La semana pasada, en el programa nocturno de América TV que conduce Alejandro Fantino, el ex zaguero internacional Oscar Ruggieri desafió a su compañero de panel y también ex futbolista Carlo Daniel Tapia.
“Decí porqué Ramón Díaz no jugó el campeonato mundial de 1990… Animate”, disparó el caudillo.
El “chino” aceptó el reto y contestó sin dudar: “porque Diego no quería”.
La historia es archiconocida pero, por fin, dos integrantes del combinado albiceleste se animaron a exorcizarlo, casi un cuarto de siglo después.
La leyenda contaba que Maradona estaba celoso de Ramón Díaz, con quién había compartido la selección juvenil campeona del mundo en 1979 en Japón y una temporada inicial en el Nápoli.
Es que el riojano, en ambas ocasiones, había marcado más goles que Pelusa, algo imperdonable para el ego del Diez.
Lo cierto es que Diego eligió jugar con Caniggia como socio, pero el pájaro vio una segunda amarilla contra Italia, en la semifinal del noventa, y el partido decisivo contra Alemania debió jugarlo como delantero el Galgo Dezzotti, un jugador del segundo pelotón, claramente.
El ex Newells era mucho menos que Ramón, ya que Díaz venía de salir campeón con el Inter de Milán, siendo goleador de aquella escuadra gloriosa.
Resumiendo: Bilardo salió a jugar la final del mundo contra los teutones con el Galgo Dezzotti como titular, mientras Ramón Díaz, uno de los goleadores más temible del mundo, miraba el mundial por televisión.
El capricho le había ganado a la razón y la lógica.
El domingo por la tarde, ese fantasma de la locura argentina sobrevoló el Maracaná. Alejandro Sabella se quedó sin delanteros.
Sacó a Higuaín y a Lavezzi, por supuesto agotamiento, y puso en su lugar a Sergio Agüero, que no estaba al cien por ciento de sus posibilidades físicas y futbolísticas.
Pachorra hizo ingresar a Rodrigo Palacio, que no tuvo una buena Copa del Mundo, ya que no tenía un nueve suplente en su plantilla.
En el banco, miraba desconsolado el fideo Di María, quién también padecía problemas físicos.
La pregunta que muchos se hicieron al ver al "Kun" pelear de manera desigual contra los tanques alemanes era casi obvia: ¿Y si en el banco de suplentes hubieran estado Carlos Tevez o Mauro Iccardi? ¿Qué hubiera pasado si el Apache o el flamante marido de Wanda Nara hubieran tenido los tres mano a mano que desperdiciaron Higuain en el primer tiempo, Messi en el segundo y Palacio en el alargue?
Tévez es el jugador más ganador de la historia del fútbol argentino: tiene el record absoluto por haber obtenido un total de 19 campeonatos, en distintas ligas.
Con Boca Juniors, bajo la batuta de Carlos Bianchi, salió campeón local y luego repitió en la Libertadores y de la intercontinental en Tokyo, tras vencer al poderoso Milan, por penales.
Marcó 38 goles con la camiseta xeneize.
Más tarde, en Brasil, con Corintians, salió campeón del torneo brasileño. Además, marcó 46 goles en apenas 76 partidos, un verdadero récord.
En Manchester, protagonizó un hecho inédito: salió campeón con el United y, años más tarde, volvió a la ganar la liga integrando al City, el clásico rival de los diablos rojos.
En Italia, viene de salir campeón con la Juventus, donde fue el jugador que más goles metió en la “Vechia signora.”
Con la selección argentina logró ganar una medalla de oro en juegos olímpicos en Atenas 2004. El Apache fue el goleador del certamen, con nueve conquistas, incluido el único gol de la final frente a Paraguay.
Sabella tenía dos opciones bien claras: la primera era hacer la "gran Bilardo", quien le dio la derecha a Maradona y dejo afuera al segundo riojano más famoso del mundial de Italia en 1990.
La segunda, era la que implementó Carlos Bianchi con Guillermo Barros Schelloto y Martin Palermo.
Estos dos pibes de La Plata podrían haber sido los protagonistas de un cuento de Roberto Fontanarrosa.
No sólo se odiaban porque el mellizo era de Gimnasia y Palermo era de Estudiantes. Desde chicos se habían peleado en las inferiores, en ligas platenses y hasta en clubes de barrio.
¿Qué hizo el Virrey, cuando tuvo a ambos en su plantel, sabiendo que se detestaban? Los puso juntos en una misma pieza.
