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Una democracia imperfecta

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LA MIRADA "TUERTA" DE LA HISTORIA
LA MIRADA “TUERTA” DE LA HISTORIA

El domingo pasado se cumplieron 37 años del golpe de estado de 1976. Mucho se ha escrito al respecto a lo largo de los casi 30 años de fallida recuperación de la democracia.

 

El hecho que se conmemora no es secundario, sino quizá determinante. Una experiencia hasta ahora imperfecta, dado que no se ha podido cumplir, al menos mínimamente, con las ideas básicas de la denominada multipartidaria, creada en 1982 y como rememoración de aquella fuerza que Perón y Balbín habían formado a principios de los 70, la designada entonces “hora de los pueblos”.

Tanto en aquel momento, como en la dictadura posterior, los procesos militares se pretendían fundacionales (en el caso del golpe del Ejercito con Juan Carlos Onganía) o, como plan de mínima, se proponían determinar y condicionar su propia salida (en el caso de Lanusse, en el 71/73, o Videla/Viola en los fines de los 70 y principios de los 80) a lo que llamaban “normalización”, reconociendo que su propia acción era algo anormal, en un Estado moderno que se pretendía constitucional y occidental.

Malvinas, luego, no permitiría el sesgo pretendido por “los generalitos de West Point”, pero la Argentina era otra, muy distinta, en la post guerra referida.

Se ha hablado mucho de la dictadura, también se ha escrito, mucho.

Una de las misiones (auto referenciadas en aquel entonces como) fundamentales del arma Ejercito, ya entrado el año 1975, consistía en eliminar a los que ellos denominaban subversivos. La resistencia de los 50 y primeros 60, la guerrilla de los finales de esa década se habían puesto espesas, ya no resistían, sino pretendían subvertir el orden militar primero, y la débil democracia incipiente del 73, después.

Dentro de esta escala o regla de los subversivos, se encontraban los miembros y las agrupaciones que habían decidido salirse del sistema institucional, armarse, y, de manera rural o urbana, luchar contra las fuerzas armadas, en definitiva, la representación del Estado en materia de seguridad interna y exterior.

Las FFAA creían que los subversivos eran mucho más de los que realmente eran. Fueron operados por el relato guerrillero de aquel entonces, muy propensos a la palabra escrita, fácil de trasmitir por mimeógrafos, esténcil o pequeñas publicaciones clandestinas.

Los militares realmente estaban sugestionados por malos informes de inteligencia, estatales o para estatales (SIDE. SIE. SIN) y empezaron, bastante avanzado el conflicto, a darse cuenta que no eran lo les habían vendido, no eran tantos, y mucho menos, eran un ejército armado que pudiera dar la batalla mano a mano, menos aún, de frente a cara descubierta, cosa que quedó palmariamente demostrado en los ataques a los regimientos de Azul y Monte Chingolo. Ni el ERP ni Montoneros (y grupos menores anexados) era la fuerza armada que pretendían o publicitaban ser.

Así, luego del desmantelamiento brutal del ERP en Tucumán, y varios golpes fallidos, en 1975, entre los cuales estuvo la denominada “Operación Primicia” de Montoneros, operación también fallida, en la cual un grupo de conscriptos y suboficiales de menor rango lograron repeler y desarticular una columna agresora de lo mas selector de Montoneros (dicen algún diputado actual participó de dicha operación) quedó de relieve que los grupos subversivos (léase los elementos organizados, con armas) ya habían sido mayormente raleados y diezmados a fines de 1975.

La pregunta, entonces, es. ¿Para qué hicieron los militares el golpe? ¿Qué perseguían?

La redacción del decreto, ya muchas veces comentado en los medios, que reza en su parte fundamental que se ordenaba “aniquilar el accionar de la subversión” y que en realidad eran más de un decreto, fueron los número 261/75 y luego los 2770/71/72, había producido un enfrentamiento bastante agudo, dentro del sistema democrático, en el cual los subversivos ya habían menguado mucho su accionar, compacto y organizado, y se limitaban a acciones desesperadas consistentes en actos terroristas que pudieran aprovisionar armas, o resultar un golpe de efecto frente a la sociedad, que ya estaba bastante cansada de todo en 1975, pero también el enrolamiento dentro de los militantes de superficie, los que carecían mayormente de formación, armamento, etc.

