La canciller alemana Angela Merkel con su política inmigatoria de puertas abiertas, su llamada “Willkommenskultur“, que trajo una oleada de 1,5 millones de refugiados, en tan solo los últimos 3 años a su país, la mayor parte de ellos por motivos económicos y de cultura musulmana de muy difícil integración , ha generado en su país y en toda Europa una serie de movimientos tectónicos de gran escala a nivel político, económico y social cuyas dramáticas consecuencias es aún difícil de calibrar en toda su magnitud.
Lo reprochable de esta decisión es que la tomó sin consultar a su pueblo ni a sus pares europeos, que ahora están sufriendo ya los impactos negativos en el enorme crecimiento de los partidos políticos de ultra derecha, que ponen en peligro las otrora solidas democracias europeas. Es casi inevitable que estas ondas tectónicas la arrastren también a ella, y no pueda terminar su cuarto mandato como canciller de su país. Encuestas serias señalan que el 47 % de la población alemana quiere que renuncie lo más pronto posible. Merkel ha envenenado no sólo el clima político de su país, sino el clima político de Europa, donde se enfrentan diferentes grupos políticos siendo aquellos que quieren dar un giro radical a la política de asilo, para llegar a una “inmigración 0”, cada vez más numerosos.
La imagen política de Merkel está hoy en día por el suelo, negándose ella aún a reconocer su tremendo error. Se aferra al poder, y sin tener el menor escrúpulo trata de salvarse sea como sea, buscando de corregir el curso de su política a último momento. Ya son muchos los analistas políticos que consideran que “la mujer más poderosa del mundo“, como la definían hasta hace poco muchos de los medios más importantes de su país, ha fracasado rotundamente en su política inmigratoria, y que su era política de 16 años acabará en un desastre, justamente por el tema de la inmigración.
Cada vez son más las voces que reclaman su renuncia, hasta desde los Estados Unidos. El renombrado periodista del New York Times Bret Stephens, que hasta hace poco tiempo se refería a ella como una leona de la democracia europea, titula un largo artículo dedicada a Alemania, publicado en julio pasado, “Why Merkel must go“, y habla de la profunda crisis que está padeciendo el país por la problemática inmigratoria, de la cual ella es responsable, mencionando además el rol negativo de los burócratas de Bruselas, que los denomina “ sonámbulos “ por no haber actuado a tiempo. Esta pérdida de credibilidad de la canciller ha sido aprovechada por la nueva presidenta del partido Social-Demócrata Andrea Nahles, que haciendo alusión a la famosa composición de Richard Wagner “El Ocaso de los Dioses“, afirma que el ocaso de la diosa Merkel ha comenzado definitivamente.
Merkel durante toda su actuación política ha demostrado ser una oportunista afirmando hoy una cosa y al no convenirle, optar por lo contrario cuando sentía que los vientos cambiaban. Tan sólo un ejemplo del zigzag que la caracteriza. En el año 2010, en una reunión cumbre de su partido, la CDU, afirmaba textualmente que “la idea del multiculturalismo como la simple convivencia pacífica de personas con diferentes raíces culturales no está funcionando, nos hemos engañado a nosotros mismos. Pensamos que los inmigrantes no se quedarían, en algún momento se irían, pero esto no es así, el multiculturalismo en Alemania es un fracaso total”. Cinco años después, en el 2015 “Mutti Merkel”, como la llamaban entonces los inmigrantes en forma afectuosa, hizo un giro de 180 grados abriendo las puertas de su país de par en par para recibir tan sólo en doce meses más de 800.000 extranjeros en forma completamente descontrolada. Y ahora en el 2018, acorralada por las críticas en su país y en Europa, decide hacer nuevamente un giro radical declarando que es partidaria de una inmigración 0 para su país. ¡Cuánta hipocresía! ¡Cuánto oportunismo político, tan sólo para poder perpetuarse en el poder!
Lejos han quedado aquellos días de septiembre del 2015, llenos de euforia, de buenas intenciones. Merkel sorprendìa al mundo con su Willkommenskultur, convirtiéndose en el referente político mundial por su valentía ética de mantener sus puertas abiertas a sirios, afganos iraquíes, paquistaníes, que entraran por las frontera sur del país, al Estado federado de Baviera. Ahora esa euforia inicial que promovió sin haber considerado tan sólo por un momento hacerse la pregunta crucial de cuántos inmigrantes podrá soportar el país, cuál sería el costo, cuál sería la política de integración a aplicar, ha llegado a su fin. Esa decisión suya se ha transformado en una profunda crisis que amenaza cada vez más con llevarse a la propia canciller por delante. Su Ministro del Interior, justamente proveniente del Estado de Baviera, el conservador Horst Seehofer, líder del poderoso partido CSU, aliado de toda la vida de la CDU de la canciller, le ha dado plazos para que logre a nivel europeo algún tipo de acuerdo para cerrar las fronteras, de lo contrario lo hará él unilateralmente junto a su partido. Esta disputa puede terminar en una ruptura de la coalición gobernante, dejando a la Canciller en minoría parlamentaria, lo que significaría su fin político.
