En este año electoral, los políticos y, lo que es peor, los gobernantes, salen a cerrar sus negocios especulativos sobre los cadáveres y el sufrimiento de la gente.
Es de tan mal gusto el discurso que repugna escucharlo. Mañana inauguran una obra que se hizo provocada por la muerte de no sé cuántos ciudadanos inocentes y allí están, como buitres, cortando la cinta.
Cuando llueve en demasía lo primero que hacen es señalar con el pulgar al cielo y es tan fuerte la indignación que uno desea que un fedayín se los corte para que con lo que les queda señalen hacia abajo, el infierno, que es donde deben estar.
En 2003, el exgobernador Reuteman, premiado por la ciudadanía santafecina como su representante en el Senado de la Nación, se convirtió en uno de los grandes responsables de los daños materiales y humanos causados por la inundación del Río Salado en
Mauricio Macri, lo primero que dice luego de regresar de sus vacaciones en Brasil, ya que su Jefe de Gabinete tampoco podía hablar, pues estaba en Europa. Este señor también señala el cielo, pero es más cauto, solo habla de cien años.
Ahora bien, el absurdo es magnificar el agua caída en función del mes. Es decir nunca llovió tanto en abril, por lo que debemos suponer que los daños varían según el mes del año. Entonces cuando colapsó todo hace cuatro meses debemos deducir que nunca había llovido tanto en el mes de diciembre.
Mauricio Macri, queriendo pasar como el político solidario y contemporizador, ofrece su ayuda a Scioli cuando había ocho muertos en la ciudad, como jamás hubo tantos en las lluvias históricas de 1912, 1930, 1965, 1974, 1985, 1990, 2000 y 2010.
Por más que le escape al bulto, durante su gestión tuvo ocho muertos por una inundación, y en lugares donde nunca se dio con tanta intensidad.
La Ciudad cambió su fisonomía, ¿se hicieron las obras complementarias en función de las autorizaciones edilicias? ¿Se buscó otra forma de escurrimiento cuando se reemplazaba tierra por cemento? ¿Alguien cuestionó la construcción de Tecnópolis y lo que acontecía con el arroyo Vega? ¿O todos callamos como un fuenteovejuna al revés? Porque la corporación política se cubre las espaldas mutuamente porque todos, absolutamente todos los gobernantes de la Argentina tienen prioridades políticas, por lo cual derivan fondos a publicidad que los potencia para el futuro o para mantener una burocracia partidaria.
La frutilla del postre es lo acontecido en La Plata, donde las autoridades no apelaron a la historia, sino a la cantidad de agua caída; entre 300 y
En Capital Federal, por el arroyo Vega y en Buenos Aires, por el arroyo El Gato; obras que no se hicieron porque el Gobierno Central, dando un ejemplo más de lo que le importa la gente, por cuestiones políticas de dos posibles adversarios políticos (Dios nos libre, por favor), no autorizó los avales para solicitar créditos.
Ahora bien, si los gobernadores de ambos distritos no conocen la dimensión de los daños que pueden ocasionarse si no se hacen las obras estamos en el horno. Y si ante la actitud del Gobierno Nacional, los dos distritos mas importantes del país no disponen de u$s80.000.000 para hacer las obras, estamos al horno y con papas.
Cansan, por decirlo en forma civilizada; juegan con fuego, danzan al lado del volcán.
Todos, absolutamente todos, tienen harto al pueblo argentino. A pesar que muchos estén usufructuando determinados beneficios, como los subsidios en Aerolíneas Argentinas, el reintegro de los dólares gastados en el exterior, servicios públicos baratos, festival de feriados.
Saben que pasa, incapaces. Un día la gente se da cuenta que cuando regresa del viaje todos los beneficios que tuvo son insignificantes ante la pérdida de sus bienes por recurrentes problemas climatológicos o la sensación de inseguridad.
El 18 de abril tendrán una demostración de lo que digo, no pongan cara de distraídos, porque el mensaje es para todos. Vayan arreglando sus cosas; ya son el pasado de
Javier Ordoñez