Todo esto vuelve a llevarnos a la misma pregunta: ¿Para qué hicieron los militares el golpe? ¿Qué perseguían?

 

 

Razones

 

Las razones son muchas y muy variadas. Un elemento a considerar por el interesado, el analista o estudioso del tema, es que las fuerzas armadas operaban de manera inorgánica. No solo eso, operaban aún con un grado de enfrentamiento relativo entre las armas, respetando, luego del golpe, algunos acuerdos internacionales “non sanctos”, y presionados por otros factores externos, varios diferentes, y en varios momentos. Lo llamaban “área operacional” en la jerga militar (y demente) de aquellos hombre que les tocó aquel tiempo. Por ejemplo, si en Córdoba en tal o cual barrio, había tres escuelas, y dos clubes, dicha zona podría pertenecer, supongamos, al “área operacional Aeronáutica” por proximidad. Eso no significa que otra arma incurriera en dicha zona, provocando enfrentamientos, como por ejemplo, el Ejército se “chupaban” detenidos que se alojaban en una comisaría, aún a costa del comisario de la misma, que debía entregar al supuesto detenido por sospechoso de los grupos de tareas, eufemismo utilizado en aquel entonces. Del detenido, se perdían noticias muchas veces, o aparecía a disposición del PEN, en algunos casos, blanqueado.

Entre 1976 y 1978 fueron días de furia en determinados ambientes, en especial en fábricas y algunos centros educativos, El resto de la sociedad (la mayoría) tenía una aproximación bastante lejana al problema, algunas referencias de terceros (allí nació el: “¡y, algo habrá hecho!) solo sentía los sacudones económicos, que no eran pocos.

Los militares, en especial el EA, estaba mayormente conducido por el “ala liberal”, y ya en 1976 son pasados a retiro varios oficiales de alto rango que no eran del gusto de Videla, Viola y Arguindegui, este último un oficial de alto rango que nunca fue citado a los juicios en los años de Alfonsín, quizá, por la amistad personal de Don Raúl Ricardo, compañeros ellos en tiempos del Liceo Militar (y muchos otros radicales, que formaron parte del gobierno militar como intendentes, funcionarios, etc.).

Dicha “ala liberal” gozaba del apoyo de sectores de la política vernácula, siempre enemigos del peronismo, algunos sectores radicales, y elementos de los partidos que quedaban siempre fuera del poder en las elecciones (PD, PDP, Nueva Fuerza, etc.).

Otro factor fundamental, fue la embajada de los EEUU, por lo menos hasta la llegada de Carter al poder. También la dictadura militar supo jugar a dos puntas, tanto con su homóloga dictadura, de izquierda, sí, la de los hermanitos Castro, quienes fueron el enlace no solo entre Chamorro, Massera y Montoneros (famosos pactos de París) sino con la URSS, por entonces bajo una hambruna histórica en los años 1977/79, paleada a medias con el trigo argentino, vendido a precios altísimos, acuerdo que eximió de la cárcel, la tortura y la desaparición (o de la tortura y la desaparición) a varios centenares de miembros conspicuos del PCA (Partido Comunista Argentino) quienes, en plena dictadura, gozaban de sus reuniones y con su sede de la calle Callao abierta de par en par.

Muy diferente era la historia de los muchachos del peronismo, en especial peronismo de base sindical, sufrieron en los primeros días de la dictadura la mayor parte de las desapariciones, quizá los jóvenes delegados fábrica de las grandes ciudades hayan sido los que más víctimas reales aportaron a la tragedia.

El golpe de estado tenía un objetivo, que no era otro que el alinear a la Argentina junto a las naciones capitalistas, y en especial a la embajada de EEUU. Esto se concretaría a sangre y fuego, bajo un clima permisivo por parte de una sociedad que ya estaba harta de las bombas y la muerte, y de los atentados y copamientos de regimientos.

