Una Presidenta que defiende el modelo vietnamita de explotación laboral mientras que habla de inclusión social. Un discurso que apela a la unidad, el amor y la paz riéndose de los gobernadores opositores, como el socialista Antonio Bonfatti, de Santa Fe, de manera cobarde. Músicos y artistas populares que pasan la boina por los gobiernos de turno anestesiados ante el aplauso militante. Punteros que arrean masas cada vez más pequeñas “dibujando” el escenario ideal para recibir a la Reina. Y una pleitesía que, día a día, se vuelve más y más surrealista. Mar del Plata: entre el relato y la realidad.
La revolución no será televisada
No es lo mismo ver y escuchar el doble discurso y la mentira por televisión que ser testigo directo de la reescritura del pasado y el engaño del presente.
En una de las peores temporadas turísticas de los últimos años, Mar del Plata, conserva la grandeza de un balneario de la Argentina que nunca pudo llegar a ser. En campaña permanente, los funcionarios oficialistas se pasean a diestra y siniestra y los accesos a la ciudad aparecen pintados con promesas de Cristina eterna, 2015 y nombres que se cuelgan a la grandeza de una mujer más, que “solo es la Presidenta de los 40 millones de argentinos”. Allí está el del afamado Cheppi, embajador argentino en Venezuela que denunció el supuesto engaño de Jorge Lanata en el país de Chávez ante las cámaras de 678. El momento de gloria y el informe de PPT posterior, agrandó su figura en la ciudad de Amado Boudou, el vice amigo de un tal Alejandro Vandenbroele.
Semanas atrás, Cristina Fernández de Kirchner recibió a la Fragata Libertad en esas mismas costas, acompañada de “la militancia” que la resguardó de silbidos, malos trances y una furiosa manifestación “cacerolera” que intentaba hacerse oír. Hacerlo tuvo sus consecuencias y, muchos de los que participaron en esa “campaña antiargentina”—como los hubiesen catalogado los uniformados que tomaron la Argentina por asalto el 24 de marzo de 1976— aún sufren extraños llamados a sus casas particulares. Esas familias que salieron a manifestar su bronca quedaron fuera del relato oficial. Las repetidoras de los canales capitalinos y los medios marplatenses obviaron mencionarlos, como así también se olvidaron de preguntar, algo al menos, a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, el pasado viernes 25 de enero, cuando se presentó en el Instituto Saturnino Unzué a inaugurar una sala de teatro bautizada “Leonardo Favio”.
En Mar del Plata la televisión digital satelital, libre y gratuita se ha instalado en los hogares más desprotegidos de una sociedad que anda como puede, en dos velocidades y a punto de chocar. Los canales de aire que se captan en Mar del Plata son la Televisión Pública con sus clásicos noticieros en que las únicas malas noticias son las que atañen a la ciudad de Buenos Aires —demostrando la falsedad del federalismo expresado en sus slogans— y el Canal 8, una repetidora boba de Telefé.
El paquete digital de 22 señales incluye al aburrido C5N, Canal Encuentro para tele y celulares, TV Pública, Incaa TV —un Volver nac&pop— Paka Paka y su mensaje a los niños con conductores que parecen imitar a Enrique el Antiguo de Guillermo Francella, CN23 con un noticiero que lo conduce… ¡Camilo García! (periodista chimentero que lloró la muerte de Néstor en 678 y, casualmente, hijo del creador del mote de “periodismo militancia”, el ex Telam, Martín García), Ta Te Ti (otro canal infantil que pasa Garfield), Telesur (TV venezolana), Construir TV (la UOCRA presente), Deport TV (un canal de fútbol sin la liga española, italiana, inglesa ni argentin), Viajar, Vivra, Tecnópolis, 360 TV (el invento de Darío Villarruel, el ex programador de Telefé), Suri TV y un canal de música clásica que se ve como si el Atlántico rompiera sobre el televisor.
En el Unzué —un edificio gigante semi abandonado que funcionaba como hogar de ancianos y que el kirchnerismo rebautizó como una especie de Tecnópolis costero o un Ex Esma, pero sin choripanes— descubrió una bella plaqueta homenajeando al recordado director de cine, Leonardo Favio, Alicia Kirchner, acompañada por el Intendente de la ciudad, con Edgardo Nieva —el actor que interpretó a Gatica—, Liliana Mazure al frente del Instituto Nacional de Cine y de las autoridades del Espacio Cultural. Todos juntos, luego de degustar un delicioso catering, recibieron las palabras de la Presidenta a través de una de las extensas y tradicionales “teleconferencias”, en un marco que incluyó a “la militancia” con sus banderas, sus micros y su impaciencia gritando en el predio —lejos del “salón vip”— y funcionarios que se peleaban por ser más papistas que Pío XII.
