Cuando el 25 de marzo de 1998 vi a D´Elía irrumpir en la plaza de mayo y desalojar a quienes pacíficamente se manifestaban contra la Resolución 125, pensé que todo estaba perdido. Pensé que era el fin del derecho de peticionar a la autoridad, el fin de la libertad de expresión y el inicio de una nueva etapa autoritaria. Rápidamente, y gracias a mi profesión de abogado, entendí que estaba frente a un delito de intimidación pública. La impotencia que sentí en ese momento sólo  mermó un poco cuando decidí denunciar penalmente al líder piquetero. En aquel entonces, este tipo de denuncias no eran realizadas por dirigentes de la oposición. Más aún, muchos de los que hoy concurren a la Justicia para denunciar al poder adherían al kirchnerismo en aquellos años. Sólo algunos colegas y algún que otro damnificado directo, asumieron –contra el cinismo imperante- la misma actitud de denunciar. Y debe reconocerse, también, el significativo aporte de las declaraciones testimoniales de varios periodistas para el reciente procesamiento de Luis D´Elía.

La causa abierta por mi denuncia (*) recayó en la Justicia Nacional, y en un fiscal, luego desplazado, que inmediatamente requirió la indagatoria del líder piquetero. Sin embargo, otras causas similares se encontraban radicadas en la Justicia Federal, porque también se había acusado a la Policía Federal Argentina de liberar la zona para facilitar la irrupción intimidatoria. Entonces, la causa motivada por mi denuncia fue remitida a Comodoro Py, quedando sin efecto el requerimiento de indagatoria.

Tuvieron que pasar casi seis años para que la indagatoria, finalmente, se concretara, y para que, luego de sus inconsistentes declaraciones, el líder piquetero fuera procesado.

Del auto de procesamiento firmado por el Juez Ercolini (magistrado nombrado por el Kirchnerismo) surge que la prueba acumulada contra D´Elía es abrumadora. Denuncias varias, testigos, videos de diferentes canales de televisión, videos de cámaras de seguridad, en suma, todos los medios probatorios posibles indican que D´Elía ingresó a la Plaza de Mayo, acompañado de un nutrido grupo de personas, con la clara intencionalidad de infundir temor mediante actitudes amenazantes e, inclusive, mediante golpes. Y lo que es más grave aún: sus declaraciones y dichos, captados por la prensa, admiten que su cometido era el desalojo de la plaza, lo cual selló su suerte procesal.

En efecto, durante la declaración indagatoria, D´Elía había ensayado una defensa contradictoria con sus dichos en el momento de los hechos. En efecto, mientras al tiempo de su violenta irrupción sostuvo públicamente que debió forcejear con una patota compuesta por gente de Barrio Norte y Recoleta, ante el Juez sostuvo que su intención fue sofocar un golpe de estado orquestado por Cecilia Pando junto a militares retirados o en actividad que se encontraban en la Plaza de Mayo.

Tiempo antes, luego de ser citado a indagatoria, el líder piquetero efectuó declaraciones públicas sosteniendo que estaba siendo juzgado dos veces por un mismo hecho. D´Elía había sido condenado a cuatro días de prisión en suspenso por los golpes propinados al ruralista Gahan. Pero el delito de intimidación pública refiere a otro tipo de hechos y, según el Código Penal, es cometido por aquel  que“para infundir un temor público o suscitar tumultos o desórdenes, hiciere señales, diere voces de alarma, amenazare con la comisión de un delito de peligro común, o empleare otros medios materiales normalmente idóneos para producir tales efectos”.

Por otra parte, la pena por intimidación pública posee un mínimo de dos años de prisión y un máximo de seis.

La denuncia aquí comentada no fue unapresentación judicial más para el autor de esta nota. Fue el inicio de una lucha por la plena vigencia de nuestras instituciones republicanas y democráticas que iniciamos junto a otros colegas y amigos, y para lo cual constituimos la ONG Ciudadanos Libres por la Calidad Institucional. Seis años después, este procesamiento y muchos otros, aunque tardíos, nos permiten respirar un aire de libertad y esperanza del que hace tiempo no se disfrutaba.

José Lucas Magioncalda
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(*) “Las fotocopias de fs. 525/62, correspondientes a la causa Nº 8667/2008 del Juzgado Federal Nº 12, Secretaría Nº 23, la que tramitara anteriormente –con el Nº 14.019- por ante el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 33; especialmente: la denuncia de José Lucas Magioncalda (fs. 528/vta.) y la declaración del nombrado de fs. 529/30; la transcripción de dichos audibles (fs. 539/45) y las imágenes de fs. 546/56, efectuadas con las filmaciones que fueran aportadas por los canales televisivos TELEFE, 7 y 13, conforme fuera explicado a fs. 557” (Del auto de procesamiento del Juez Ercolini, 13/06/2014).

Aquí, el auto de procesamiento completo