 

 

El recuerdo del primer desaparecido

 

Emblemático para muchos, el primer masacrado del que se tenga noticia, máxime por su relevancia (había sido edecán del General Perón en 1954) fue el del Tte. Coronel Bernardo Alberte. Sí, un militar, aunque muchos no lo crean, un militar nacionalista y peronista, todo un símbolo para la oscuridad que se avecinaba.

 "¡Alberte, te venimos a matar!", gritaron los hombres del Ejército que vestían uniforme de combate. Y el teniente coronel retirado Bernardo Alberte supo que hablaban en serio. Intentó alcanzar su pistola, pero no le dieron tiempo. Lo agarraron entre varios y lo arrojaron al vacío” Esto lo relata Miguel Bonasso, un ex montonero devenido en ecologista anti K.

Alberte era un hombre íntegro, no sabía que su vida se cegaría en cuestión de días. SU valentía le permitió escribir:

“Nosotros les prevenimos que algún día vendrá el hombre sencillo de la Patria a interrogar a sus militares en actividad y en retiro. No los interrogaran sobre sus largas siestas después de la merienda, tampoco sobre sus estériles combates con la nada, ni sobre su antológica manera de llegar a las monedas, no sobre la mitología griega, ni sobre sus justificaciones absurdas crecidas a la sombra de la mentiras.
Un día vendrán los hombres sencillos de esta tierra, aquellos que fueron sus soldados, a preguntar que hicieron cuando
la Patria se apagaba lentamente, que hicieron cuando los pobres consumían sus vidas en el hambre y la de sus hijos en la enfermedad y la miseria, que hicieron cuando los gringos vinieron a imponernos esa nueva forma de vida “occidental” que todo lo corrompe y compra el dinero. 
Quizás para ese momento, la vergüenza que provoque el silencio como respuesta, no sea suficiente como castigo”.

Esa madrugada del 24/03/76 lo afianzaron las garras de los que deberían haber sido sus colegas, pero que en realidad venían a ensuciar con sangre sus uniformes, con sangre de un camarada, y no de un enemigo en el campo de batalla.

Lo agarraron escribiéndole una carta a Videla, días antes, el militar había denunciado que la Triple A había intentado secuestrarlo. El ex delegado de Perón terminaba de escribir una carta al jefe del Ejército en la que le advertía del error que significaba un nuevo golpe militar por parte de las Fuerzas Armadas.

En los días subsiguientes se cometieron muchos otros atropellos, iguales o peores, aunque la mayoría de los subversivos ya estaban muertos, o encarcelados, con anterioridad al golpe.

Los golpistas tenían planes que excedían la “lucha” anti subversiva. El país, ya no sería lo mismo. De hecho, el triunfo de Alfonsín de 1983 no fue acompañado con un examen de importancia, salvo la concreción de la loable comisión que produjo el Nunca Más, pero que no fue otra cosa que eso, una comisión.

El señor Firmenich goza de su condición de profesor en Cataluña, vive en un pueblecito pequeño y de encanto, muy lejos de desear venir a explicar el desastre que produjo por estas tierras, a las que parece, haber renunciado, sabido, quizá, que aquí tienen muchas cuentas que saldar.

La democracia nos debe mucho más que juicios a ex militares octogenarios, nos debe la investigación real de aquellos hechos, la persecución de todos aquellos que se alzaron contra un gobierno constitucional, el de María Estela Martínez, endilgándose el mote de subversivos, luego vendiéndose miserablemente a las huestes genocidas de Massera y Chamorro, todo para asegurarse impunidad ante las posibles “delaciones” de Esma y para lograr posiciones políticas (aún al costo de la vida de sus compañeros) y luego ya en democracia, se aliaron a Carlos Saúl Menem para garantizar la impunidad de sus oscuros líderes, muchos de ellos, gracias a la gran tómbola que es la política argentina, hoy funcionarios del poder de turno, de un gobierno que se cree fundador de una patria, como tantos otros antes, y que solo existe en la medida de sus intereses y placeres, a costa del fracaso del conjunto.

