Acting, mise en scene, verso, fulbito para la tribuna, show para la gilada. Llamalo como vos quieras. Eso fue lo que armaron el juez federal Claudio Bonadío, el Pro y el kirchnerismo.
El magistrado federal envió a la Policía Metropolitana a Río Gallegos para realizar un procedimiento en la inmobiliaria de Máximo Kirchner y Osvaldo Sanfelice en relación a la operatoria de la firma Hotesur, acusada de lavado de dinero.
¿Alguien puede creer que Mauricio Macri, quien jamás impulsó causas contra los corruptos funcionarios K, de repente quiere encarcelarlos?
¿Un juez impresentable como Bonadío, con múltiples pedidos de juicio político por hechos de corrupción, de repente se volvió un héroe de historieta?
¿Macri, un tipo acusado de espionaje, evasión de impuestos y usar testaferros de todo tipo para enriquececer, de la noche a la mañana es ahora el impulsor de un “mani pulite” en la Argentina?
El actual jefe de gobierno auspició y se jugó en la interna partidaria por su jefe de gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, un tipo llevado a tribunales por sus pésimas gestiones en el menemismo, la Alianza y la actual gestión macrista. ¿Ahora quieren transparencia?
Macri, una vez más, acaba de darle a los magistrados que tumbaron a Bonadío el exacto argumento que necesitaban: “la causa se politizó por el uso de la Metropolitana” dijo el camarista que inclinó la balanza de manera definitiva. Qué macana, un nuevo error macrista zafa a los K.
Lo mismo hizo Mauricio en 2009, cuando adelantó las elecciones locales y le dio la excusa a Néstor Kirchner para hacer lo propio.
En los seis meses que quedaron luego de su derrota contra Francisco De Narváez y el cambio de diputados (perdió la mayoría en la cámara baja), el Frente para la Victoria sacó iniciativas decisivas como el Fútbol para todos, la estatización de las AFJP, la ley de medios y la reforma electoral para restringir las publicidades privadas de los candidatos.
Lo propio hizo cuando se bajó en 2011 y no quiso enfrentar a CFK, aunque ya tenía la jefatura de gobierno porteño en el bolsillo. Mandó a Federico Pinedo a padecer con lista corta cuando tenía entre 15 y 20 % de intención de votos. El 54 % de Cristina es su culpa, en buena medida.
Igual que en 2007, cuando no apoyó Ricardo López Murphy para presidente y lo dejó sin chances.
Cuando explotó Skanska, Macri sacó de la cancha al juez de la causa, Guillermo Montenegro, nombrándolo secretario de seguridad.
Concretamente, no creo que el Pro sea inocente en la movida de ayer y tampoco Bonadío, que “se sacó la grande” al quedar relevado de un juicio tan incómodo.
¿No fue una sobreactuación librar 35 procedimientos en Río Gallegos en lugar de citar a Máximo Kirchner y sus socios a declarar?
No les creo nada. Ni al juez, ni a Macri. El Pro es socio del Kirchnerismo:
-En la legislatura porteña y el Congreso nacional, donde votan en conjunto cada vez que es absolutamente necesario (venta de inmuebles públicos, ART, estatización de la universidad de las Madres, traslado del monumento de Colón, nuevo Código Penal de Eugenio Zaffaroni, traspaso de la Esma, censura a la oposición porteña, el Consejo de la Magistratura local, presupuestos nacionales y de la Reina del Plata)
-En el juego, donde favorecen ambos a Cristóbal López
-En la favelización de Buenos Aires, atestada de talleres clandestinos, vendedores ambulantes, prostitutas y dealers.
-En la obra pública, ya que la Casa Rosada contrata las empresas macristas: Caputo y Calcaterra. Macri devuelve favores en su propio territorio.
-En la generosa Tierra del Fuego, donde el socio y alter ego de Mauricio es uno de los principales ensambladores de smartphones y no paga impuesto alguno.
-En Iron Mountain, donde se quemaron papeles que comprometían a empresarios amigos de ambos regímenes.
Insisto con el principio: estamos frente a otro sketche. Nuevamente, el Pro hace de prostituta de los K y les ayuda a zafar de la peor causa por corrupción. Mantienen la polarización en un opción falsa.
¿La muerte o dunga dunga? ¿Scioli o Macri? Parecen ser estas las dos únicas chances que nos presentan los medios de comunicación.
Lo que no saben muchos votantes es que, antes de la muerte, te van a dar también un poco de dunga dunga.