Lo primero que uno se pregunta a esta altura de los 12 años de gestión K es cuál es el fin último y real de cada medida en materia económica.
Dejando de lado la primera reflexión, lo cierto es que la noticia hoy es que en el Banco Central se estaría elaborando una norma tendiente a limitar los cargos que imponen lo bancos en concepto de productos y servicios financieros, incluidas las tarjetas de crédito.
Hace unos meses atrás, dicha entidad impidió a las entidades financieras incrementar las comisiones, y en este momento se estaría trabajando en “fortalecer la defensa de los usuarios de servicios financieros”
Si bien la idea resulta a todas luces plausible, es ineludible en el marco de la defensa de las vulnerabilidades sociales y contra la voracidad de los grandes monopolios, preguntarse por ejemplo: ¿Por qué no se grava la renta financiera y sí se cobra impuesto al salario?
Lo concreto es que existen varias razones de conveniencia específica por las que el Gobierno Nacional hace como si, pero el objetivo es otro.
En este caso puntual, no se trata de defender al consumidor —cuyo beneficio en todo caso termina siendo como siempre un efecto colateral— se trata, a como dé lugar, de sostener “el modelo”.
¿Hace falta mayor claridad?
Nidia Osimani
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