Muchas cosas que se irán develando en estos años por venir.

 

José Terenzio

 

5 comentarios Dejá tu comentario

  1. Excelente artíuclo Sr. Terenzio tal cual el golpe de 1976 era una Proyecto Político Social que buscaba modelar la estructura Política Social y Financiera de la Argentina con la excusa de combatir una guerrilla ya derrotada en el campo militar.

  2. Señor Terenzio: Ante todo quiero dejar en claro tanto mi desprecio por las acciones posteriores al golpe del 76 como por los que han matado o hecho desaparecer gente en este país. Ese desprecio es tanto para los miembros de la Fuerzas Armadas como por los subversivos que junto a la incapacidad gobernante en esos días hizo posible que el golpe se ejecutara y nadie en este país hiciera ningún esfuerzo para mantener aquel gobierno realmente desastroso y que nos estaba llevando al abismo. La situación era en ese momento de un desmadre total y no había tampoco decisión de los políticos de proceder al juicio político de la Presidente, que era en ese momento imprescindible para salvar las instituciones de la República. Creo que su afirmación poniendo solamente a los políticos de la UCR siendo cómplices de la administración luego del golpe es sectaria. Un colega suyo, que evidentemente ha abrevado en una hemeroteca (cosa que todos deberían hacer en lugar de creer en libros generalmente tendenciosos o que solo reflejan tangencial o sectorialmente la realidad de aquellos momentos y seguramente muchos de ellos, escritos con la honestidad del pensamiento del autor no de la absoluta realidad sucedida) y tampoco en artículos tendenciosos comandados por un peronismo que nos ha gobernado por más de 20 años de los últimos 30, siempre barranca abajo sin soluciones de ningún tipo para salir de la mediocridad, ha obtenido los datos que podrán ser verificados por Ud. Cuándo dice Ud.:“quizá, por la amistad personal de Don Raúl Ricardo, compañeros ellos en tiempos del Liceo Militar (y muchos otros radicales, que formaron parte del gobierno militar como intendentes, funcionarios, etc.)” se olvida de los peronistas y otros partidos. Dice ese periodista, que además cita las fuentes de la información : “La UCR, con 310 intendentes en el país, secundada por el PJ (partido presuntamente “derrocado”), con 192 intendentes; en tercer lugar se encontraban los demoprogresistas con 109, el MID con 94, Fuerza Federalista Popular con 78, los democristianos con 16 y el izquierdista Partido Intransigente con 4”. Creo que es necesario investigar sobre lo que se va a publicar. Es más serio. Otra cosa: Dicha “ala liberal”. ¿No es “ dicho ala liberal”. Creo que es “el ala” y no “la ala”. Otro: “gozaba del apoyo de sectores de la política vernácula, siempre enemigos del peronismo,”. Del mismo artículo antedicho: El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, (perteneciente al FREJULI, Frente Justicialista de Liberación), manifestaba antes del golpe: -Marzo 1976-El presidente de la Cámara de Diputados, Nicasio Sánchez Toranzo, afirmaba: “Doloroso es el precio que pagan los hombres de armas en el cumplimiento de los deberes que la hora les impuso. Que este sacrificio no sea en vano por la renuencia de la civilidad”, la entonces diputada Nilda Garré que también en ese momento representaba al PJ denunciaba: “Las cotidianas desapariciones… y tantos otros hechos similares vienen formando un siniestro rosario de crímenes miserables que se suceden sin que un solo culpable sea identificado” , el también entonces diputado Carlos Kunkel no matoneaba a nadie, hacía silencio. El dirigente justicialista Jorge Antonio manifestaba: “Si las FF.AA. vienen para poner orden y estabilidad, bienvenidas sean” , el Diario “La Prensa ” informaba: “Hubo 1.358 muertos desde 1973 por acciones terroristas” . El 23 de marzo de 1976 otra vez el diario de Héctor Timerman ”La Opinión” titulaba: “Una Argentina inerme ante la matanza”, y agregaba: “Desde el comienzo de marzo hasta ayer (22 días), las bandas extremistas asesinaron a 56 personas”; esa fecha, ” La Razón ” redundaba: “Es inminente el final. Todo está dicho”. Los siete jueces que en 1985 juzgaron a los comandantes fueron funcionarios judiciales del Proceso, y el fiscal de aquel polémico juicio, el Dr. Julio Strassera, fue nombrado fiscal y luego juez, precisamente, por Videla. No se conoce ninguna denuncia por “violaciones a los derechos humanos” efectuada por estos hombres del derecho durante su desempeño como funcionarios de la “dictadura genocida”. No creo que encuentre Ud. a ninguna persona que con honestidad intelectual crea que la situación del país en 1975/76 fuese normal, tranquila, esperanzadora o siquiera pasable. Era horrible dia tras día y fue por eso que nadie defendió a aquel Gobierno. Ni los peronistas lo hicieron. Fuesen políticos como Carlos Ruckauf, Antonio Cafiero, Jorge Taiana (todos ministros de Isabel), gremialistas como Casildo Herrera, Lorenzo Miguel o Roberto Otero (que fue su ministro de Trabajo, el que corrió alrededor de la mesa de reuniones del gabinete de ministros a Celestino Rodrigo para pegarle) entre muchos otros. Lo que vino después fue lamentable, pero en marzo de 1976 el país era víctima de un desmanejo de todas las variables por absoluta incapacidad de su Gobierno. Atentamente.

