La disputa por el poder y por la propiedad de "la verdad" entre macristas y kirchneristas, lejos de reducirse en los nuevos tiempos a una diferencia de ideas, profundizó la denominada "grieta", ahora llamada "polarización", y dejó por estos días su impronta en la campaña electoral de cara a las PASO de agosto.
Como la provincia de Buenos Aires sigue siendo rehén de la Política, que denomina al distrito en términos proselitistas "la madre de todas las batallas" porque equivale a casi un 40 por ciento del electorado nacional, el enfrentamiento quedó plasmado de la peor manera en territorio bonaerense.
El presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal compartieron a principio de semana un acto de gestión/campaña en el municipio de La Matanza, con una particularidad: no había gente, matanceros, a menos de 300 metros. Gestos y declaraciones solo para los medios que cubrían la inauguración de un centro de transbordo del Metrobus.
Desde el oficialismo argumentaron -a veces con razón- que no anticipan la actividad del Presidente por temor a los "escraches que organizan los kirchneristas con militantes, donde nada tiene que ver la gente del lugar".
Como resultado, el Presidente, la gobernadora y los precandidatos estuvieron cercados por unos mil uniformados de la Gendarmería. Muy lejos de un país normal.
La ex presidente y ahora precandidata a senadora nacional, Cristina Fernández, visito el municipio de Lincoln, en el interior agrícola de la provincia de Buenos Aires, "preocupada" por la situación de un tambo del lugar.
El interior, el campo bonaerense, en general apoya a Cambiemos pero claramente es antikirchnerista desde el 2008, cuando la tensión entre el gobierno de Néstor Kirchner y el sector agropecuario tras la Resolución 125 hizo temer a mas de un ciudadano sobre el inevitable advenimiento de un enfrentamiento armado.
La visita de la ex mandataria a Lincoln hubiera despertado, de haberse sabido de antemano, por lo menos un escrache espontáneo por parte de la dirigencia agropecuaria. De allí, justifican cerca de la ex mandataria, el anonimato de la agenda de Cristina. Pero está claro que desde que CFK decidió postularse, nunca sus actividades fueran públicas por temor no solo a escraches sino a lo que mas inquieta a los "cristinistas": las preguntas de los periodistas no militantes.
¿Cuánto tiempo durará este enfrentamiento vano que no hace mas que obstaculizar cualquier intención de sacar el país adelante, si es que esa intención existe? De acuerdo a algunos encuestadores serios, cerca de un 75 por ciento del electorado no tiene afinidad por ningún partido político o un dirigente político como referente.
¿Se darán cuenta a tiempo, las principales espadas políticas del país, que las inquietudes de la población están circulando por otra vía? No hay señales de que ello vaya ocurrir en el corto plazo.