Recién a comienzos de la próxima semana se comenzará a movilizar el aparato de campaña de uno de los candidatos que, según los primeros sondeos, amenaza con alzarse con el primer lugar del primer distrito argentino,
Las muestras en conurbano son sorprendentes, en especial, en el primer cordón.
Esto ha puesto muy nerviosos a todos, empezando por el kirchnerismo —que pensaba dar batalla allí, en el primer cordón, tratando de recuperar algo de la clase media trabajadores desventajada— pero también pone muy nervioso al de Narvaísmo y a los progres de Ricardito y Lilita: un actor nuevo aparece con una aspiradora de votos que no habían previsto, o no lo habían reconocido suficientemente como real.
Sergio Massa aparece como una opción real, mucho más que
El decurso de los acontecimientos humanos demuestra, de manera ineludible, que la realidad se construye con hechos y no con pensamientos o simples deducciones: atrás quedaron, en el éter de los cientos de “cafés políticos” que por litros fueron bebidos, tertulias en las que se especularon sobre la “oportunidad” o “inoportunidad” por parte de Sergio Massa de dar el paso primero —presentar una fuerza electoral— y luego “jugar” personalmente.
Nadie llega a Mar del Plata sin salir primero de su casa, sin pasar por Chascomús y Dolores. En concreto, la disyuntiva —si existe algo comprobable en política es que es un juego de disyuntivas— era, o ser un nuevo Carlos Reutemann —una promesa siempre frustrada— o intentar un áspero y difícil camino, consistente en romper y jugarse.
La clase política vernácula, entre tantos errores de comprensión, y más aún de interpretación, salvo honrosas excepciones, no termina de entender que busca —y premia a— dirigentes que se la jueguen. Lógico, hay roles, hay expectativas. Debe haber un pensamiento y un objeto indisimulado, sino, solo espera el fracaso.
Todos van buscando su rol. Elisa Carrió, por ejemplo, es vista por la ciudadanía para el rol opositor; la fiscal de
Paso al frente, a rendir examen
Lo que demudó Massa y la pequeña entente intelectual que por ahora lo sigue —aún bastante desataviada, que deberá aumentar, corregir, pulir de aquí a 2015— es que el kirchnerismo es un gigante de barro. Un feo con plata. Y lo que es peor, un feo con plata, con plazo fijo, 2015.
El gobernador bonaerense, bastante lineal en su pensamiento —y mal asesorado, por lo pronto— en vano fue a jugar partiditos de futsal de visitante al Villa la Ñata Massa Club de la homónima ciudad Tigrense: recién ahora Scioli comprende que se quedo en una especulación infantil, quizá la misma especulación que hizo la oposición en 2009. En política no se puede dormir esperando la caída de otros, la política es una acción, más que una deducción.
Así pasaban los partiditos en
En concreto, luchan dos visiones: la felpudista de hacer la plancha que, hoy en el patetismo más cruel, termina haciendo de mayordomo y sirviente de un promediado intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde, que “goza” de un desconocimiento de al menos el 60% de los bonaerenses. Es tan, pero tan malo el análisis político de Scioli, que ni siquiera se dio cuenta de que le hubiera convenido jugarse la vida como candidato testimonial, y, así de esa manera, quizá le ganaba por un voto a Massa, y de esa manera, quedaba catapultado frente a todos —propios, extraños y los K— como candidato natural. Pero claro, si algo tiene en claro Scioli es que él no “quiere ser” algo fatal en política.
Pero no, Scioli opera políticamente con un nivel de cobardía y conformismo muy pocas veces visto, máxime en un personaje que, según todos dicen, goza de una imagen mejor al de sus evidentes pocas luces.
Hoy, la figura de Sergio Massa va eclipsando desde el vamos todas las aspiraciones del kirhcnerismo —quien no solo se jugar la ya ineviable re-re, sino, su propia inexistencia futura— su construir con los intendentes de la primera sección electoral, sus acuerdos que supieron vaciar de contenido político a muchos dirigentes de la tercera sección —es evidente en Lanús, Morón, Esteban Echeverría, y otros—; y en política lo importante es, más de lo que se vé, lo que se percibe: la primera encuesta medianamente sería le da 10% a Massa sobre Insaurralde (aclaramos, Insaurralde es el candidato K, no lo conocen muchos).
