A mediados del año pasado, un médico llamado Eduardo Gómez Ponce intentó advertir al gobierno sobre las verdaderas cifras de la desnutrición en Tucumán.
Como no encontró eco, envió una carta documento a Cristina Kirchner, pero esta fue rechazada. “Hoy recibí respuesta. La carta documento fue rechazada”, explicó el profesional en esos días.
En 2013, Gómez Ponce ya había alertado sobre la exclusión de miles de niños de las estadísticas oficiales de desnutrición debido a un cambio en la metodología de medición.
“El diagnóstico de “desnutrición” en todos sus grados ha sido literalmente prohibido por resolución del Ministerio de Salud de la Nación, y reemplazada por la de ‘bajo peso'”, indicó a través de un artículo periodístico publicado por el portal El Aconquija.
“A partir de entonces, los médicos del sistema público de salud quedaron obligados a ignorar para el diagnóstico el factor edad de los niños, teniendo en cuenta únicamente la relación entre su estatura y su peso. Antes evaluábamos a los niños con riesgo nutricional de acuerdo a su edad. Ahora podemos tener a un niño cuyo peso es acorde a su estatura, pero no acorde a sus seis años, sino, por ejemplo, a uno de tres años”, explicó Gómez Ponce”.
Luego de publicado el informe, el médico fue Gómez Ponce fue obligado a retirar todas las donaciones que había obtenido para sus pacientes carenciados.
Tras denunciar la situación en medios de comunicación, fue cuando el médico decidió recurrir a la presidenta para que los niños que no pueden ser diagnosticados como de “bajo peso” (pero que, sin embargo, son desnutridos), ingresen en los planes alimentarios para personas con riesgo nutricional. El rechazo a su carta documento revela el final de la historia.