Mucho se ha analizado sobre el desempeño de la Presidenta Cristina Fernández en la Universidad de Harvard esta semana, sobre todoal momento de recibir preguntas de los estudiantes. Sin embargo, resulta preciso volver a abril de este año y conocer cómo la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sorteó a su manera el momento más incómodo de la ponencia: las preguntas de los estudiantes.
En el discurso introductor, y haciendo un mea culpa, Dilma calificó como "muy grave" el retraso en la educación en Brasil, indicando que es un problema a resolver "desde la guardería hasta la universidad," a la vez que consideró necesario resolver algunas "deficiencias" que existen en la investigación científica en Brasil, para dar prioridad a la innovación.
Sin embargo, la parte más delicada de la charla, fue cuando se abrió una sesión de preguntas de la audiencia.
Dos estudiantes venezolanos cuestionaron duramente a su presidente sobre la situación política en Venezuela, y le preguntaron a Dilma si tenía alguna "recomendación" para Hugo Chávez.
"No reclamo el derecho a hacer recomendaciones a ningún país", contestó la mandataria carioca, después de decir que tiene un gran respeto por Chávez.
Una de las preguntas más filosas, fue acerca de cómo deben sentirse los brasileños frente a los frecuentes casos de corrupción que socavan la credibilidad de los políticos de ese país.
“Una de las cosas que me preocupa es la falta de conciencia política. Como sabemos, la congresista más votada de Brasil es Tiririca, que literalmente ganó las elecciones pidiendo el voto para aquellos que no saben lo que es un congresista hace. Esto refleja nuestra falta de conciencia política, en general. Yo personalmente tengo un gran dilema, y es si debía o no entrar en la política. Soy una persona bien entrenada y bien intencionada. Y mi pregunta es si debo o no experimentar este estigma malo que existe en Brasil, de que todo político es corrupto”, indagó el joven.
“Creo que debemos tratar a la corrupción y la lucha contra la corrupción. No se puede tener esa visión de que si no participas en la política, no sufrirás las consecuencias de cualquier acto de corrupción. Hay que ver al corrupto y también al corruptor”, contestó Rousseff.
"La democracia es el mejor antídoto contra la corrupción. Cuanta más gente participe, habrá menos espacio para que los políticos cometan actos que no son correctos", añadió Dilma en esa oportunidad, y aprovechó para pedirle al estudiante brasileño que hizo la pregunta, que se integre a la política: "Yo te lo pido, participa”.
Al llegar de Estados Unidos, Dilma dio impulso a un proyecto anticorrupción para establecer nuevas sanciones a las empresas que sobornan a funcionarios públicos y políticos.