La visita del Presidente Barak Obama no significa que a partir de ahora pasemos a ser, de un día para el otro, un país del primer mundo, ni una potencia mundial ni un país desarrollado.
Tampoco significa que pasemos a ser una colonia dominada, oprimida y subyugada por el imperialismo.
Lo que realmente significa es que Argentina volvió a ser parte del mundo, y dejamos de tener relaciones con impresentables como, por ejemplo, el gobierno de Venezuela.
En definitiva, la visita del Presidente estadounidense, sella, de alguna manera, el giro que ha dado en referencia a las relaciones exteriores Argentina con el gobierno de Mauricio Macri.
Una de las características del kirchnerismo fue la de tener buenas relaciones con ciertos países que, en honor a la verdad, flaco favor nos hicieron y mucho menos contribuyeron que vengan a nuestro país inversiones que, en realidad, es lo que interesa.
El primer negocio que realizaron Néstor Kirchner —a pocos meses de asumir la presidencia— y Hugo Chávez, fue la fabricación de ocho buques petroleros en Astilleros Río Santiago. Dicho convenio fue anunciado al mejor estilo kirchnerista con bombos y platillos, y como casi todo lo que hicieron el kirchnerismo y el chavismo, terminó en fracaso. De esos ocho buques, que se deberían haber construido en cuatro años, según el contrato, solo se construyeron dos, de los cuales solo uno funciona. Hoy prácticamente nadie recuerda eso, y es lógico, la lista de fracasos es tan larga que es imposible recordar todas y cada una de las mentiras kirchneristas.
Podríamos citar, también a modo de ejemplo, la patética gira comercial organizada por el ex secretario de comercio Guillermo Moreno a Angola y la venta de cosechadoras que nunca existieron. Eso era el kirchnerismo en materia de relaciones exteriores.
Volviendo a la actualidad, y específicamente a la visita de Obama, lo que podemos destacar es que a partir de esta visita es muy factible que comiencen a ingresar inversiones en nuestro país.
Las inversiones, además del lógico ingreso de capitales, significa crear fuentes de trabajo, competencia en el mercado, desarrollo industrial, tecnología, al mismo tiempo que nos da la posibilidad de exportar, especailmente a EEUU, cuyo PBI es el 25% de lo que se produce en el planeta.
Dos de las primeras medidas de Macri en cuanto a relaciones exteriores fueron denunciar a Nicolás Maduro en el Mercosur por el encarcelamiento de Leopoldo López y anular el tratado con Irán. A partir de ahí se comenzó a plasmar lo que Macri proponía en su campaña, algo tan fundamental como tener relaciones con países que, hasta ahora, escapaban a tener, si quiera, conversaciones con Argentina. La visita de Obama significa eso, volver a ser parte del mundo, y por más que a los "anti yankees" —los mismos incoherentes que defienden la peor dictadura de la historia de América, la de Fidel Castro— no les guste, es el visto bueno para que el mundo comience a creer en Argentina.