Quizá dentro de dos semanas Mauricio Macri podrá celebrar el triunfo esperado en la Ciudad de Buenos Aires para apuntalar su candidatura presidencial, pero el superdomingo electoral no arrojó ganadores absolutos en el mapa nacional y ratificó lo difícil que resulta desbancar a los oficialismos.
Así como el PRO dejó señado un nuevo mandato en su bastión porteño, el PJ no kirchnerista obtenía sólidas victorias en Córdoba y en las primarias de La Pampa; el Frente para la Victoria se abrazaba a un triunfo en La Rioja y la UCR encontraba consuelo en haber ratificado su poder en Corrientes.
Así de variopinto resultó el domingo en el que tanto Macri como José Manuel de la Sota, Sergio Massa y hasta Daniel Scioli pudieron mostrarse con candidatos victoriosos a lo largo del país, donde se ponen en juego realidades diferentes.
En ese contexto, la expectativa del PRO de aglutinar todos los votos opositores en las elecciones nacionales deberá esperar al menos hasta las primarias del 9 de agosto para consolidarse.
Macri fue una vez más profeta en su tierra de la mano de Horacio Rodríguez Larreta, pero por las particularidades de la ley electoral porteña, la holgada victoria del PRO no alcanzó para que el festejo sea completo: su delfín deberá someterse a dos semanas más de campaña frente a Martín Lousteau.
A medida que pasaban las horas quedaba claro que el principal motivo de orgullo en el día para Macri fue la implementación de la boleta electrónica, porque no tuvo mayores objeciones durante el día y los resultados fueron difundidos muy rápidamente, a diferencia de lo que ocurría en otras provincias.
Sin embargo, la elección tuvo sus bemoles porque el jefe de Gabinete porteño no retuvo todo los votos que obtuvo Gabriela Michetti (47,3% contra 45,6%) en las Primarias de abril y la dotación macrista perdía un escaño la Legislatura.
El líder del PRO se proyectó en los últimos meses como el principal contendiente del candidato presidencial del oficialismo, Daniel Scioli, pero su cosecha en el calendario electoral provincial sigue siendo despareja.
Es cierto también que el electorado local vota realidades propias y no pueden nacionalizarse resultados, pero cada victoria contribuye a generar un clima propicio para llegar a la gran dictamen de las urnas, el 9 de agosto y el 25 de octubre.
En La Rioja, Daniel Scioli encontró un refugio para conseguir algunas hojitas de laurel del superdomingo en una elección que a priori aparecía reñida y que, en caso de confirmarse terminaba por revalidar al PJ en una provincia que gobierna desde 1983.
No fue un día fácil para el kirchnerismo: el díscolo senador Carlos Verna será el candidato a gobernador en La Pampa, pese al esfuerzo de la Presidenta por impulsar a su rival interno Fabián Bruna, y quedó tercero tanto en la Ciudad como en Córdoba, dos de los cuatro distritos más importantes del país. Así, volvió a quedar demostrado que al oficialismo le cuesta hacer pie en los distritos importantes.
El tándem De la Sota-Massa tenía motivos para brindar. El cordobés consiguió ratificar la supremacía en su territorio y ahora buscará derrotar al tigrense en las primarias. Por su lado, el líder del Frente Renovador al fin pudo subirse a palcos de socios ganadores -en Córdoba y Corrientes- en medio de su pulseada por no ser barrido del escenario nacional (NA).