Una embajada europea era el destino que había imaginado Mauricio Macri para Elisa Carrió, previendo las incomodidades que su socia podía ocasionarle en caso de llegar a la Presidencia, pero la diputada rechazó la salida diplomática y, con Cambiemos ya en el poder, asumió una posición de aliada con derecho al pataleo.
Esa postura la llevó en las últimas semanas a cuestionar duramente a varios hombres muy cercanos a Macri como el presidente de Boca, Daniel Angelici, y al empresario Nicolás Caputo.
La volcánica diputada pidió a Macri que aleje a Angelici del rol no reconocido de operador presidencial en los tribunales federales, donde duermen o galopan las causas de corrupción, y reclamó que Caputo venda sus empresas y se dedique "a otra cosa".
"Tano" Angelici es un empresario del juego, con raíz política en la UCR, desde donde promovió a figuras del PRO, como la actual jefa de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso. Además, está al frente de uno de los hijos más mimados de Macri, Boca.
Pero Carrió no repara en cercanías y este martes ratificó sus denuncias mediáticas ante la Justicia: "Hoy me toca cuestionar al Gobierno que llevé al poder", dijo ante el juez Casanello.
La diputada puso el grito en el cielo ante las versiones de que un sector del Gobierno busca poner paños fríos a las causas de corrupción que vinculan a Cristina Kirchner, para no victimizarla, y que parece desacelerarse la posición inicial de ir contra jueces acusados de haber "jugado" con el kirchnerismo.
Otro blanco de sus dardos es el asesor Jaime Durán Barba, para quien a la sociedad "no le interesa la corrupción" y aconseja a Macri desde hace años centrarse en una agenda positiva.
Se dobla y ¿se rompe?
Cada aparición televisiva de Carrió genera un hormigueo en los pasillos de la Casa Rosada, donde ministros y legisladores buscan línea para ver cómo responder ante alguna requisitoria periodística.
El último fue el jefe de la cartera de Interior, Rogelio Frigerio, antes de ir a Intratables. Sin embargo, Macri no parece dispuesto a llevarle el apunte.
En las últimas entrevistas que dio defendió tanto a Angelici como a Caputo.
De este último dijo que las empresas las fundó su abuelo y que por lo tanto no crecieron -ni lo harán- al calor oficial.
La gran pregunta es si la excandidata presidencial está dispuesta a romper la coalición oficialista como hizo en 2000, al fundar el ARI, en caso de no obtener respuesta, o si sólo apuesta a ser coherente con su trayectoria política de denuncia sin quebrar la sociedad política con el Presidente.
A uno y otro lado aseguran que el diálogo entre Macri y Carrió es fluido y que se dicen las cosas de frente. "Hablan más seguido de lo que todo el mundo imagina", señalan en la Casa Rosada.
"No se va a romper nada, pero va a jugar a fondo", anticipó por su lado un hombre de diálogo cotidiano con la legisladora.
Según sus colaboradores, Carrió decidió redoblar sus ataques al recibir denuncias de parte de funcionarios judiciales sobre las supuestas apariciones de Angelici por Comodoro Py y considera que el inicio del Gobierno es un momento ideal para plantarse.
Dentro de Cambiemos hay voces discordantes respecto de la posición adoptada por la líder de la CC, pero son varios los que coinciden con sus planteos, incluso en el PRO y la UCR.
"Los que especulan con no avanzar contra la corrupción para evitar daños colaterales están incurriendo en un error de cálculo. Acá vinimos a cambiar las cosas y eso es lo que espera la gente", señaló un legislador oficialista.
Por lo pronto, el Gobierno apuesta a amortiguar las denuncias promoviendo una agenda legislativa de transparencia, en la que se destacan iniciativas del Gobierno Abierto -donde se podrán consultar datos de gestión como licitaciones- y una Ley de Acceso a la Información Pública, entre otras.
También prevé avanzar en proyectos contra la corrupción como la creación de la figura del arrepentido o el decomiso de bienes de corruptos.
Sin embargo, parece que el peronismo ya avisó que, al menos en estos casos, no está dispuesto a acompañarlas.