Luego de una larga espera en silencio, en que solo la prensa oficialista (o sea, toda) podía acceder a la conferencia sin preguntas de Alicia K, arrancó la esperada teleconferencia. Cristina se molestó cuando la encargada de la cooperadora del Unzué le retrucó que no se trataba de una cooperativa (“¡Es lo mismo, che!”), habló de un espacio cultural ubicado en pleno centro (por esas casualidades, este cronista veraneó una semana a tres cuadras del espacio cultural y escuchó, sin dormir, cada noche, los recitales gratuitos para unas pocas decenas de personas que asistían al predio de Río Negro y la Costa, o sea a unas 30 cuadras del Casino de MDP) y de una asistencia de más de 50 mil personas.
El Unzué abrió en enero del 2013 bajo el slogan “El verano de un amor” y contó con la presencia de Miss Bolivia (autores del tema “Nunca Más”), La Franela (gran banda que le arruinaron o dejó que le arruinen su tema insignia como cortina de 678), El Otro Yo (Aldana, su cantante, suena para dirigir el canal Sonar TV), Onda Vaga y Científicos del Palo, entre otros.
Además dieron cátedra José Pablo Feinmann, Víctor Hugo Morales, Felipe Pigna y Ricardo Forster, entre otros. El moderador era Jorge Dorio, la nueva figura de 678 que el día en que llegó Alicia —no desde el país de las Maravillas—, dijo que en el 2003 presenció los primeros encuentros del futuro presidente Néstor Kirchner cuando era simplemente un loco que venía de Santa Cruz. (¡Extraño! Lo recuerdo mejor analizando sociológicamente a los participantes de Gran Hermano por aquellos años de los que, tiempo después, todos dicen haber formado parte.)
Gatica. El Mono
Dorio calentó la llegada de Alicia Kirchner con un diálogo imperdible con el actor Edgardo Nieva, quien repitió mil veces la palabra “peronista”, con orgullo y virulencia para los suyos y también los “hijos de puta del gorilaje”.
Los punteros, entre los que —casualmente— encontré a un excompañero del colegio secundario al que casi expulsan por un asuntito con la venta de drogas entre sus pares, oficiaban de reidores de espacio televisivo, pero sin cámaras y sin éxito, ante humildes mujeres con sus bebes en brazos que sostenían banderas de La Cámpora, Kolina, Movimiento Evita, La Orga, Peronismo Revolucionario, entre otros, haciendo malabarismo.
El actor que alcanzó la gloria interpretando a Gatica, el célebre boxeador del primer peronismo, recordó una anécdota en que Néstor corrió a “mocasinazos” a dos ladrones que acosaban a su esposa y a uno de sus hijos en las calles porteñas de Recoleta, allá por el 2002. “Así era, un loco lindo y joven como ustedes, que, si no es en el 2015, será en el 2019 que tomarán el poder y terminarán la obra de Cristina”, decía a las masas. Pequeñas masas. ¿Alguien se imagina a Néstor corriendo a dos chorros descalzo con un mocasín como arma? Nieva y Dorio, sí. “Se es argentino y se es peronista y eso nos hace únicos”, remató el actor que equiparó al aguante de La Cámpora con el de la Guardia de Hierro y los Montoneros. El retiro de la Plaza en 1974, el abucheo al General, el llamado de “imberbes” y la Triple A, no merecieron ni un párrafo por parte de los disertantes nacionales y populares.
Alicia en el país de las Maravillas
Y Alicia hizo su aparición vestida como un hada: con zapatitos color crema para la ocasión, sonriente ante la televisión que reflejaba a una Presidenta que pedía por el gobernador Bonafatti con tono irónico y acompañada por la funcionaria Liliana Mazure, al frente del INCAA, quien luego me diría que Cristina “jamás tiene traspiés”, ante mi pregunta sobre el caso “Ricardo Darín”.
El destino de los 80 millones de pesos invertidos en el Unzué es un misterio para los vecinos que critican la utilización partidaria que se realiza en el predio, al igual que los cachés que reciben los artistas que tocan para los militantes que son traídos en micros, principalmente, desde Batán.
Ee día, Alicia se reunió con 400 jefes comunales de todo el país, marcándole la cancha a un Daniel Scioli que también tiraba la casa por la ventana con un mega recital de Diego Torres frente a la playa Varese, y un show de fuegos artificiales inolvidable. La ola naranja también ofrece recitales a diario mientras los carros de cartoneros y los trapitos intentan sobrevivir en esa sociedad que funciona a dos velocidades y que amenaza con derrapar, como en diciembre último cuando los saqueos, como el de Campana, terminaron violentamente. Esa misma ciudad elogiada por la Presidenta por contar con “pleno empleo”.
Una muestra más del neosurrealismo cristinista.
Luis Gasulla
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