Venezuela es el segundo país más violento del mundo, únicamente superado por El Salvador, con una tasa de 89 muertes por cada 100.000 habitantes y solo en 2017 fallecieron 26.616 personas en hechos de sangre, apenas tres por ciento menos que en 2016, según diversas fuentes.
De ellos, 95 por ciento son hombres y 60 por ciento tenían entre 12 y 29 años de edad, informó el director del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), Roberto Briceño León.
Todos esos datos corresponden a un estudio elaborado por investigadores de siete universidades, en respuesta a la ausencia de datos oficiales por parte de los organismos gubernamentales.
“De los delitos que se cometen en Venezuela, 64 por ciento no son denunciados, lo cual potencia la impunidad y refuerza la percepción de que en el país no hay estado de derecho que garantice la correcta aplicación de la justicia penal”, sostuvo Briceño.
Télam conversó con víctimas de los delitos más recurrentes en la Venezuela de 2017. Algunos no tuvieron problema en decir sus nombres, mientras otro aseguró que la justicia jamás llegará y que no tiene sentido la denuncia.
Dilcia Mendoza y Aracelis Sánchez son madres de dos jóvenes muertos en acciones de la Operación de Liberación del Pueblo (OLP), una campaña militar y policial contra el delito común puesta en marcha en 2015 por el actual gobierno.
Ambas residen en sectores populares y sus hijos fallecieron en “barridas policiales”.
Sánchez afirmó que “la policía no tiene piedad con la gente de los barrios, matan al que se atraviese.
“Yo le digo a la gente que denuncie, que no tenga miedo; a mi muchacho lo mataron en un arrase que hicieron en el barrio; estoy luchando por que se haga justicia y voy a los tribunales varias veces al mes para presionar por castigo a los culpables”, agregó.
Por su parte, Mendoza señaló que a su hijo lo quisieron involucrar en un enfrentamiento entre policías y delincuentes, en el barrio Antímano, en el oeste de Caracas.
“Él estaba haciendo una llamada telefónica y lo sorprendió un tiroteo que inició un funcionario; testigos del hecho me informaron que lo acribillaron sin compasión”, aseguró.
Al organizar un grupo de víctimas de excesos de funcionarios policiales “hemos encontrado resistencia porque queremos trabajar en la defensa de los derechos humanos; incluso, alguien nos sugirió no seguir con las visitas a la Fiscalía y tribunales para que no le pasara nada a nuestras familias”, explicó Mendoza.
A Carlos, de 18 años, lo secuestraron en Prados del Este, un acomodado sector de Caracas. No revela su nombre real. “Me van a descubrir y me pueden matar; digo la zona pues es en donde más se llevan a la gente”, dijo a la agencia de noticias Télam.
Hijo de empresarios, salía de su casa a la universidad. “A los diez minutos de estar manejando, me abordaron dos tipos en un semáforo y regresamos a mi casa; nos amarraron a tres personas y se llevaron de todo: televisores, ropa, joyas, dólares; luego de dos horas, me sacaron esposado en una camioneta BMW de mi mamá y pidieron a mis padres 20.000 dólares para dejarme ir”, relató.
Dijo que uno de sus captores era un ex compañero de la escuela primaria que actualmente es funcionario de la policía judicial.
“Me dijo que si no lo denunciaba, me podían hacer una rebaja, todo en honor a nuestra vieja amistad; yo dejé de ver a ese sujeto hace unos ocho años y me sorprendí muchísimo cuando me atrapó; lo reconocí de inmediato; un tipo con dinero resultó ser tremendo malandro”, dijo “Carlos”.
Hubo negociaciones y el rescate bajó a 16.000 dólares. “Mi supuesto amigo habló con el abogado de la familia y se transó por esa cifra; él mismo me dejó en la puerta de mi casa; yo pronto me voy del país y estoy en pánico constante aunque los secuestradores me dijeron que protegerían a mi familia si yo no denunciaba”, agregó.
Durante los cuatro meses de protestas diarias contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, entre marzo y junio de 2017, se incrementó la violencia impulsada por el Estado, afirmó Briceño.
“Hubo un ataque despiadado contra la disidencia por parte de funcionarios de seguridad del Estado”, comentó. El saldo de la represión en ese lapso fue de 137 muertos.
La vida de Juan Pablo Pernalete, estudiante de 20 años, terminó el 26 de abril cuando recibió un disparo de bomba lacrimógena en el pecho. Participaba en una protesta que culminó con un enfrentamiento entre policías y manifestantes, en el este de Caracas.
El ministro de Interior y Justicia, general Néstor Reverol, sostuvo que a Pernalete lo mataron compañeros de manifestación, con una pistola de fabricación casera.
Los padres de Juan Pablo, hijo único, denunciaron el caso ante instancias nacionales e internacionales y aseguran que se sienten perseguidos por funcionarios estatales.
“Desde que Tareck William Saab llegó a la fiscalía, el caso está estancado; la destituida Luisa Ortega Díaz tenía las investigaciones muy adelantadas y confirmó que una bomba lacrimógena le partió el pecho a nuestro hijo; vamos a seguir con la denuncia así sintamos que se nos va la vida”, dijo a la prensa local José Gregorio Pernalete, padre del fallecido, quien presentó el caso ante la OEA.
