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La etapa del bastón policial y el pasamontañas revolucionario

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(NA) Des­de que el lu­nes el juez Tho­mas Grie­sa de­cla­ró a la Ar­gen­ti­na en de­sa­ca­to, Cris­ti­na Kirch­ner se su­bió a una mon­ta­ña ru­sa de denun­cias y me­di­das con dos ob­je­ti­vos di­fe­ren­cia­dos: in­ten­si­fi­car los con­tro­les so­bre el sis­te­ma fi­nan­cie­ro lo­cal y cal­zar­se el pasamontañas de re­bel­de in­ter­na­cio­nal.

 

La reac­ción ofi­cial de ten­sar la cuer­da aden­tro y afue­ra se dio en me­dio de una nue­va co­rri­da cam­bia­ria que dis­pa­ró la co­ti­za­ción del dólar “blue”, y pe­se a que un sec­tor ma­yo­ri­ta­rio de la di­ri­gen­cia po­lí­ti­ca y el em­pre­sa­ria­do pi­de exac­ta­men­te lo con­tra­rio: re­com­po­ner re­la­cio­nes con los cen­tros de po­der mun­dial para con­tra­rres­tar las ten­sio­nes de la eco­no­mía do­més­ti­ca.

Re­co­pi­le­mos: la se­ma­na co­men­zó con la previsible de­ci­sión del juez neo­yor­qui­no; si­guió con el dis­cur­so pre­si­den­cial con­tra los Es­ta­dos Uni­dos y la con­duc­ción del Ban­co Cen­tral de­sig­na­da por ella mis­ma; de­ri­vó en el reem­pla­zo de Juan Car­los Fá­bre­ga por Ale­jan­dro Vano­li en la au­to­ri­dad mo­ne­ta­ria y con­clu­yó con me­di­das ten­dien­tes a ba­jar la bre­cha en­tre el dó­lar ofi­cial y el “con­ta­do con li­qui”, el “dó­lar bol­sa” y el “blue”.

Va­no­li no es un hom­bre vin­cu­la­do di­rec­ta­men­te con el mi­nis­tro Axel Ki­ci­llof, pe­ro ya se ha­bía pues­to a su dis­po­si­ción co­mo pre­si­den­te de la Co­mi­sión Na­cio­nal de Va­lo­res (CNV) y los cam­bios sig­ni­fi­ca­ron un triun­fo del je­fe del Pa­la­cio de Ha­cien­da, que im­pu­so di­rec­to­res de su con­fian­za en la en­ti­dad y aho­ra pue­de ex­ten­der sus dog­mas a la po­lí­ti­ca mo­ne­ta­ria.

Pa­ra Ki­ci­llof, la for­ma de en­fren­tar la cri­sis es a tra­vés de más con­tro­les y de ma­yo­res pe­nas so­bre los que ope­ran en los mer­ca­dos alterna­ti­vos. Se le re­pro­cha­ba a Fá­bre­ga, un viejo amigo de la infancia de Néstor Kirchner, ha­ber ges­ta­do pro­mis­cuas re­la­cio­nes con los ban­que­ros.

De he­cho, ho­ras des­pués de que Cris­ti­na Kirch­ner de­nun­cia­ra a cin­co ban­cos y al sector agropecuario de que­rer vol­tear a su go­bier­no, la CNV dis­pu­so in­ves­ti­gar al di­rec­to­rio del Ban­co Ma­cro por even­tua­les in­frac­cio­nes a la ley de So­cie­da­des Co­mer­cia­les, lan­zó ope­ra­ti­vos en la city y sus­pen­dió la so­cie­dad de bol­sa Ma­ri­va por haber re­gis­trado im­por­tan­tes vo­lú­me­nes ope­ra­dos de “con­ta­do con li­qui”.

Tam­bién, pa­ra es­ti­mu­lar el aho­rro en mo­ne­da na­cio­nal y des­com­pri­mir la pre­sión so­bre el dó­lar, el BCRA dis­pu­so que los ban­cos deberán pa­gar por los pla­zos fi­jos ta­sas que su­pe­ran en tres pun­tos las que ve­nían pac­tan­do li­bre­men­te por es­tos días con los aho­rris­tas, aun­que su nue­vo pi­so si­gue es­tan­do le­jos de la in­fla­ción y de la ex­pec­ta­ti­va de de­va­lua­ción.

Pre­ci­sa­men­te el otro ob­je­ti­vo de Ki­ci­llof es ale­jar la pers­pec­ti­va de una de­va­lua­ción brus­ca co­mo la de ene­ro. Al fi­nal de la pri­me­ra sema­na de in­ter­ven­cio­nes el dó­lar pa­ra­le­lo ca­yó a $15,15 y la bre­cha con el ofi­cial se re­du­jo a 78 por ciento, aun­que si­gue sien­do muy alta. Pe­ro aho­rris­tas com­pra­ron ca­si 200 mi­llones de dó­la­res en tres días, más de la mi­tad que en to­do sep­tiem­bre.


Ten­sio­nes

Al de­nun­ciar un com­plot na­cio­nal e in­ter­na­cio­nal, Cris­ti­na Kirch­ner apun­tó di­rec­ta­men­te con­tra los Es­ta­dos Uni­dos y has­ta su­gi­rió el ar­ma­do de un aten­ta­do en su con­tra.

Sa­bi­do es que el dis­cur­so an­tiim­pe­ria­lis­ta es un re­cur­so na­cio­na­lis­ta pa­ra aglu­ti­nar tro­pa so­bre to­do en un país co­mo la Ar­gen­ti­na, donde el sen­ti­mien­to an­ties­ta­dou­ni­den­se cun­de.

