El "relator del relato", Víctor Hugo Morales, compite contra sí mismo cada día para superar su propia imbecilidad. Ayer mismo, para desacreditar una nota de diario La Nación sobre el enorme crecimiento de la población en las villas porteñas —que pasó de 107 mil en 2001 a 275 mil en 2013—, el periodista aseguró sin dudar: "Quieren dar a entender que hay más gente pobre. ¡No!".
Acto seguido, intentó justificar esos asentamientos como "lugares bastante dignos". Dijo Morales textual (no es chiste): "La gente cree que son un verdadero desastre (las villas) y nunca las caminaron; si vos tenés tu trabajo a 20 minutos de micro de Buenos Aires, lo que estás ahorrando de tiempo, de economía... Y además es más fascinante darte el gusto de por ejemplo poder escaparte al (cine) Gaumont. Si vos vivís a dos horas de Buenos Aires no tenés un cine a donde escaparte con ese tiempo que te lleva ir y venir. Es tremendo lo que significa para esas personas la diferencia de ese tiempo".
Si esas declaraciones parecían imbéciles, hoy Víctor Hugo redobló la apuesta: "Yo soy un bicho de ciudad. Elegiría vivir en una villa porque crecí en un lugar que es como una villa. Las villas que yo conozco superan a los lugares en los que yo viví con mi familia hasta los 14 años. Sé que ahí se puede vivir. Las conozco. He entrado".
¿Cómo se sentirán ante estas palabras aquellos que viven en una villa porque no tienen posibilidad de acceder a una vivienda más digna? ¿Qué decirles cuando quien les habla es un periodista que vive entre lujos que pocos de sus colegas conocen?
Las palabras de Morales se conocen al mismo tiempo que trascendieron los resultados de la encuesta del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia para 2013, que refleja que el 42,6% de los chicos del Gran Buenos Aires viven en la pobreza.
Se trata de un documento que presentará hoy la Universidad Católica Argentina (UCA) y que muestra que son más de 1,3 millones los menores de 18 años que no acceden a bienes básicos.
Más allá de la imbecilidad demostrada, sería fructífero que alguien le acercara a Víctor Hugo el informe que está a punto de darse a conocer. A lo mejor, el relator del relato se anima a decir que la pobreza infantil es digna y hasta tiene alguna utilidad social.