El mensaje que le llevaron sus operadores era inquietante. Sergio Massa los escuchó con sorpresa. El Gobierno y el sciolismo le proponían que se bajara de su candidatura presidencial. A cambio le ofrecían ir como candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires, participar de la interna y hacer una alianza con Daniel Scioli. “El peronismo tiene que ir unido. Si vas como candidato a presidente te vas a quedar sin nada y encima corremos el riesgo de que gane Mauricio Macri”, fue el mensaje que le hicieron llegar.
Los enviados del oficialismo mostraron encuestas, escenarios y argumentaron que Massa no tenía chances de ganar la elección presidencial. “Saben que conmigo pierden en segunda vuelta y me quieren sumar para no perder”, se agrandó Massa ante sus operadores. Fue su forma de tirar por la borda la loca idea que le proponían. Para que el mensaje fuera más contundente, dos días después viajó a Jujuy, se sacó una foto con el radical Gerardo Morales y selló un acuerdo para apoyar la candidatura a gobernador del senador.
El Plan. Del operativo para bajar a Massa participaron gobernadores, funcionarios, operadores, empresarios y hasta encuestadores. La información fue confirmada por funcionarios sciolistas y kirchneristas que participaron de la movida y por operadores del ex intendente de Tigre.
Uno de los encargados de articular los primeros mensajes con el massismo fue Juan Carlos Mazzon, el operador del PJ con despacho en la Casa Rosada. Mazzon habló con un empresario cercano a Massa y le llevó la idea de sumarlo al entramado del PJ.
Al banquero Jorge Brito también lo contactaron para que le llevara el mensaje a Massa, con quien lo une una excelente relación desde la época en que el ex intendente de Tigre estaba al frente de la ANSES. “Ponele un poco de plata a Mauricio, porque si seguís apostando a Massa, el que va a ganar es Macri”, lo chicaneó el enviado del Gobierno que buscaba convencer al banquero que era una pésima idea que Massa se presentara como candidato a presidente.
También habrían participado del operativo el asesor general del gobierno bonaerense, Gustavo Ferrari, y el ex jefe de Gabinete y hombre cercano a Massa, Alberto Fernández, aunque ambos lo niegan.
Parte del PJ también apoyó el plan para bajar a Massa. Los gobernadores temen que la dispersión de votos entre Scioli y Massa termine favoreciendo a los candidatos opositores que compiten en varias provincias. Quieren un peronismo unido y alineado para sumar votos de todos los frentes.
Uno de los que más se alarmó fue el tucumano José Alperovich. Cuando se enteró de que Massa se iba a sacar una foto con el diputado radical y precandidato a gobernador por Tucumán José Cano lo llamó al encuestador Hugo Haime, de buena relación con el massismo, para que le llevara un mensaje al ex intendente. “¿Este va a seguir con los radicales? Decile que se deje de joder y se sume al peronismo”. Haime lo habló con Juan José Álvarez, el jefe de campaña de Massa, pero no tuvo respuesta. A los pocos días el diputado de Tigre cerró el acuerdo electoral con Cano.
En el sciolismo creían que si lograban convencer a Massa, el PJ se alineaba automáticamente. “Es joven, tiene 42 años y puede esperar”, argumenta un operador del gobernador. Los sciolistas saben que el ex motonauta no tiene tiempo: se juega la última oportunidad en las próximas elecciones presidenciales. Si pierde, se queda sin nada.
Hoy, la mayoría de las encuestas lo ubican a Scioli apenas por encima de Massa. Para Poliarquía el gobernador tiene un 26 por ciento de intención de voto, Massa un 23 y Mauricio Macri un 22.
“No hay chances de cerrar un acuerdo ahora. Se negaron hace un año cuando eran las elecciones legislativas. Ahora ya está”, confiesa ante NOTICIAS uno de los armadores de Massa que recibió llamados del Gobierno y el sciolismo. Se refiere al acuerdo que Scioli y Massa negociaron hasta último minuto el año pasado y que se cayó por la negativa del gobernador. Según los massistas, Scioli está desesperado porque sabe que en cualquier escenario de ballottage pierde contra un candidato de signo opositor.
APRIETES. “Me quieren bajar por las buenas o por las malas”, se confesó Massa ante sus colaboradores. “Si no voy con ellos me van a tirar con todo”, les dijo.
El diputado cree que durante la campaña desplegarán un arsenal de carpetazos para lastimarlo. Massa sospecha que el aparato de inteligencia que comanda el general César Milani lo viene siguiendo de cerca. Lo cierto es que el ex intendente tiene un informante de lujo: es amigo de Francisco “Paco” Larcher, el subsecretario de Inteligencia de la ex SIDE.
Confiado y con las encuestas en la mano, Massa jura que no se baja. Al menos por ahora (Revista Noticias).