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Los logros de la “derecha” alemana Adenauer-Merkel

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HACIENDO HISTORIA
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Parece haberse instalado en los medios que Ángela Merkel es “de derecha”, palaba que equivocadamente se usa en forma peyorativa. Esto es erróneo por dos motivos: Primero, el partido de Merkel no es de derecha en el espectro político alemán, sino de centro. Por otro lado, lo negativo no es ser de izquierda o de derecha, sino extremista o autoritario, sea uno de derecha o de izquierda. No viene mal, entonces, repasar un poco de historia para aclarar estas cuestiones.

 

En la primera elección de postguerra en Inglaterra, los conservadores fueron derrotados y perdieron el gobierno. Su líder, Winston Churchill, dejó de ser primer ministro. El partido laborista triunfante nominó a Clement Attlee, que había integrado el gabinete de guerra como vice primer ministro, acompañando a Churchill.

Sin embargo, ahora Atlee, apoyándose en el grupo más radicalizado de su partido, el de Ernest Bevin, llevó adelante una política intervencionista, nacionalizando parte de la banca e incluso minas. Con respecto a la zona alemana que le tocaba administrar a Gran Bretaña, reemplazó a Adenauer por un funcionario del partido laborista, considerando que aquél, por su edad, no tenía los conocimientos ni la fuerza que demandaba esa compleja tarea. Nacido en 1876, Adenauer tenía entonces alrededor de 70 años.

A esta altura, las cuatro zonas militares se habían reducido a dos: la zona soviética, que pasó a llamarse la República Democrática Alemana, y la zona occidental, que pasó a llamarse la República Federal Alemana. Adenauer fue primer ministro (canciller) desde 1949 hasta 1963. En esta última fecha, la Democracia Cristiana postuló para el cargo de canciller al que fuera el exitoso ministro de economía, Ludwig Erhard.

Adenauer explicaba su proyecto, palabras más, palabras menos, diciendo que quería una república federal para darles a los Lander la mayor autonomía posible, no sólo por la importancia histórica que siempre tuvieron en Alemania, sino porque se quería promover una sociedad y una economía descentralizadas, altamente competitiva dentro de las reglas del mercado. No creía que un gobierno debiera velar por todas las necesidades de los individuos, sino que cada ser humano debía tener una cuota de responsabilidad individual y social. A esto se lo llamó “economía social de mercado”.

Para Adenauer, un gobierno debía tratar de erradicar todos los obstáculos que impidieran una más amplia competencia, porque era el camino de la competencia el que llevaría a la excelencia y a un nivel de riqueza que alcanzara para todos. Una empresa exitosa no requiere permanentemente del auxilio del gobierno para subsistir. Así traducía Adenauer el llamado “egoísmo virtuoso” de los liberales, porque la excelencia, buscada por cada individuo o empresa, socialmente se transforma en una verdadera sinergia que hace al bien común. No se trata de defender el egoísmo, sino de lograr incentivar la cooperación pacífica y socialmente redituable.

La República Federal se comprometía a cuidar y a reconocer los derechos individuales como prioridad absoluta, en total contraste con la visión que había tenido en su momento el nacionalsocialismo hitleriano. Al mismo tiempo, se llevó adelante una profunda acción de desnazificación, enjuiciando a todos los alemanes responsables de crímenes que no hubieran sido juzgados en Núremberg.

Cabe recordar que Berlín estaba totalmente situada en la zona soviética y que, entre 1947 y 1948, los soviéticos aislaron a Berlín occidental por tierra, impidiendo el acceso por carretera o por tren. Una población de 3 millones quedó completamente incomunicada, con riesgo de inanición. Sin embargo, los americanos construyeron un puente aéreo con más de 100 vuelos diarios para abastecer a Berlín occidental, apostando a que la URSS no se animaría a derribar los aviones. 

En el año 49, la República Federal alemana pasó a integrar la OTAN  y Adenauer fue uno de los líderes que más trabajó para concretar la Unión Europea. En lo social, Alemania fue el país que abrió sus puertas a los inmigrantes, primero españoles, luego turcos, para equilibrar la población de la zona, sobre todo de varones, mermada por la guerra. Así, se pretendía también construir una nueva imagen de Alemania como país moderno y abierto, lejano a los aberrantes postulados nazis. Hay que agregar, asimismo, que en un inicio las huelgas asolaron al país, llegando a prohibirse por unos años las huelgas de empleados públicos, pero los sindicatos respondieron con responsabilidad y acompañaron el esfuerzo de la reconstrucción.

