Una quincena de elecciones provinciales, entre primarias y generales, mostrarán a partir de hoy la fortaleza o debilidad de los armados opositores, cuyas figuras se entusiasman con usarlas como trampolín para los comicios nacionales.
Las últimas encuestas marcan que el Frente para la Victoria llegaría a disputar una segunda vuelta electoral y faltaría definir cuál será el contendiente entre Mauricio Macri y Sergio Massa, pero en la mesa hay cubiertos solo para dos.
Facilitaron este resurgimiento del FPV los rechazos judiciales a la denuncia de Alberto Nisman contra la Presidenta y la confusión en torno de la muerte del fiscal de la UFI AMIA.
Este proceso de evaporación se da en medio de un solapado armisticio propiciado por la Casa Rosada con jueces y fiscales federales, a quienes tampoco les gusta la sobreexposición en tiempos electorales.
De pronto, los fallos contra el Gobierno surgidos luego de la separación de Antonio Stiusso y Javier Fernández como interlocutores de la Justicia Federal comenzaron a menguar.
La frutilla del postre para Cristina Kirchner sería la separación por parte de la Cámara de Casación de Claudio Bonadío de la causa Hotesur, que involucra a la familia presidencial en triangulaciones con empresas de Lázaro Báez.
El Gobierno también congeló en el Senado el polémico pliego del abogado Roberto Carlés para ministro de la Corte Suprema, aunque esa pulseada por la conformación del máximo tribunal está latente.
Las elecciones provinciales adelantadas siempre sirvieron como termómetro nacional. Tras las PASO en Salta, se espera que los ganadores de las internas en Mendoza y Santa Fe nacionalicen el resultado.
En Mendoza, quinto distrito electoral del país, la UCR reunirá a todas sus figuras nacionales y provinciales, incluido el presidente del partido Ernesto Sanz, si Alfredo Cornejo ratifica su favoritismo sobre la sumatoria de los candidatos del PJ.
La UCR se encuentra en un proceso de combustión luego del acuerdo con el PRO y la Coalición Cívica y sus rivales buscan mostrar a un partido desperfilado y "derechizado".
Las autoridades del partido de Alem e Yrigoyen se ocuparon en los últimos días de contener a aquellos dirigentes que quedaron heridos luego de la convención de la UCR que consagró el acuerdo con el PRO.
Consiguieron un trabajoso principio de acuerdo en otra provincia clave, Córdoba, que votará el 5 de julio junto a la Ciudad de Buenos Aires. Allí el PRO, la UCR y el Frente Cívico, con el radical Oscar Aguad como posible candidato a gobernador, enfrentarán al delasotista Juan Schiaretti, quien podría acordar con el kirchnerista Eduardo Accastello.
La UCR sabe que difícilmente su candidato presidencial, Sanz, le gane una primaria a Macri pero se entusiasma con obtener triunfos electorales en diez provincias y ampliar sus dotaciones legislativas. También aspira a cargos en un eventual gobierno de Macri.
En Mendoza, el radicalismo también cerró con el PRO y luego recibió el apoyo de Massa, mientras que el PJ no acordó con el Frente para la Victoria y dirimirán sus diferencias en las urnas. El cierre partidario enemistó al gobernador Francisco Pérez con la Casa Rosada y eyectó del puesto de armador nacional al operador del PJ, Juan Carlos Mazzón.
Además, ese episodio permitió vislumbrar la estrategia kirchnerista de copar listas nacionales y provinciales para una conservación pos 2015 de cupos de poder y puso en alerta a gobernadores e intendentes que buscan su reelección.
En Santa Fe, tercer distrito electoral del país, el socialismo se juega su supervivencia como fuerza política provincial y nacional después de haber visto la implosión de Unen y de apostar por Margarita Stolbizer en la contienda nacional.
Tras la derogación de la Ley de Lemas, el PS desbancó al PJ y adueñarse de la Casa Gris santafesina en 2007. Ahora va por su tercer mandato con Miguel Lifschitz como candidato, quien superará en las internas al radical Mario Barletta.
El esquema a futuro del partido es que Hermes Binner sea senador nacional y Antonio Bonfatti se convierta en diputado provincial y luego tome la posta nacional de cara a 2019.
La pelea para las generales estaba planteada entre Lifschitz y el macrista Miguel del Sel, pero en los últimos días el PJ se entusiasmó con un declamado crecimiento de Omar Perotti, que incluso motivó dos visitas de Daniel Scioli en 48 horas.
El calendario electoral continuará la semana próxima en Neuquén y con las PASO en la Ciudad de Buenos Aires, donde Macri tiene el triunfo resuelto, pero la interna entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta le produjo un desgaste innecesario.
Dentro del calendario anticipado el radicalismo también busca llegar al poder en Chaco, La Rioja, La Pampa, Tucumán y Tierra del Fuego, en frentes con el PRO y el FR, y en la mayoría de ellos buscando desbancar al PJ. En Río Negro, Miguel Pichetto parece encaramado a regalarle un triunfo a Scioli en junio.
Con mayor o menor incidencia, el recorrido provincial concluirá en las PASO nacionales, que será también una eliminatoria para que en la primera vuelta el denominado voto útil deje servida la mesa para dos (NA).