Sumando los impuestos nacionales, provinciales y municipales, los trabajadores en blanco se encuentran restringidos por el Estado de disponer de algo más del 50 % de sus ingresos.
En los últimos 10 años, los trabajadores vienen soportando una presión tributaria adicional del 20 %, la que se estima alcanzaría niveles récord en 2013.
Así por ejemplo para este año, el Gobierno Nacional ha decidido recaudar $ 1 por cada $ 2 que generen los trabajadores, en tanto quiere ingresar a sus arcas unos $ 825 millones sobre un PBI de más de $ 2 millones y medio conforme lo aprobado en el Presupuesto Nacional, de los cuales la AFIP dice que necesita algo más del 30 %, pero que en realidad se aproximaría al 50 %, si se considera una proyección de algo más del 20 % de ingresos provenientes del trabajo informal.
Entre las deducciones previsionales de los trabajadores en blanco, más el proporcional en concepto de Impuesto a las Ganancias, el Impuestos sobre los Ingresos Brutos, IVA, ABL, Impuesto sobre los Combustibles y otros, se espera para los próximos meses una presión tributaria superior a la soportada en 2012.
Este esquema además, al trasladarse al sector industrial, comercial y de servicios, algo así como el 40 % de la economía, termina perjudicando nuevamente a los trabajadores cuyos salarios pierden cada vez más poder adquisitivo.
Hace diez años, la presión tributaria soportada por los trabajadores era de casi el 25 %, llegando en 2012 a consumir cerca del 33 % de sus ingresos y en los comienzos de 2013, ya supera el 50 % y continúa su ascenso.
Nidia Osimani
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