Hace muchos años que sigo a Baby Etchecopar. Empecé viéndolo cuando estaba en televisión durante las trasnoches del domingo, luego seguí en radio y cuando me fui de Argentina su voz me entretuvo en diferentes momentos y situaciones. Creo que tiene un estilo que se repite, a veces demasiado, pero como puede comprobarse en You Tube, ha hecho algunos monólogos bastante interesantes y como le sucede a quienes hablan tanto durante tanto tiempo, cada tanto dice alguna de esas cosas que realmente son interesantes.
La agresividad que siempre presentó en sus diálogos con oyentes e incluso con sus distintas locutoras/coequipers —a las que ha dicho todo tipo de barbaridades estando al aire— una fascinación por la transgresión, por la ausencia de límites y de reglas. Sin embargo la vida de Baby tuvo un vuelco el 12 de marzo de 2012 cuando sufrió un violento asalto en su casa. La historia es conocida: Baby tuvo que actuar en defensa suya y de su familia y sostuvo un violento tiroteo con los asaltantes. Tanto Baby como su hijo fueron gravemente heridos y salvaron sus vidas de milagro, en tanto que uno de los delincuentes resultó muerto.
Desde entonces, Baby ya no es el mismo. Apenas volvió a la radio, se lo vio totalmente cambiado. Y mucho más calmado.
Él mismo decía que se sentía más tranquilo, que el amor de la gente lo conmovía etc, etc. Ha contado en varias entrevistas que cada noche rememora la escena completa de lo que sucedió esa noche. En tanto, su hijo Federico tiene numerosas secuelas físicas y psicológicas. Adriana, su esposa, está lidiando con una enfermedad bastante compleja (desatada posteriormente al incidente).
Hace unos días, Baby intervino opinando respecto a la separación de Jorge Rial y Mariana “Loly” Antoniale. Baby dice ser “amigo” de Rial pero si se observan imágenes de algunos diálogos entre ambos, se nota que había algo que a Baby le molestaba respecto a Rial. Su intervención descalificando a “La Niña Loly” casi termina en Tribunales cuando esta lo calificó de “asesino” mediante sus tweets.
Rial y Baby hablaron y el tema se calmó. Pero en medio de su ataque contra Antoniale Baby volvió a mostrar una gran cuota de enojo y resentimiento hacia las mujeres en general. Comió la semana pasada en el programa de Mirtha Legrand y polemizó fuertemente con Estefanía Xipolitakis y Karina Jelinek.
Se observa a un Baby muy enojado y agresivo, pero totalmente distinto al que amenizaba las trasnoches de Canal 2 arrojando los papeles con mensajes al suelo. Al igual que el caso de Lanata a quien ya me referí en una columna anterior, Baby termina con el mito de que las experiencias límite cambian a las personas para mejor. En su caso, la experiencia parece haberle dejado numerosas consecuencias psicológicas y secuelas físicas inevitables que en lugar de traducirse en una visión más compasiva de la realidad y más comprensiva de otros seres humanos, lo ha vuelto una máquina de atacar personas, particularmente mujeres.
Cuando Jelinek le preguntó si el descalificaba al “género femenino en el ambiente artístico”, Baby le respondió diciendo que las mujeres hablaban muy mal por sí mismas.
Quizás está pasando particularmente por un mal momento, dijo hace unos días que tiene serios problemas con los que lidiar, particularmente con la enfermedad de su mujer.
Ojalá encuentre algún grado de equilibrio que le permita seguir conduciendo sus programas sin adoptar posturas extremas que no tienen a esta altura, nada de graciosas.