Esta semana, el tema central, sin dudas, fue la pobreza y no la inseguridad o la corrupción, como estamos acostumbrados. No es que no sigan apareciendo nuevos casos de inseguridad y corrupción; al contrario, lamentablemente nos seguimos enterando de algún robo que tiene que ver con algún ex funcionario kirchnerista.
Lo mismo ocurre con la inseguridad, pero ver en números que uno de cada tres argentinos está debajo del índice de pobreza, impacta, y duele. Y la pregunta es ¿a alguien le llama la atención que una tercera parte de la población sea pobre?
Sin embargo, los que llevaron ese índice de pobreza al 33% pretenden que Macri en diez meses solucione el desastre que ellos generaron.
Y es que un sector muy nutrido de la población -algunos ingenuos, otros fanáticos, y muchos ignorantes- creyeron durante doce años que no eran pobres porque viajaban por un peso, tenían luz, gas y agua gratis, y se podían comprar un smart phone, y creían que no había pobreza porque el INDEC la ocultaba, pero la culpa es de Macri, que nos mostró la realidad.
El punto es que hoy nos enteramos de que el problema de la pobreza es "estructural".
¿Qué significa que la pobreza sea estructural? La pobreza está asociada a coyunturas que afectan a ciertos segmentos de la población, como pudiera ser a determinados rubros y/o períodos, como desempleados temporales por una crisis económica que afecte a uno o más sectores de producción o servicios. Pero la pobreza que afecta a la Argentina, dejó de ser coyuntural y pasó a ser estructural, o sea, crónica, en el sentido que reproduce en círculos viciosos las causas y condiciones que la generan.
Dicho esto de otra manera, significa que uno de cada tres chicos que están en edad escolar, viven en un hogar en el que sus padres y sus abuelos fueron pobres, y lo peor es que sus hijos difícilmente puedan dejar de serlo.
Todo tiene que ver con todo, por eso, teniendo en cuenta solo dos aspectos del kirchnerismo, como la demagogia y el populismo, el resultado no podía ser de otra manera.
Demagogia es decirle a la gente lo que la gente quiere escuchar. Populismo es prometerle a la gente cosas que nunca se van a cumplir. Ambas son hermanas, y casi siempre van de la mano, y esos fueron dos pilares fundamentales en el relato kirchnerista.
El resultado no podía ser otro. Le inculcaron a gran parte de la población que tenían que vivir en la pobreza "con dignidad", dándoles un plan social para subsistir, y de paso tenerlos sometidos y como rehenes.
El problema está planteado y, fundamentalmente, blanqueado. Ahora hay que solucionarlo, y ese es el desafío más grande que tiene el gobierno de Macri, porque no se trata solo de una cuestión meramente económica. Va mucho más allá, es una cuestión cultural y hasta filosófica.
Lógicamente hay un gran componente económico, porque para que la gente pueda salir de la pobreza tiene que trabajar, y para que ello ocurra se deben generar fuentes de trabajo reales.
Cuando Alfonsín dejó el gobierno, el índice de pobreza era de alrededor del 5/6%. Durante los últimos años del menemismo, fue aproximadamente del 23/24%. El kirchnerismo lo llevó a más del 30%. No es opinión, ni datos subjetivos, son datos crudos de la realidad.
Quiero finalizar con una reflexión. Hubiese sido interesante haber visto como hubiese hecho Scioli, en caso de haber ganado las elecciones, para cumplir su promesa de combatir la pobreza que según ellos no existía, como también decía que iba a pagar la deuda que tampoco teníamos y bajar la inflación que él decía que iba a bajar pero que según Crsitina y Kicillof tampoco había.
Eso sí, un dato curioso es que Scioli, en campaña, jamás dijo que iba a terminar con la corrupción, que según el kirchnerismo, tampoco existía...