Todo esto le permitió a Alemania Federal, y luego a la Alemania unida, ser uno de los países que mejores salarios les pagaba y les paga hoy en día a sus trabajadores, aprovechando el Plan Marshall para tener un desempeño extraordinario. Esta es una realización que puede mostrar un partido supuestamente “de derecha”, con un manejo cuidadoso de su presupuesto y medidas económicas razonables, que alentaron el ahorro y la inversión sin caer en el consumismo y el despilfarro.

En 1973 la ONU aceptó el ingreso de las dos Alemanias. Sin embargo, la idea de la unidad siguió adelante, y la llevó a cabo el primer ministro Helmut Kohl en 1991, también demócrata cristiano. Pese a que eran dos Estados reconocidos por la ONU, no hubo ningún tratado internacional que fijara la unión, sino una ley de la República Federal. Dicha ley expresaba que, desde ese día, todas sus leyes y tratados se extendían y debían ser considerados como propios en el territorio de la república democrática. Otro artículo decía que, desde ese mismo día, perdían valor todas las normas y tratados que hubiese firmado la mencionada república democrática. Esto pone en evidencia, claramente, lo exitoso de una política liberal, llamada “de derecha”, en contraste con una política de planificación obligatoria y centralizada, de tipo estalinista; esto es, altamente intervencionista, negando la libertad individual y el libre mercado.

La Democracia Cristiana de Adenauer, a veces gobernando junto al Partido Liberal  y otras formando coalición con la Social Democracia, es el mismo partido al que ahora, con un sentido que quiere ser peyorativo, se lo trata “de derecha”, como si dicho partido no hubiera demostrado históricamente una vocación centrista, y como si los partidos liberales fueran incapaces de solucionar los problemas económicos y sociales.

En las últimas elecciones triunfó Ángela Merkel, pero sin lograr la mayoría necesaria para formar un gabinete. Por eso, le ofreció formar una coalición al Partido Socialdemócrata, que en principio había rechazado esta sugerencia y que ahora estaría dispuesto a llevarla a cabo. Es una fórmula que, por lo menos hasta ahora, le ha resultado sumamente exitosa a Alemania.

 
 

20 comentarios Dejá tu comentario

  1. Carlos Díaz, el que está mal informado sos vos. La inmigración a América en el siglo 19 no sólo fue planificada desde acá, también fue promocionada en Europa. La inmigración nunca fue natural, lo natural siempre fue la guerra. En toda la historia de la humanidad, cuando un país fue más débil que otro, fue invadido. No me vengas con pavadas evolutivas, la base cultural de esta gente viene de principios de siglo 18, pleno imperio napoleónico. La creencia del momento era que el poder militar gobierna. Esa es la noción de realidad de estas filosofías que aún siguen vigentes, incluso también la causa de tu manera de pensar. Tu principal equivocación es creer que los poderosos gobiernan y no es así; sólo obtienen beneficios para sus corporaciones. Nadie está realmente gobernando si por gobernar se entiende saber lo que realmente ocurre y hacer lo que hay que hacer. A los que tienen poder no les interesa manejar el mundo y los que están obsesionados con manejar el mundo no tienen la menor idea de cómo hacerlo. Vos desde toda tu soberbia sin fundamento sos una buena muestra de eso.

  2. Gracias a todos por los comentarios. En la medida de lo posible, trataré de contestarlos si fuese pertinente para el debate. G, Paretón y MMM: Estamos de acuerdo. Daniel X: Comprendo que usted repudie el artículo. Su comentario nada tiene que ver con el anhelo de lograr un desarrollo sustentable y en paz en el mundo entero. Su ceguera es tanta que pretende decir que "Adolfo" les enseñó a los alemanes a trabajar. Lo cierto es que su amigo deshonró a la Alemania de Goethe y de Bismarck, de los grandes literatos y músicos que honraron la cultura. El autoritarismo megalómano y expansionista de Hitler sólo sirvió para generar una guerra vergonzosa y vergonzante.

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