La co­yun­tu­ra ad­ver­sa tam­bién ha­bría alen­ta­do a la je­fa de Es­ta­do a to­mar un li­de­raz­go con­tes­ta­ta­rio que de­jó va­can­te Hu­go Chá­vez en la re­gión y el mun­do.

La lec­tu­ra tie­ne ló­gi­ca si se tie­ne en cuen­ta que po­si­ble­men­te Cris­ti­na eli­ja al­gún tro­no re­gio­nal pa­ra re­po­sar du­ran­te cua­tro años an­tes de in­ten­tar un re­tor­no en 2019. El pro­ble­ma es que la re­vo­lu­ción bo­li­va­ria­na mon­ta­da por el cha­vis­mo no de­mues­tra ser un mo­de­lo econó­mi­co exi­to­so, aun­que hay otros re­ce­lo­sos de Was­hing­ton a los que les va me­jor, co­mo Bo­li­via y Ecua­dor.

Por otro la­do, el ale­ja­mien­to de Fá­bre­ga del Ban­co Cen­tral al­te­ró los áni­mos del em­pre­sa­ria­do, que ya se ha­bía pa­ra­do en guar­dia con­tra la nue­va Ley de Abas­te­ci­mien­to, pe­ro tam­bién lle­vó preo­cu­pa­ción a los hom­bres del PJ que bus­can pro­rro­gar su es­tan­cia en el po­der en el pos­kirch­ne­ris­mo.

El PJ na­cio­nal se reu­ni­rá el mar­tes pró­xi­mo en la se­de de la ca­lle Mat­heu en la ciu­dad de Bue­nos Ai­res. Co­mo con­clu­sión sal­drá un nuevo apo­yo al Go­bier­no en la cru­za­da an­ti­bui­tre, pe­ro puer­tas aden­tro las di­fe­ren­cias con la po­lí­ti­ca eco­nó­mi­ca son evi­den­tes.

El má­xi­mo ex­po­nen­te de ese sec­tor di­ver­gen­te es Da­niel Scio­li, el pre­can­di­da­to pre­si­den­cial me­jor po­si­cio­na­do del Fren­te pa­ra la Victoria pa­ra 2015. Una en­cues­ta de Raúl Ara­gón di­fun­di­da en las úl­ti­mas ho­ras indica que al gobernador bonaerense hoy le iría me­jor si rom­pe con el kirch­ne­ris­mo que si man­tie­ne los pies en el pla­to.

Sin em­bar­go, la apues­ta de Scio­li y del res­to de los hom­bres del PJ or­gá­ni­co es que el Go­bier­no nacional es­té ten­san­do la cuer­da al máxi­mo pa­ra en­ca­rar una ne­go­cia­ción con to­dos los hol­douts —no só­lo los fon­dos bui­tre— a par­tir de ene­ro, una vez que no ri­ja la cláusu­la Rufo y que­den fir­mes los can­jes de 2005 y 2010.

Se­ría con­se­cuen­te con los arre­glos en­ca­ra­dos pre­via­men­te con el Club de Pa­rís, Rep­sol, y las em­pre­sas es­ta­dou­ni­den­ses que li­ti­ga­ron en el Cia­di.

El vér­ti­go eco­nó­mi­co pu­so en se­gun­do pla­no la san­ción del nue­vo Có­di­go Ci­vil y Co­mer­cial en la Cá­ma­ra de Di­pu­ta­dos, con im­por­tan­tes mo­di­fi­ca­cio­nes que afectarán la vi­da co­ti­dia­na de los ar­gen­ti­nos.

Co­mo no po­día ser de otra ma­ne­ra en tiem­pos de pe­leas inú­ti­les, una re­for­ma de tal mag­ni­tud se vo­tó en me­dio de po­lé­mi­cas reglamenta­rias y sin la opo­si­ción en el re­cin­to.

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. Sobreactuan para la gilada, porque estan en la lona. Por mas que arreglen con los fondos de riesgo, despues de Enero del 2015, el daño ya esta hecho. Un dolar de 15 para 20 durante varios meses, eleva los costos calculados para la reposicion, mas aun sabiendo que escasean y que el gobierno demora las importaciones por ese motivo. Se sabe que los precios son inflexibles a la baja, eso trae falta de consumo y todo lo que conlleva el mismo. Si a eso sumamos la inflacion creciente, estan preparando la tormenta perfecta. No salen bien parados de la hecatombe economica que provocaran en poco tiempo. Alguno se preguntara porque digo un dolar de 15 para 20. Mas alla de consideraciones tecnicas que pueden ser discutibles, el hecho de prohibir su compra libremente y cerrar todos los caminos posibles, aun los legales, lo hara subir aunque no quieran. Eso no lo soporta la debil posicion actual del gobierno, aunque algunos crean que estan fuertes aun, yo creo que estan al borde del colapso. Nunca estuvieron tan debiles como ahora, dependen que no se enoje USA y aqui, que no le hagan un paro empresario. La presion impositiva, los palos en la rueda que pone la AFIP (en suma el gobierno)y las protestas de los gremios, los voltean sin dificultad. La oposicion calla porque no le conviene que esto pase, pero es la realidad. Hace poco mandaron a los importadores a que calculen un dolar de 14,50 (por ahi andaba el contado con liqui), eso quiere decir que no lo van a conseguir al tipo de cambio oficial. Es una enorme devaluacion encubierta, que no la reconoce el gobierno, pero en la practica la sufrira el consumidor y luego todo el ambito economico desde trabajadores a empresarios. Despues diran que los volteo el Capitalismo Salvaje o alguna que otra pelotudez, como nos tiene acostumbrado la "dotora".

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