En un sitio de Facebook, que tiene algo más de un millón de miembros, pusieron una pregunta para que la gente opinara, la pregunta era: “¿Qué opinas de Jorge Lanata?” Me resulto interesante y a la vez preocupante leer los comentarios de las personas afines al Gobierno. Activados como cuando apretábamos el botón de play de las viejas caseteras, empezaban a recitar una cantidad de palabras y descalificaciones, una tras otras.
Lo interesante fue ver que todos ponían exactamente lo mismo, con lujo de detalles. No está mal si te resulta desagradable Lanata, o si pensás que no es el mismo que antes, pero en ese sitio, la pregunta quedó en segundo lugar; en primer lugar y lo destacado fue ver el lavado de cabeza que está sufriendo nuestra sociedad.
No fue una coincidencia que todos los detractores de Lanata pusieran lo mismo. Al leer los comentarios, lo primero que vino a mi cabeza fue 678, Duro de Domar, TVR, Víctor Hugo. ¿Por qué? Porque son exactamente las palabras que salen día tras día de la boca de los conductores de esos programas. Como conductor de un programa, puedo decir que Lanata es un mercenario, pero cuando lo repito todos los días, mes tras mes, año tras año, es claro que intento implantar un pensamiento en la cabeza del televidente. Y entonces recordé algo: el famoso perro de Pavlov, que al escuchar el sonido del plato empezaba a babear.
Estos ciberkirchneristas, al escuchar el nombre de algún opositor, empiezan a lanzar palabras grabadas en su cabeza como si rezaran el Padre Nuestro. En mis años de vida, jamás vi semejante lavado de cabeza, lo preocupante es que lo hacen a la vista de todos, no es que los K tienen un rayo láser que de noche mientras dormimos penetra en nuestros cerebros y nos graba pensamientos. Lo hacen por los canales de aire a la vista de todo el mundo.
El aparato de propaganda del Gobierno logró golpear el plato y que el perro empiece a babear.
Juan Manuel
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