  3. José, muy buena nota. Faltaría hacer una referencia a que en los meses previos al golpe, todos las fuerzas políticas lo proponían, empezando por Balbín y la UCR y terminando por el Partido Comunista, que el 12 de marzo publicaba en su medio, Nuestra Palabra, la necesidad de un inminente gabinete cívico-militar... Y tanto un Casildo Herreras, como un Lorenzo Miguel, capos de la burocracia sindical, que tenían fluídos contactos con Videla y con Massera... De más está decir, que el plan estretégico general de las conducciones político militares de ERP-Montoneros, fogoneaban el golpe, hay documentos gráficos y audiovisuales, de referentes de ambas organizaciones que lo corroboran. Por izquierda y por derecha, se hizo un gigantesco movimiento de pinzas para destruir lo poco que quedaba entonces del peronismo como movimiento nacional. Luego, en democracia, la vocación de travestis de la política de los peronistas se volvió una compulsión neurótica. Sí, ahora, luego de Roma, van a ser nacionales, populares, bolivarianos y "católicos", nada los detiene, su obscenidad no tiene límites. Abrazo

  4. La teoría del articulista, no deja de ser eso: una simple teoría sin sustento histórico en la que se hace abstracción de las realidades políticas, económicas, sindicales, militares, internacionales y geopolíticas que derivaron en el golpe de marzo de 1976. El tema da para un largo debate que no se puede realizar en pocas líneas y con el reducionismo que se pretende, dando por verdades reveladas circunstacias relatadas parcialmente, fuera de contexto, arrogando responsabilidades excesivas e interesadas a una parte y liberando a otras de las suyas tergiversando su verdadera magnitud. Valga solo el recuerdo de la anarquía en que se sumió la Argentina después de la muerte de Perón y la asunción de "Isabelita", con todas sus fallas de fábrica y ruinas por mérito propio. Para el resto, no es necesario irlo "develando en los años por venir". Conocer los años pasados y sus completas verdades es material suficiente para que las fantasías se refuten por sí mismas.

  5. Sr. José Terenzio, muy bien descripto el derroteo argentino, pese a que algunos no quieran ver lo obio. Puede que algo se devele en este país,,,, no lo cre,o que los responsables quieran que se revelen sus actos ( por cierto muchos muy mezquinos ), no se atreven a que los critiquen. No por nada "cala bien" la postura de estre gobierno de dividirnos, de no aceptar crítica alguna. De nadie, aunque sea de sus filas.

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