Si en lugar de ser un gobierno que se dice de "izquierdas" fuese de Derecha, hace tiempo que habría clamor de todo el mundo reclamando por "DEMOCRACIA EN VENEZUELA" y solicitando el FIN DEL GOBIERNO FASCISTA DEL MILITARISMO VENEZOLANO. Es un gobierno MILITAR con un civil del títere, sin embargo, no se ven a los "progresistas" pidiendo el fin de la DICTADURA MILITAR. Esto expone, cuan lejos se està de la VERDADERA REVOLUCION, que es la de la defensa del SER HUMANO, mas allà de las ideologías y de las consignas polìticas. ¿Que lealtad puede ser SUPERIOR a la del GENERO HUMANO? Los progristas se han apopiado de casi todo lo que APAREZCA con sensibilidad HUMANA, pero eso es de boca, en los hechos, hacen poco por aquello que dice una canciòn y que se refiere a ¡HONRAR LA VIDA! Basta de sostenedores del regimen militar-civico fascista de Venezuela.
El plano de la utopía de izquierda es siempre inmaculado y angelical. Cada vez que la izquierda (socialismo chavista y/o progresismo kirchnerista) logra tomar las riendas del poder deja tras de sí corrupción, incultura, pobreza y hambre. Pero en el plano utópico el resultado no los humilla. Por el contrario empieza la fase ética: izquierda es amor, derecha es odio, izquierda es el bien derecha es el mal. Izquierda es salud, derecha enfermedad. Izquierda es trabajo, derecha es especulación, izquierda es industria derecha es banco y así ad infinitum. La izquierda busca el igualitarismo y condena la excelencia. Pretende el bienestar pero repudia la generación de riqueza. Son tan cándidos que parecen niños, al que le gustan todos los juguetes pero no los puede elegir porque jamás está dispuesto al sacrificio. El castillo utópico choca finalmente con la realidad. Esta realidad podemos describirla como: un control social irrespirable, un dirigismo autoritario,una planificación total de la economía que hace agua por todos lados, con falta de lo elemental para vivir, con una corrupción monstruoso y la entera sociedad dividida en dos clases. La burocracia dirigente enriquecida y la ciudadanía de a pie empobrecida.
Es que en Venezuela hay muchos imperialistas disidentes sueltos, hay que reducirlos y aplastarlos. Viva la revolución...!!! Perón o muerte...!!!
micomune, habrás querido poner que empieza la fase épica, la de la guerra. La identidad de izquierda tiene esas características que vos describís porque surge de la dialéctica como método de pensamiento. Eso es una burrada, es anacrónico y obsoleto. Pero es necesario mencionarlo porque todavía se sigue enseñando en filosofía como si fuera el método científico de las ciencias sociales. La dialéctica, siempre confundida equivocadamente con la retórica, parte de etiquetas y abstracciones y de establecer opuestos de manera arbitraria. Cualquier cosa del pasado se puede explicar de esa forma, como choque de opuestos siempre abstractos, eso no significa que esas explicaciones sean útiles o certeras en lo más mínimo. Pero estos filósofos de la política también usan la dialéctica hacia adelante, para "construir futuros" o "transformar la sociedad" con métodos dialécticos, y así les va a sus víctimas. Por eso la izquierda no es un movimiento de los pueblos sino de intelectuales mediocres engreídos y sectarios. Y son sectarios porque la secta recluta en principio ofreciendo regalarnos su propia versión de la identidad, una identidad que surge según ellos por razones geopolíticas culturales e históricas, y que uno recibe de una vez, y acepta por simple declaración, con todas las decisiones y todas las opiniones ya tomadas. Por eso es tan grave la cosa, porque desde todos lados las Ciencias sociales nos quieren imponer los "orígenes" seudo filosóficos de todo eso como verdades indiscutibles, como sentido de realidad. Porque la nueva "identidad" de género también funciona del mismo modo, por simple elección y declaración. Te ponés la camiseta y listo. Y para peor hay una movida accesoria a todo eso que quiere instalar a la militancia por esas cosas como la única vocación valiosa y trascendente para el militante, y no hablamos de ser humano porque se identifican siempre con una facción ya sea política o de género, nunca con la humanidad porque al "opuesto" lo van a querer aceptar como humano. El resultado ya lo vemos en las cuestiones de género. La militancia transgénero no humaniza a la gente sino que reivindica y consolida "la reivindicación", o sea la venganza: el acceso con sexo cambiado a los peores prejuicios machistas sobre la mujer y el hombre. En política, la dialéctica base de la izquierda, nunca se propone un proyecto de país para todos simplemente porque parte de establecer una figura propia a partir de la contrafigura del enemigo. La dialéctica y la izquierda no desemboca en la guerra, necesita la guerra para existir desde el primer momento. Por eso no es que en esas "sociedades" surge la violencia como un accidente, la violencia contra todo el que no pertenezca a la secta está en el origen y en el proyecto mismo de la izquierda en cualquiera de sus variantes incluyendo el progresismo, porque la extinción del otro, definido como retrógrado viejo reaccionario o traidor, está implícita desde el primer momento en que definen su identidad. Eso es lo que los define como totalitarios. Por más que se declaren enemigos del fascismo, no tienen diferencias significativas con el fascismo ni con el nazismo. Hasta el nacionalismo de pueblos originarios coincide con el nazismo, porque coincide la definición "filosófica" de identidad.
Quise decir "nunca con la humanidad porque al "opuesto" NO lo van a querer aceptar como humano"