Elisa Carrió se sumó a María Eugenia Vidal como una de las figuras centrales de una campaña electoral con foco en la provincia de Buenos Aires, donde Cambiemos necesita evitar un triunfo de Cristina Fernández para poder apuntar a una profundización del modelo en los próximos dos años.
La figura de la líder de la Coalición Cívica-ARI, que siempre hizo buenas elecciones legislativas y ya tendría asegurado un triunfo amplio en la Ciudad, convenció a las principales espadas del Gobierno de nacionalizar su imagen para sumar votos también en el intrincado territorio bonaerense.
Eso explica que el tridente que también integra Horacio Rodríguez Larreta se haya mostrado haciendo campaña en las redes sociales en forma contundente.
Los tres aparecieron cómodos compartiendo espacio y hablando con la gente, a pesar de que vienen de culturas políticas dispares.
Vidal optó por Esteban Bullrich para pelear la senaduría en el disputado territorio bonaerense, y recién luego se convenció de que Carrió no podía estar ajena a esa puja.
El presidente Mauricio Macri aportó lo suyo al operativo seducción, al crear un cargo especial y nombrar al "lilito" Fernando Sánchez en la esfera de la Jefatura de Gabinete, en un gesto claro hacia la diputada nacional.
Las encuestas indican que Carrió podría superar el 40% en la Ciudad de Buenos Aires, donde la alianza de Gobierno mantiene una intención de voto alta.
El líder del PRO arrastra en el norte y el sur porteño, y Carrió aporta muchos votos en las zonas medias de la Capital, las más castigadas por los aumentos de tarifas pero refractarias al kirchnerismo, al que cuestionan intentonas pseudototalitarias.
Los encuestadores se sorprenden por el rechazo que sigue provocando Cristina en barrios como Caballito, especialmente entre las mujeres de clase media, que manifiestan una oposición contundente a su figura y la emparentan con la corrupción y el culto al personalismo.
Cambiemos se adapta a la chaqueña, casi la única dirigente de esa alianza que hace caso omiso a los dictados del asesor estrella, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien no para de elogiarla a pesar de su "indisciplina".
En su aparición en las redes, "Lilita" reforzó su punto fuerte: las denuncias contra la corrupción de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
No sólo se jactó de la embestida contra Julio De Vido, sino que pidió el voto para forzar a que los jueces avancen en las causas contra desfalcos en el manejo del Estado.
Existe sorpresa en Estados Unidos y Europa porque la Argentina es uno de los pocos países de América Latina que llegó tarde a la causa Odebrecht.
Recién ahora parece existir interés de la Justicia local por las operaciones de ese gigante de la construcción que provocó un tembladeral en el Brasil, llevó a la detención de un ex presidente en Perú y desnudó una trama de corrupción muy superior a la imaginada en América Latina.
De Vido manejó toda la obra pública durante 12 años y medio en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina.
Fue un período en el que Odebrecht, que llevaba una prolija contabilidad paralela destinada a sobornar funcionarios, tuvo gran protagonismo.
Por eso, el Gobierno pretende que la Justicia avance en sus investigaciones sobre las licitaciones de obra pública: creen que si va al hueso no sólo caerá De Vido, sino también Cristina, quien al fin de cuentas manejó el poder durante ocho años.
"Necesitamos tu fuerza, tu voto, para que los jueces actúen. Si nos votan mucho, los jueces van a entender que no pueden garantizar la impunidad", arengó Carrió en su aparición por Facebook.
Y le dijo al electorado: "El voto de ustedes también hace que sea un hambre y sed de justicia para condenar a los que robaron".