Este jueves, luego de un año y medio de estar frente al cargo, el titular de la Sedronar, Juan Carlos Molina, renunció a su cargo.
Mediante el Decreto 818/2015, publicado hoy en el Boletín Oficial, se le aceptó la renuncia al sacerdote "al cargo de Secretario de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico".
El decreto, firmado por la presidente Cristina Kirchner, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, le agradece a Molina "los servicios prestados en el referido cargo", al frente de la Sedronar.
Molina había sido designado por la propia Cristina Kirchner a fines de noviembre de 2013, debido a la tarea pastoral que el sacerdote realizaba con los jóvenes que padecen adicciones, una grave problemática en crecimiento en la Argentina.
Y aunque en el decreto ad hoc no se especifican los motivos de su renuncia, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández dijo que fue por "motivos personales". "Hoy tendremos los datos de quién será el reemplazante de Molina", se limitó a decir esta mañana el funcionario al llegar a la Casa de Gobierno.
Según pudo saber Tribuna de Periodistas, la salida de Molina tendría que ver con las feroces críticas que viene haciendo la Iglesia católica respecto del avance del narcotráfico y ante el reclamo de "un nuevo abordaje" de la drogadicción.
¿Mermaron de alguna manera las cifras sobre drogas, disminuyó el consumo? Al contrario, ambos índices se encuentran entre los más altos de la historia argentina.
Por caso, el ex viceministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, advirtió hoy que "la salida de Molina de Sedronar marca que estamos en el peor momento de las adicciones".
Según el exfuncionario, cada vez son más los adictos que no tienen dónde tratarse y el narco "está dominando territorios".
Ello lleva a plantearse si realmente existe una lucha del gobierno contra el narcotráfico y, al mismo tiempo, si hay interés en contener a aquellos que sufren el flagelo de la adicción a las drogas.
Viendo que no hay interés en informatizar las fronteras, que casi no están radarizadas las fronteras y que incluso hay funcionarios del kirchnerismo vinculados al tráfico de narcóticos, no hay mucho más por agregar.