El allanamiento del jueves pasado a la Sedronar, demuestra cómo los liberalizadores de drogas atacan a quienes frenaron la libre comercialización de efedrina en Argentina. Los acusan de partícipes de esa transgresión jurídica y son ubicados con fórceps en el mismo expediente. Para recalcar esta locura jurídica vemos como denunciantes y denunciados ahora son integrantes del delito investigado.
María Romilda Servini de Cubría, que cuando era jueza de menores a fines de los años 70, entregaba bebes a familias de militares, cosa que callan los cráneos de Derechos Humanos, hoy encamina una causa penal contra quienes combatieron y frenaron el comercio de efedrina en nuestro país.
Los ahora acusados José Ramón Granero y Gabriel Yusef Abboud, no solo son personas de bien, encartadas en la lucha contra las drogas y contrarias a la despenalización de sustancias, sino que además tienen en su haber 56 (cincuenta y seis) denuncias que realizaron ellos por desvíos en la importación de efedrina de ciertos personajes. Debe recordarse que un año antes del triple crimen de General Rodríguez, Abboud y Granero habían denunciado a los implicados por desvíos de la efedrina importada.
Hasta la sanción de la ley 26.045 que vino a poner un marco legal sobre el ingreso y destino de las sustancias controladas como el ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, efedrina, seudoefedrina y otros, la importación y desvíos de estas sustancias no eran consideradas delito.
No obstante José Granero y Gabriel Abboud, quien venía de desempeñar tareas en una fiscalía federal, contaba con la experiencia suficiente para poner en conocimiento judicial sobre las anomalías que estaba sucediendo respecto del desvío de sustancias controladas. Las denuncias eran sistemáticamente cajoneadas en los juzgados por el vacío legal que se solucionó con la ley 26.045.
Si alguna culpa tienen Granero y Abboud es haber frenado el libre comercio de efedrina en Argentina, lo que afectó directamente la economía de los corruptos y delincuentes que vivían de éste comercio; es más, todos los delincuentes investigados por Servini de Cubría en éste expediente que lleva el Nº 17.512/08, fueron denunciados por Granero y Abboud al momento de detectar los delitos, inclusive antes de que estos fueran considerados tales por la justicia.
De estos hechos yo fui un testigo privilegiado, dado que apoyé cada una de estas acciones desde la Asociación Antidrogas de la República Argentina. Por lo cual afirmo aquí y ante cualquier juez que lo solicite, mi más absoluta convicción de que estos dos funcionarios fueron mucho más allá de lo que el cargo requería, avanzando sobre los delincuentes y corruptos que protegían el comercio de efedrina en Argentina para su exportación y para la confección de drogas de diseño dentro de nuestro país.
Recuerdo que con respecto al control de efedrina, hubo un incidente con el entonces Ministro del Interior Aníbal Fernández, quien se oponía firmemente al control de precursores químicos por parte de la Sedronar dentro del territorio nacional, poniendo como excusa que las cuestiones de interior eran de su exclusiva orbita.
Granero y Abboud entonces, arman un proyecto de ley para el control de precursores químicos dentro de la República Argentina, presentándolo en el Senado. Este proyecto fue piloteado por la Senadora Sonia Escudero, obteniéndose media sanción en el Senado Nacional y enviado a la Cámara de Diputados para su análisis y posterior aprobación.
Fue en ese momento que Aníbal Fernández, detentando el cargo de Ministro de Justicia de la Nación, envió una carta de unas 30 páginas a los diputados del Frente para la Victoria, indicando que no le den la otra media sanción, lo que trajo como consecuencia directa que se instalaran dentro de nuestro país infinidad de laboratorios clandestinos o cocinas, que se dedicaron desde ese momento a la producción irrestricta de drogas por la enorme facilidad que tenían de conseguir libremente precursores químicos y elemento para el estiramiento de cocaína.
Mientras se sucedían las peleas entre Aníbal Fernández y José Granero por las restricciones respecto de la comercialización de precursores químicos dentro de territorio nacional propuesto por Sedronar, Gabriel Abboud arma la franja de exclusión.
Esta franja fue trazada a 200 kilómetros de la frontera norte, donde ningún vehículo que trasportara precursores químicos, podía transitar la zona sin la autorización de SEDRONAR. Los países productores dejaron así de recibir los elementos necesarios para la fabricación de sustancias controladas, pero la facilidad para conseguirlos en territorio argentino, hizo que las cocinas se trasladaran casi instantáneamente a nuestro País.
José Ramón Granero y Gabriel Abboud dieron una majestuosa batalla contra las drogas, por tal motivo han sido maltratados en forma sistemática desde aquellos días hasta la fecha.
María Romilda Servino de Cubría, al incorporarlos a la causa, le hace un enorme favor a quienes están del lado de la liberalización de las drogas, pero esta es una costumbre de nuestra querida Argentina, desde José de San Martín hasta nuestros días han maltratado y defenestrado a quienes luchan por construir una mejor República.
Claudio Izaguirre
Presidente Asociación Antidrogas de la República Argentina