Ambos, se acercaron a Bianchi y le dijeron “por favor, cámbieme a otro cuarto, no soporto a este pibe”.
Don Carlos, se puso firme y ambos ex jugadores cuentan hoy la anécdota entre risas. Se fueron a dormir y no se dirigían la palabra.
En un momento, uno de los dos aflojó y le pidió a su “room mate” cambiar el canal de televisión que estaban mirando.
De allí en adelante, la historia es conocida: se hicieron muy amigos y Guillermo le hizo convertir decenas de goles a Martín con sus asistencias y juntos se cansaron de ganar campeonatos locales e internacionales.
¿No hubiera sido posible juntar a Tevez con Messi y compañía para que se pusieran de acuerdo? ¿No extrañamos anteayer al "apache"?
¿Por qué fueron tan perversos y le hicieron jugar amistosos al rosarino Iccardi con la celeste y blanca si no pensaban llevarlo al Mundial?
¿Por qué no dejaron que integrara el plantel de Italia, que lo quería como eventual reemplazante de Ballotelli?
¿Qué cosa tan grave pasó entre “los amigos de Messi” y Carlitos que nunca nos enteramos?
¿Nos van a contar alguna vez por qué lo dejaron afuera o vamos a tener que esperar 25 años, como en el caso de Ramón Díaz? Messi no es, precisamente, una carmelita descalza.
¿Por qué ninguno de los centrodelanteros consagrados del Barcelona pudieron seguir jugando a su lado?
La lista de “víctimas” de Lionel es extensa. En 2009, el camerunés Etoó debió dejar el Barca tras sufrir el pesado “tonelaje” que ya tenía la pulga. El moreno se cansó del protagonismo excluyente de una estrella para la cual Pep Guardiola destinaba casi toda su atención.
Samuel quería ocupar la posición de nueve, dentro del área, y solía chocar contra los “slalon” del número diez.
Un año más tarde, le tocó el turno a uno de los más grandes goleadores del planeta, el sueco Ibrahimovic, quién no tardó en probar la misma medicina.
Zlatan aterrizó en la segunda ciudad española para ocupar el puesto de hombre de área, para que Messi lo acompañara como media punta.
Sin embargo, Leo quería ser el “falso nueve” azulgrana y el gigante escandinavo debió marcharse a Italia para poder desempeñarse como le parecía más correcto
En 2011, llegarían los palos para el francés campeón del mundo Titi Henry, quién también se veía asfixiado por un volante goleador que se desdoblaba como punta y enganche, desdibujando sus faenas.
Finalmente, llegó el turno de un local, David Villa, en 2013. El “guaje” se llegó a putear en plena cancha con Messi, debido a que solía quedar de “garpe” ante el individualismo del argentino
El asturiano fue una víctima directa que se cobró revancha, ya que logró ganarle a su ex club, vistiendo la camiseta del Atlético de Madrid el último año, todas las instancias deportivas que disputaron
La performance del equipo de Gerardo Martino (a quién Messi llevó por capricho) fue pobre, ya que quedó fuera de la Champeons League, la Liga Española y la Copa del Rey.
Sin embargo, el astro mundial se dió el gusto de jugar junto a un enorme conjunto de enanitos, ya que había logrado expulsar a todos los nueves de área antes enumerados.
El Barcelona toqueteaba en forma intrascendente entre "petisitos" habilidosos como Neymar, Alexis Sánchez, Pedro, Iniesta, Fábrega, Xavi y la pulga, careciendo de estatura suficiente ante cada centro enviado al área rival.
Personalmente, estoy harto del ”club de amigos de Messi”, del “club de amigos de Maradona” y del “club de amigos de Riquelme”.
Son los mejores jugadores argentinos de las últimas tres décadas. También, son líderes negativos, personas jodidas, vengativas y complicadas.
El final para Sabella, quién no tuvo empacho en asumirse como “militante kirchnerista” ya que este gobierno es el que más ha pensado un país federal y distributivo.
Alejandro, dedicate al pizarrón y a hacer de lameculos del poder, porque de política no entendés nada.
Este es el gobierno más unitario e improductivo que haya tenido la democracia argentina en toda su historia.
Tu alcahuetería te llevó hasta el banco de la selección, pero aún nos debés a los hinchas la verdad sobre porqué dejaste fuera de tus convocatorias al futbolistas más exitoso de la historia de nuestro país, que viene de ganar un Scudetto con la Vechia Signora, donde se consagró como goleador de su escuadra.
¿Sabrás lo que es eso, vos que jugabas en la mitad de cancha y metías un gol cada muerte de obispo?
Marcelo López Masia