Salta eligió legisladores provinciales con algunos problemas y demoras por el voto electrónico. Candidatos denunciaron problemas con el sufragio y algunos hasta pidieron que vuelva el papel. Por qué lo denuestan quienes lo rechazan y cómo es la discusión dentro del propio oficialismo
Al menos 892.000 ciudadanos de la provincia de Salta votaron este domingo para las elecciones generales destinadas a elegir 12 senadores y 30 diputados provinciales, además de 320 concejales.
Lo cierto es que en las primeras horas de la mañana del domingo, ciertos problemas se registraron en torno al sistema de voto electrónico que ya se utiliza en toda la provincia.
Según denunciaron distintos candidatos de la oposición, hubo máquinas que no funcionaron de manera correcta.
"Tengo noticias que en varias escuelas las máquinas no funcionaban como corresponde, esto hace que la gente se impaciente y muestre su bronca contra este sistema que para mí es un retroceso", dijo Sonia Escudero, actual senadora nacional por el peronismo disidente.
Mientras tanto, el candidato a diputado provincial Jorge Guaymás aseveró: "Voy a ser absolutamente sincero: no me parece correcto el sistema. Toda tecnología que implementa el hombre, no puede reflejar al 100% honestidad. No nos olvidemos que este sistema de voto se implementó primero en Alemania y luego desapareció, por alguna razón debe ser. Además es un servicio muy caro y tiene demasiados problemas. La gente viene molesta, sufre venir a votar".
Por su parte, el candidato del Partido Obrero, Claudio del Pla advirtió: "En esta escuela (Juan Carlos Saravia del barrio Limache) se descompuso cuatro veces la misma máquina. Esto no es lógico. En mi mesa debemos ir a votar a otra mesa, esto desordena los comicios".
Pla también informó que en los próximos días seguramente realizarán un pedido de informe sobre el voto electrónico, ya que les resulta raro que un sistema tan costoso tenga tantas fallas, además de las marcas en su estructura lo que hace pensar que las mismas fueron utilizadas anteriormente en otros lugares.
Tal fue el caos que Escudero pidió regresar al sistema de sufragio con papeletas. "Salta debería apuntar a la boleta única de papel", dijo.
Su compañero, Juan Carlos Romero advirtió: "Con el voto papel, en la última elección, votaron 150.000 personas más, es decir un 75%, en cambio con el voto electrónico apenas pasó el 65% de los votantes. Es decir que hay gente que se le impidió votar. Se está perdiendo la universalidad del voto".
No todo lo tecnológico es bueno
Se sabe de las virtudes de cualquier sistema automático, pero según algunos informáticos, no todo lo tecnológico es bueno.
No solo suele haber presión de lobbistas en favor del voto electrónico, sino que muchos políticos aseguran fervientemente, y muchas veces sin mucho conocimiento, que este sistema de alguna manera mejora el proceso electoral.
Los que se oponen, exponen las principales objeciones a su uso:
Transparencia
Los detractores de este sistema aseguran que el argumento de la supuesta transparencia del voto electrónico, es ilusorio. Porque una computadora “diga” que ha contabilizado un voto a determinado candidato, no significa que realmente lo ha hecho.
“Difícilmente podamos encontrar alguna creación humana menos transparente que un sistema informático”, explica por ejemplo, el experto en programación y conocido tuitero Javier Smaldone, quien viene tratando de convencer a los diferentes políticos y partidos de desistir de este sistema.
“Un sistema informático es en realidad una caja negra. El usuario ingresa datos, el sistema los procesa y muestra algún resultado. Nadie que no comprenda exactamente el funcionamiento de cada componente del mismo puede saber a ciencia cierta qué hace. Definitivamente, no se transparenta un sistema opaco agregando una caja negra”, considera Smaldone.
Confiabilidad
Realizar una auditoría para asegurarse de que un sistema complejo, con múltiples componentes de hardware y software, hace lo que debe hacer requiere desde el vamos un esfuerzo gigantesco.
En los países en donde se utiliza —o se ha utilizado— el voto electrónico, existan severas restricciones para la realización o la publicación de auditorías independientes y, cuando estas han sido posibles, siempre han encontrado graves inconvenientes.
Voto secreto
En una elección democrática, el sistema debe garantizar tanto el conteo correcto de los votos, como el secreto de los mismos. Esto último significa que de ninguna manera debe poder vincularse al votante con el voto emitido.
“El abanico de posibilidades que ofrecen los sistemas electrónicos para violar el secreto es amplísimo: desde los llamados canales encubiertos (pesadilla de los expertos en seguridad) hasta modificaciones mínimas y casi indetectables. Utilizar un sistema que posibilite violar este principio básico, antes que modernizar nuestro sistema electoral, nos pondría en la situación anterior a la promulgación de la Ley Saenz Peña en 1912”, asegura el autor del post “Por qué no usar el voto electrónico”.
Experiencias de otros países
Los impulsores del voto electrónico insisten en aludir supuestas experiencias exitosas en otros países del mundo. Pero Smaldone expone otros casos: “Holanda, uno de los pioneros, decidió volver al voto con papel luego de varios años de utilización del sistema y una erogación no menor. Irlanda gastó €50 millones en adquirir los mismos equipos utilizados en Holanda y nunca llegó a utilizarlos. Varios estados de los EE.UU., en donde los problemas relacionados con el voto electrónico han puesto un manto de duda en la elección de George W. Bush, también han descartado el uso de máquinas de votación. Francia, que está considerando el voto electrónico, en las recientes elecciones presidenciales, redujo considerablemente su uso”, agrega Smaldone.
En el año 2009, la Corte Constitucional de Alemania dictaminó que el voto electrónico viola los principios de publicidad de la elección, imposibilitando el control por parte de los ciudadanos.
“En el sistema convencional, las autoridades de mesa tienen la posibilidad de controlar cómo se realiza la votación y el posterior conteo. Seguramente el sistema actual y posiblemente cualquier otro tiene defectos; pero la solución no es, de ninguna manera, quitar al ciudadano toda posibilidad de control del proceso electoral propiamente dicho”, considera Smaldone.
Posiciones encontradas
En marzo de 2011, el por entonces Jefe de Gabinete de Ministros Aníbal Fernández decía “estoy a muerte en contra del voto electrónico, siempre he estado en contra”. Varios proyectos, tanto del oficialismo como de la oposición tienen como premisa instaurar este sistema ya sea en sus provincias o bien en todo el país.
En los últimos días, la diputada Diana Conti fue a apuntalar las PASO en la provincia de Mendoza, ítem de una reforma política que incluye el voto electrónico contra la boleta única que propone en radicalismo. Sin embargo, algunos referentes de la oposición lo reclaman como un paso al primer mundo. ¿Cómo votaría entonces el oficialismo un proyecto de este tipo? Definitivamente un tema poco discutido que tomará resonancia en los próximos días.