Ella es la científica de la moralidad mediática. Sus prédicas genuflexas en la pantalla de la TV pública son tragicómicas. Trágicas porque la pagamos todos nosotros, cómicas por sus argumentos payasescos en defensa de un modelo que se cae a pedazos.
Se llama Nora Veiras, si tenés estómago y querés perder unos minutos de tu vida escuchála no más de cincos minuto porque después de ese tiempo te podés envenenar las neuronas.
La dama fue grabada en una sesión de sexo igual que Wanda Nara y Flor Peña, masticando una lombriz gigante y mirando a la cámara oculta o real para ella que no sabemos si sabía lo que estaba pasando.
Estaba tan entusiasmada Norita que tal vez no se dio cuenta, o sí.
Seguro el video rodará por las redes sociales pues hace minutos fue subido y lo paradójico es que lo hizo un miembro del gobierno ya harto de esa farsa periodística que le cuesta al fisco millones de pesos anuales (N. de la R: este medio omite publicarlo por lo escandaloso de las escenas).
La Madre Superiora Nora Veiras no es víctima sino partícipe de las escenas más Triple X en la historia del porno argento.
No la grabó ni Magnetto ni la “corpo” ni la “opo”, sino gente del propio gobierno que ella defiende por una cuestión de billetera más que de convicción.
¿La paradoja de esta historia? A 678 ya no lo quieren ni los pocos tipos sensatos que acompañaron a Néstor Kirchner y hoy se niegan a ser parte del circo estúpido de los Barone, Sandra Russo y nuestra Madre Superiora Nora Veiras, “la dama de las lombrices gigantes”.
Lo decía Jorge Porcel cerrando su sketch: ¿No es fino?
Jorge Boimvaser
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