En un programa televisivo del 14 de abril conducido por el periodista Jorge Lanata, se mostró un video de una cámara oculta hecha a un joven contador llamado Leonardo Fariña. Este personaje se jactó ante el periodista de manejar y sacar del país una inmensa fortuna producto de sobreprecios y otros negocios turbios, del empresario multimillonario Lázaro Báez.
El señor Báez, que hace poco más de 10 años era un humilde empleado bancario, estuvo estrechamente vinculado al círculo íntimo de amistades del ex presidente Néstor Kirchner y su esposa. A partir de esta cercanía al poder experimentó un ascenso explosivo en su capital, transformándose de la noche a la mañana en un poderoso empresario de la construcción, tal es así, que a sus empresas se le adjudicaron casi el 100 x 100 de toda la obra pública que se realizó en Santa Cruz en estos últimos años.
El mecanismo del surgimiento de su fortuna es sencillo. Las obras que el gobierno de Kirchner licitaba eran adjudicadas por medio de un procedimiento fraudulento siempre a las empresas de Báez. El trabajo a realizar llevaba un 100 o 150 por ciento de sobreprecio, “Lo que sobraba” era el dinero a repartir que llegaba a Buenos Aires desde Santa Cruz, y desde allí se enviaba a Montevideo, desde donde se remitía a Empresas fantasmas creadas en paraísos fiscales en el exterior (unas 50), que servían de puente para a su destino final Suiza, a nombre de los hijos de Báez y otros testaferros.
Con esta operatoria se sacaron del país en el primer trimestre del año 2011 unos 55 millones de euros divididos en cuentas de U$S 1,5 millones para evitar sospechas del organismo internacional que busca evitar el lavado de dinero (GAFI).
Claro que estas maniobras no pudieron pasar fácilmente desapercibidas. Por ello ya en el 2011 el señor Fariña fue investigado por enriquecimiento ilícito, e inclusive se denunció que detrás de este existía una poderosa asociación ilícita cuya cabeza era el difunto Néstor Kirchner.
Cabría preguntarse entonces: ¿Cuánto dinero se robaron en esta década infame del gobierno de los Kirchner?, atendiendo que Lázaro Báez no es el único empresario amigo del poder. Habría que investigar las maniobras de otros operadores como Julio De Vido, o los negocios de Cristóbal López, a quien le adjudicó la explotación del juego por 37 años en un acto de impudicia e impunidad.
Lo más grave es que esto no es un acto simple de corrupción de un funcionario, es una mecánica de robo perfeccionado, amplificado y generalizado como política de Estado.
En todo el país se hicieron obras públicas y con un mecanismo similar, ya que las provincias no intervenían ni en la licitación ni en la contratación de las empresas, que era resorte exclusivo de
De modo que estaríamos en presencia de la más brutal corrupción que esta Nación tenga memoria.
Todo esto ya lo aplicaba Néstor en Santa Cruz cuando era gobernador, el apriete a la justicia, recuerden el caso del Procurador General de esa provincia echado por Kirchner en 1995 por pretender investigarlo. Después de varios años de juicio,
Silenciar a los medios opositores por medio de la compra de voluntades o por actos de sabotaje contra alguna emisora FM que se animaba a criticarlo, o incendios a los vehículos de sus propietarios.
El círculo íntimo de amistades como recaudadores, beneficiados con la obra pública, el juego etc.
Ese es el modelo del que habla el gobierno, tratar de hacer a nivel nacional lo que se hizo en Santa Cruz, muchas de estas cosas ya lo consiguieron porque se lo permitimos.
Argentinos: defendamos lo que aun queda de nuestra Nación, luchemos contra este nuevo avasallamiento que se pretende llevar a cabo con esta supuesta democratización de la justicia, en busca de impunidad para sus crímenes.
Luis Razzolini
luisrazolini@gmail.com