La consecuencia del candidato Macri con sus ideas, proyectos, y discursos, es tan difícil de advertir, que uno ya empieza a comprender que resulta inexistente.
Hace solamente una semana dijo en Ferrocarril Oeste "Para mí es un gran halago ser el candidato del partido radical". Hoy, inaugurando la estatua de Juan Perón, recitó de memoria, (con sus tradicionales balbuceos, propios de aquél que no sabe hablar porque jamás leyó), toda la liturgia peronista. Con los bombos, y hasta con el hijo de Hugo del Carril entonando la marchita. Zelig al palo.
¿Qué sigue durante los 15 días que restan de campaña? ¿Aparecer con barba postiza y uniforme militar reivindicando a Guevara? ¿Vestirse de piloto naval para rememorar el bombardeo a Plaza de Mayo? Todo es posible con el hijo de Franco.
Macri puede decir que el salario es un gasto, y más tarde destacar las conquistas sociales de Juan y Eva Perón sin que se le mueva un pelo.
Puede afirmar que hay que pagar de contado todo lo que exige Griesa, para luego reivindicar la doctrina justicialista de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política, y hasta la tercera posición de cabo a rabo.
Puede votar contra las estatizaciones de YPF y Aerolíneas, y luego, cuando le va mal en una elección, reivindicarlas.
Tiene una impunidad absoluta para nuclear en su derredor a antiperonistas feroces como Elisa Carrió y Fernando Iglesias, y luego terminar sonriente con Hugo Moyano, Eduardo Duhalde, o el Momo Venegas. Sabe mejor que nadie, porque nació y creció en ese entorno de la compraventa de voluntades, que por interés bailan casi todos los monos.
Pero que nadie se confunda creyendo la falsedad de que Mauricio Macri es una suerte de candidato de unidad.
Simplemente, es el personaje más inmoral, y más carente de principios que los grupos de poder han encontrado, luego de Carlos Menem, para llevar adelante su proyecto de retomar la conducción del gobierno en la Argentina.
Y donde dice grupos de poder, debe leerse Rocca, Sociedad Rural, Bulgheroni, Magnetto, y Macri padre (SOCMA), entre muchos otros. Son los que manejan los hilos de los grandes negocios y negociados. Son los que la ponen de verdad.
Es el tipo que fue capaz de cambiar hasta su imagen y sus gestos, al estilo De Niro antes de un film, tan sólo para darle cierta entidad visual al personaje que circunstancialmente le reditúa actuar.
Hoy Macri se ha peronizado obscenamente, porque la ocasión así lo ameritaba, y nadie puede arriesgar opinión sobre el resultado electoral de esta nueva transformación de Zelig.
Acaso crea que con esto convencerá a votantes peronistas, cosa que dudo, porque los tipos tienen 2 candidatos peronistas para elegir, y difícilmente elijan a uno que no es del palo. Acaso crea que ese importante segmento de sus votantes que además de ser antikirchnerista, es visceralmente antiperonista, digerirá sin problemas el enorme sapo que les hizo tragar mostrándose, desde las pantallas de TN, como el más peronista de los tres candidatos en pugna. O acaso en realidad no piense nada, y se limite a hacer lo que sus comandantes de campaña le indiquen.
En un país donde los políticos han fracasado tanto, que hasta hay gente convencida que se puede gobernar prescindiendo de ellos, Mauricio Macri está diseñado y guionado como el político apolítico que viene a salvarnos de los políticos. Un mamarracho.
Macri podrá ser presidente, como algunos aún creen, o podrá salir segundo, como yo creo, pero independientemente de las posiciones y visiones de cada uno, lo que terminó de demostrar en Paseo Colón y Belgrano, es que es un personaje muy menor, otro de tantos, absolutamente impúdico, carente de cualquier tipo de principio político o convicción, y que, tal como lo hemos dicho desde hace ya varios meses, esta candidatura le queda verdaderamente enorme.
La síntesis de lo que aconteció en las calles la proporcionó un señor mayor, que estaba presente en el acto, y, desconcertado ante la marcha peronista, al pie de la estatua del general escribió en twitter "¿Después de esto, lo tenemos que votar igual...?".