No es una película de Tarantino ni un film de bajo costo. No es una escena de ficción para un comercial de mal gusto. Es la pura, cruda y triste verdad argentina... Los medios periodísticos reprodujeron fielmente las imágenes de las cámaras de seguridad del comercio asaltado en la localidad de San Francisco Solano por una pareja, ¡con un bebé en brazos! Y un tercero...
Estas breves reflexiones podrían estar repletas de lugares comunes y estaría completamente justificado. Adjetivos calificativos no faltan en la lengua castellana para describir esta conducta y a sus protagonistas. Pero, en cambio, propongo el ejercicio inverso.
¿Qué calificativos utilizarían los progre-pensadores para explicar estas escenas?
¿Qué dirían para no "estigmatizar" a los autores?
¿Qué argumentos expondrían para no "discriminar" a los protagonistas de este hecho?
¿Qué herramientas tendrían a mano para no caer en las garras del "neo-punitivismo deslegitimante?
¿Qué opinarían si algún juez desalmado, influenciado por algún fiscal "facho", enviara a estos ciudadanos a una "jaula de exterminio social", antes conocidas como cárcel?
¿Cómo harían para no escandalizarse públicamente y pedir a gritos el juicio político del juez o tribunal de familia, si se discutiera la futura tenencia de esa criatura?
¿Qué dirán ahora los que sostienen la tesis de la "sensación de inseguridad?
Hay tantas preguntas como calificativos existentes en el diccionario. Aunque, me planto acá.
Mientras espero las respuestas, sigo leyendo a los dinosaurios Sebastian Soler, Ricardo Nuñez, Carlos Fontán Balestra, José Peco, Guillermo Ouviña, Eusebio Gómez, José Severo Caballero, entre otros.
Es un sano ejercicio ante tanta locura.
Marcelo Carlos Romero
Fiscal del Ministerio Público
Especial para Tribuna de Periodistas