El domingo pasado, en la marcha a Plaza de Mayo recordando el 37º aniversario del golpe militar, se pudo observar una llamativa bandera del característico color rojo y negro homenajeando a los 30 mil desaparecidos, y con la leyenda “Volvimos”.
La importante bandera que paseó por la Plaza, en el acto organizado por el gobierno nacional junto con organismos de derechos humanos afines y movimientos sociales, era una creación de la “Asociación Montonera Capital”. La pregunta que surge ahora es, ¿volvieron los Montoneros?
A comienzos del kirchnerismo, la conductora televisiva, Mirtha Legrand, se refirió al regreso “del zurdaje” luego de tantos años de neoliberalismo. Directamente le preguntó en la cara del flamante presidente, Néstor Kirchner, quien estaba acompañado por su esposa, la diputada santacruceña, Cristina Fernández, si era posible imaginar el regreso “del zurdaje” al país. El matrimonio se rió. Kirchner fue moderado, pero luego del conflicto con el campo, sus discursos se endurecieron y comenzó a hablar de “amigos” y “enemigos” de la Patria.
La división social aumentó tras su muerte y la profundización “del modelo”, como afirman los propios referentes del “cristinismo”.
El rumor del regreso al país de Mario Firmenich en un mega acto fue archivado ante las críticas de amplios sectores de la sociedad, pero la inserción de uno de sus hijos, Facundo, como uno de los líderes de La Cámpora, abre sospechas.
La aparición de esta bandera es significativa. La agrupación montonera se ha expandido por todo el país en forma silenciosa, al igual que los campings y encuentros de militancia del Movimiento Evita, liderado por Emilio Pérsico. Mientras que La Kolina afianza la candidatura de Alicia Kirchner en la provincia de Buenos Aires y La Cámpora suma funcionarios en todos los estamentos del Estado, agrupaciones más duras, en sus discurso y en sus acciones, afloran por todo el territorio.
En las redes sociales, en especial Facebook, existen grupos de Montoneros en las principales ciudades del país, como Rosario y Córdoba. Las llaman “bases”. Reivindican tanto al Che Guevara como a Hugo Chávez, sin olvidar la influencia de “él”. Sin tapujos hablan de la lucha armada y no esbozan ninguna autocrítica de lo acontecido en los años 70, como la propia Estela de Carlotto le escupió, radialmente, al periodista Ernesto Tenembaum, a quien no le perdonaron su apoyo irrestricto a los familiares de la tragedia de Once ni su pase, hace algunos años, al grupo Clarín.
Todavía no está claro quiénes son sus referentes o, tal vez, permanezcan en las sombras, latentes, agazapados.
Militantes de estas organizaciones afirman que el diputado camporista, Andrés “Cuervo” Larroque, tendría llegada directa con el “querido y respetado”, Mario Firmenich, exiliado en Europa.
En 2010, anunciaron su reorganización a nivel nacional sobre la base de las estructuras orgánicas ya existentes en Mendoza y Córdoba. "No hemos enterrado las armas", habían asegurado en ese entonces.
Mientras tanto, la palabra “Montoneros” vuelve a reinventarse, y ocupa el lugar de eso que alguna vez se conoció como peronismo.