En 1985, antes de que se supiera cómo iba a ser, se filtró la noticia de que el gobierno de Ricardo Alfonsín iba a implementar el "Plan Austral".
El entonces secretario General de la CGT, Saúl Ubaldini, al ser consultado sobre qué le parecía la nueva medida dijo: "No sabemos bien de qué se trata, pero desde ya no estamos de acuerdo".
Es que esa es la esencia del peronismo, hoy elevada a su máxima expresión por el kirchnerismo: estar en desacuerdo con todo, con lo que sea; no importa qué, y tampoco importa si se trata de algo que beneficie al país o a la ciudadanía. Lo realmente importante para ellos es estar en contra de cualquier cosa que le pueda dar algún rédito político a sus adversarios.
Finalmente, Argentina salió de la emergencia económica tras 16 años. La medida había sido sancionada el 6 de enero de 2002 y se renovaba sistemáticamente por la gestión kirchnerista que, por supuesto, le daba discrecionalidad al Ejecutivo por sobre el Congreso Nacional.
Esta simple noticia, que en sí pareciera decir muy poco, muy por el contrario dice mucho, más allá de cualquier análisis.
¿Esto significa que se está haciendo todo bien? No, claro que no, y de hecho la administración de Macri cometió, en sus dos años de gobierno, muchos errores.
Vale decir también, en honor a la verdad, que hay que señalar dos cuestiones fundamentales. La primera es que hasta ahora, el gobierno está tratando de solucionar problemas heredados.
En este punto, usted, estimado lector, podrá pensar —y con justa razón— que ya es tiempo de dejar de habla de la "herencia recibida", y es verdad. Pero aquí nos encontramos con el segundo punto, y es que la oposición patea absolutamente en contra. La realidad es que no solo no ayuda, sino que boicotea cualquier cosa que se quiera hacer.
Un claro ejemplo de ello es su intento de frustrar los aumentos de tarifas y, como ocurrió durante esta última semana, el aumento del boleto del transporte público.
Pensemos lo siguiente: ¿Había que aumentar el boleto, sí o no? Sí. ¿Es caro o barato el boleto con el nuevo precio? Sigue siendo barato. Entonces, ¿qué es lo que estamos discutiendo?
Lo mismo ocurrió cuando se tomó la decisión de dejar de financiar el "Fútbol Para Todos"; el kirchnerismo, obviamente, estuvo en contra. Como este caso, podríamos citar decenas.
Sin embargo, la preocupación mayor para la oposición es la cantidad de despidos que se están produciendo en dependencias del Estado. Veamos las razones y algunos números.
Hay unos 1.200 despidos en organismos públicos (donde nosotros pagamos los sueldos) que son por ausentismo, desglosado de la siguiente manera: 354 Fabricaciones Militares; 180 Televisión Digital Abierta; 140 Ministerio de Energía; 120 Senasa; 108 Enacom; 70 Ministerio de Defensa.
Estos despedidos, no son trabajadores, sino que son, lisa y llanamente, “ñoquis”. Sin embargo, hay un caso de un intendente K que refleja perfectamente lo que hoy extraña el kirchnerismo.
Se trata del actual mandatario de Moreno, Walter Festa, quien cobra un sueldo de $300.000 mensuales, y en los últimos meses tuvo problemas para pagar los sueldos de los empleados municipales. Sin embargo, no tuvo problemas en irse de vacaciones al Caribe sin pedir autorización al Concejo Deliberante local, como establece la Ley Orgánica de Municipios de la Provincia de Buenos Aires.
Pero aquí no terminan las desventuras de Festa. Durante su gestión, puso en su municipio 500 supuestos empleados que no son otra cosa que militantes de La Cámpora. Cada uno de estos sujetos le cuesta al estado municipal alrededor de $30.000 mensuales. O sea que gasta $1.500.000 de los contribuyentes para financiar su propia militancia.
Pero si como eso no fuese suficiente, además de no contar con fondos para pagar sueldos, el funcionario dice que no tiene recursos para realizar obras y culpa a la Gobernadora María Eugenia Vidal.
Festa, como la totalidad de los kirchneristas, también está en contra de cualquier cosa que quiera hacer el gobierno, ya sea nacional o provincial. Por una sencilla razón: por más que él no sepa de qué se trata, siempre va a estar en desacuerdo.