Los albores de una nueva mentalidad de centro
Una de las necesidades de todo aspirante a desequilibrar a un Príncipe, dice Maquiavelo, es presentarse como “lo nuevo”, máxime cuando el pueblo ya no ama ni teme a su Príncipe.
Ahí estamos nosotros, los argentinos. En ese momento. Quizá ese sea el principal lastre de los “Ricarditos” Alfonsín, los Binner, y los de Narváez. Ellos son los protagonistas del fiasco de 2011 (no supieron ganar, y no supieron preveer conatos de fraude, no montaron un aparta inteligente en su contra) Los pueblos no suelen dar muchas oportunidades, buscan nuevas figuras. “Si no podés, no te presentés” habría sido el consejo del Ekeko (como le dicen en el riñon político de Macri a Jaime Duran Barba) Y, Massa, habría tomado nota tanto de los equilibrios aún faltantes en sus filas, que recién se encuentran en los albores de la configuración, con proyección a 2015, lo que habría convencido al Jefe de Gobierno local, el mentado Mauricio Macri, a no participar con una lista con alto riesgo de obtener, sola, menos del 10%, dado que, el caudal electoral al que se debe aspirar en 2015 es a un caudal que no sea inferior al 35 o 40%, ya sea como cabeza, o acompañando a Massa.
En concreto, el pacto entre Massa y Macri, existe, por más que se niegue, y les conviene a ambos, al menos, por ahora.
El “pensamiento” massista
En un documento reciente publicado por el historiador Claudio Cháves, hijo del reconocido historiador peronista Fermín Chávez, se pueden observa por primera vez los primeros rasgos del discurso Massista. Así leemos que para dicho autor —involucrado de lleno en dicho proyecto— el massimo intentará una posición novedosa, esto es, la continuidad de un proceso político que el país pide que sea cambiado, no derrocado.
Las palabras pueden ser sutiles, pero, nadie —salvo algunas mentes afiebradas— quieren otra crisis como las de 1989 o 2001. Aún a sabiendas de que, quizá, una profunda crisis ya sea inevitable.
Dice Chaves: “No hay fin de ciclo, hay fin de mandato” (citando a Giustozzi, candidato 2º de la lista de Massa) y luego expone: “Como primera aproximación diría que luego de la caída del Muro de Berlín y el ocaso del comunismo se acabó
Muy interesante el mensaje entre líneas. Basta de “relato épico” con camisetas del Che Guevara, mientras se cuenta la plata al peso, en bolsos, y el piberío, semi analfabeto, espera el contratito en Aerolíneas, en el Incaa, o cualquier otro lugar regalado a “
El reagrupamiento o el desbande
EL camino es una sucesión de pasos. Volvemos a la idea de las acciones y las deducciones. Siguiendo los hechos, o sea, las acciones de los hombres de la política, deberemos estar muy atentos, no ya a los primeros datos de las encuestas más serias, que lo dan a Massa (en el proyectado) al frente con un 34%, recién seguido por desconocido Insaurralde con un 30% y muy atrás a de Narváez arañando el 18%, sino, las definiciones intramuros que tomará Cristina. Estas que deberán ser, ineluctablemente dos:
1.- Determinar el nivel de fraude, y enfrentamiento que piensan desplegar el 11 de agosto, dia de las PASO, el día más importante, quizá, del año.
2.- Si no se logra parar la catarata de votos opositores en el Gran buenos Aires, ver como desconocer la derrota (mechando la misma con el interior) y como encarar la campaña real para polarizar con Massa, haciéndole una sumatoria nacional, dado que Massa se presentaría en muy pocos distritos, los más importantes, pero en las provincias chicas aún no tiene acuerdos, lo que irán llegando, con seguridad.
En cuanto al aspecto institucional, el temor se puede apropiar de todos los cuadros del funcionariado y las 2das o 3eras líneas, hay muchos en situación de recorrer Tribunales y quizá de cárcel.
Hasta algunos kirchneristas sueñan con un repunte del Progresismo (que hoy ni aparece en las encuestas) dado su voluntad siempre conciliatoria, de la mano de los eternos amigos radicales, y que hoy están resignados al simple rol testimonial.
Así estamos.
José Terenzio