Durante la mañana de este domingo, la noticia de que 245 personas murieron y otras 48 se encuentran en hospitales luego de que un incendio en una discoteca en la ciudad de Santa María, en el sur de Brasil, conmocionó no solo a Brasil, sino a también a la Argentina, por sus asombrosas similitudes con los hechos que dieron como resultado a la tragedia de Cromañón ocurrida en diciembre de 2004.
La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff decidió cancelar su participación en la reunión de jefes de Estado, en Chile, para regresar a su país y ocuparse de la tragedia ocurrida esta madrugada.
El accidente brasileño reavivó el fuego respecto a las responsabilidades políticas de la desventura del boliche porteño y varios, vía Twitter, se encargaron de señalar las diferencias en cuanto a la manera en que las autoridades de ambos países se manejan ante las tragedias.
Hay que recordar que, a fines de 2004, cuando ocurrió el siniestro de República Cromañón, los Kirchner volaron de inmediato a Santa Cruz y solo hubo silencio oficial, lo mismo que con la tragedia de Once.
El periodista Ernesto Tenembaum, en su libro “¿Qué les pasó?”, describe con sapiencia la reacción del kirchnerismo en aquellos duros días post Cromañón: “El matrimonio Kirchner había ido a descansar a la bellísima localidad de El Calafate. Era año nuevo, venían de meses muy intensos, era lógico que quisieran celebrar en familia. No alteraron sus planes.”
Continúa Tenembaum: “Durante siete largos días, el dolor se había apoderado del país. Los líderes de ese país eran Néstor y Cristina Kirchner. No sólo no volvieron del sur, no sólo no se acercaron al lugar de la tragedia, no sólo no recibieron a los familiares. No dijeron una sola palabra, no exhibieron una sola señal de que la tragedia también los enlutara a ellos.”