoria, ¿alguien recuerda alguna reunión de gabinete durante la presidencia de Néstor Kirchner o también trabajaba aisladamente?
Mi impresión es que todo lo que hoy está pasando, también hubiese pasado con Néstor Kirchner en la presidencia, tal vez con ciertos matices, por la sencilla razón que el modelo económico lleva, inexorablemente, a escaladas cada vez mayores de intervencionismo económico lo cual conduce a menos república. Es de manual que una intervención lleva a otra.
Además, el populismo requiere de un gasto público creciente, y Néstor Kirchner era un populista como lo es Cristina Fernández, de manera que el problema fiscal lo hubiese tenido igual que lo tiene Cristina Fernández.
Y en materia institucional tampoco fue un hombre que se inclinara por la democracia republicana. Su actuación como gobernador en Santa Cruz y luego en la presidencia de la Nación son evidencias elocuentes sobre sus inclinaciones hacia el autoritarismo.
De manera que cuando escucho decir: “Esto con no Néstor no hubiese pasado” me suena más argumento para despegarse de los resultados catastróficos que ha tenido el kirchnerismo que a un argumento diferenciador en la forma de gestionar y respetar las instituciones.
Dicho de otra manera, el problema que hoy tiene Cristina Fernández es que 10 años de populismo destruyen cualquier economía y, por lo tanto, ella está pagando el costo de las políticas que aplicó bajo su mandato, más las que heredó de su esposo.
No es cierto que el desborde inflacionario, el ataque a la propiedad privada, el desprecio a las instituciones y demás tropelías no hubiesen ocurrido. Hubiesen ocurrido igual porque el mayor intervencionismo y la escases de recursos para sostener le populismo obliga a avasallar y destruir las instituciones. Populismo es sinónimo de destrucción económica e institucional, por lo tanto, cualquiera sea el presidente que sostenga políticas populistas termina cayendo en los atropellos que hoy vemos en Cristina Fernández.
En definitiva, la crisis actual, económica e institucional, no es porque está Cristina Fernández y no está Néstor Kirchner. La crisis actual es resultado de la dinámica del modelo autocrático y populista, más allá de los nombres.
Si a quienes se quieren despegar del fracaso del proyecto iniciado en 2003 le viene bien argumentar que con Néstor esto no hubiese pasado, es una cosa. Pero la realidad es que aquí el problema no es él, ella o cualquier otro, sino que son la concepción autoritaria y la impericia en la política económica las que están llevando a la Argentina a un abismo. El populismo es esto que estamos viendo, independientemente de quien sea el populista de turno. El populismo es destrucción económica y avasallamiento de las instituciones.