En los últimos años hemos tenido “abogados exitosos” a cargo del Poder Ejecutivo, que solamente han generado divisiones irreconciliables, luchas internas y aumento explosivo del consumo de drogas, con la consecuente inseguridad generada, relatos increíbles, no aceptado ni por ellos mismos, y que no han podido evitar la pobreza, discriminación y sobre todo desaliento.
Lo peor de estas políticas de saqueo, entrega de riquezas naturales, concentración de los medios de producción en manos de empresas extranjerizadas, destrucción de nuestros medios de comunicación terrestre, marítimo y un enorme déficit en el transporte aéreo, es la de llevar al pueblo a un estado de resignación opresiva, con la creencia de que no tenemos solución.
Es cierto que, como dijo en sus profecías Benjamín Parravicini “la Argentina debe prepararse a sufrir. Tendrán unos mandones que la reducirán a un comunismo de corte fascista. La muerte correrá por las calles”, pero no nos deberían quedar dudas de las intenciones gubernamentales, con observar los viajes de la Presidenta, a los regímenes angoleños, asiáticos y latinoamericanos, donde se practican políticas antidemocráticas, comparar a nuestro Padre de
Ahora bien, qué hacemos nosotros para evitar que nos pase lo que nos pasa, y digo nosotros refiriéndome al ciudadano en general, ya que de la mal llamada oposición no se puede esperar ninguna solución, pero del habitante argentino, tan apegado a escribir en páginas web su descontento evidenciado en todos los medios que permiten su publicación, me pregunto, qué hacemos para el cambio.
Ya expresé en otra carta de lectores, que muchos se contentan con cacerolear, (el 13S y el 8N son los estandartes proclamados como una épica popular y sí que lo fueron), pero está demostrado con la reacción del Gobierno, que este redobla su apuesta, no surten los efectos buscados y pasan a ser meros hechos históricos de la manifestación popular.
Entonces, ¿qué hacemos? Mi abuelo italiano me diría, “que fachiamo, va fangulo”. Por supuesto, el italiano lo comprendo y hablo algo, no creo que la escritura sea correcta, pero entiendo que todo el mundo comprende lo que diría mi abuelo, que vino de Italia “morto di fame”, como indicó la Presidenta, pero éste y muchísimos otros más muertos de hambre, fueron los que construyeron a este país, saqueado posteriormente con la complacencia de los muchos funcionarios que supimos conseguir, que si bien el himno, no habla de ellos, sería interesante cambiar algunas estrofas al respecto, ya que fue más importante que los laureles obtenidos.
Sin embargo, espero que tantos escribas de páginas web, tuits, estados en Facebook y correos electrónicos, tendríamos que ocuparnos de “ocupar”, y es válida la redundancia, los cargos que delegamos en cualquiera y sobre todo en personas que en su vida hayan tenido que lucharla como los muertos de hambre.
Tomemos como ejemplo al Lula de Brasil, y sobre todo lo que el país hermano ha hecho en materia de irrumpir en el contexto mundial, en el lugar que nosotros abandonamos por propia voluntad, sino no se acreditaría el 54% de los votos que el modelo recibió en la última elección.
Por todo lo antedicho, es que propongo una unidad en un movimiento de honestos y capaces, se llame como lo quieran llamar, pero que exprese en su plataforma lo que todos los hombres de buena voluntad que según
Recojamos el guante, y veamos si somos capaces de algo más que quejarnos permanentemente.
Walter A. Gazza