La CSU de Baviera está interpretando actualmente mejor que otros partidos el sentimiento popular entre los alemanes que viven en un estado de inseguridad, de decepción con su actual gobierno que los dejó solos ante un mundo que los rodea y que les es cada vez más extraño, bombardeados por estadísticas dadas a conocer por el propio gobierno: en el año 2050 este país puede convertirse en un estado musulmán, en tan solo 40 años el islam será la religión más practicada en Europa, actualmente el 30 de los bebes nacidos en Francia son musulmanes, y tantas otras informaciones estadísticas que traen inseguridad y miedo. Ni siquiera los especialistas del país pueden ponerse de acuerdo cómo se debería enfocar la integración ilegal incontrolada que llegara al país. Sobre este trasfondo se deben entender las palabras del líder del partido de la CSU de Baviera Horst Seehofer: “Debemos llegar a una inmigración incontrolada 0 para proteger el interés de la nación y de la población alemana.” La CSU de Baviera ha tomado actualmente la bandera de la defensa de los intereses y valores nacionales, tratando de hacerle frente a la extrema derecha del partido AfD, que en este panorama de incertidumbre se extiende más y más, habiendo obtenido ya el 15% de los votos configurando la tercera fuerza política dentro del país.
Horst Seehofer no está solo, ni a nivel nacional, ni a nivel europeo. Semanas atrás se reunió en la ciudad de Innsbruck con su colega italiano, Matteo Salvini, con su colega austríaco Herbert Kickel y con el canciller del mismo país, Kurz, decidiendo la formación de “un eje de voluntarios en la lucha contra la inmigración ilegal“. Al final del encuentro el Canciller austríaco Kurz declaró, satisfecho de la reunión, “me alegra la buena cooperación entre Roma, Viena y Berlín, creo que es importante no esperar una catástrofe como en el 2015 y actuar a tiempo “. Este eje antiinmigratorio en la Unión Europea cuenta además con el apoyo irrestricto del llamado Grupo de Visegrado, que abarca los Estados de Hungría, República Checa, Eslovaquia y Polonia. Este hecho es una cachetada más para la política llevada a cabo por la Canciller alemana, que busca ahora en forma desesperada comprar nuevos socios y mantener a los antiguos como al autócrata de Turquía, Erdogán, que recibirá próximamente adicionales 6.000 millones de Euros, para frenar el flujo de inmigrantes ilegales, principalmente hacia Alemania. También la España socialista de Pedro Sánchez, con el que hace muy buenas migas últimamente, recibirá una abultada suma por cooperar con la regulación de las migraciones ilegales. Y lo mismo sucederá con Grecia, Marruecos, Argelia, Libia, sin tener en cuenta el criminal sistema que se ha apoderado de este último país. Medidas desesperadas.
Es obvio que la aún rica Europa no podrá recibir los 50 a 100 millones de seres humanos, la mayoría musulmanes de África, que con las mochilas prontas esperan en sus países la oportunidad de iniciar su peregrinación hacia Europa. Ya hoy en día vemos que la presencia de unos 25 millones de musulmanes, en los 28 Estados miembros de la Unión Europea, está planteando un duro debate, polémica, miedo y hasta odio, como nunca antes visto. La generosidad es una virtud, pero cuando es ilimitada y en función de fines políticos y de imagen está destinada tarde o temprano al fracaso. La Canciller Merkel debe renunciar y dejar paso para que comience una nueva era en Europa. Una era en la que la Unión Europea sea capaz de implementar una política inmigratoria común en base a la legalidad, capaz de reconstruir el tejido social dañado y que represente realmente los intereses de los ciudadanos respetando sus tradiciones, su rica cultura, su democracia que tanto le ha costado desarrollar y mantener en su larga historia. De lo contrario Europa caerá en pedazos por el peso de una combinación de cambios demográficos, económicos, políticos, culturales, tecnológicos, cuyas consecuencias deberían haberse previsto a tiempo, pero que la mayoría de las dirigencias políticas del continente y los burócratas atornillados en Bruselas, prefirieron pasar por alto, hasta que ya fuera demasiado tarde. Ojalá que no sea así, los próximos años lo dirán.
Excelente nota.
Este Sr Zapata es derecho de derechas. No hay herencia porque la Sra Merkel sigue en el gobierno. La realidad es nefasta, pero eso no habla por el futuro. La población democrática y pacífica de europa esta reaccionando a la efervecencia de los populistas y derechistas como Seehofer. Lo que no cuenta el Sr. Zapata es que gran parte de esa "gran masa de refugiados" estan hoy "trabajando y aportando" a la seguridad social, llenando las mermadas cajas jubilatorias. Muchas de esas familias de refugiados se han establecido en el campo, en granjas abandonadas entregadas por los municipios de las zonas. Adonde ninguno de estos amantes del Führer, sus símbolos, su lengua, NO quiere ir a vivir y trabajar. Tambien el Sr Zapata, se olvida de mencionar que la ronda de reuniones con los paises vecinos La CSU la empezó con Rusia, invitandolo a Putín a Munich. La Sra. Merkel se ha de ir cuando termine su mandato electoral. El problema de la inmigración viene fracasando desde hace décadas, hasta con gobiernos socialistas, hasta con los socis en el gobierno han fracasado en la "integración laboral" ante la automatización en las industrias!!!. Los verdes, la izquierda y menos la derecha tienen la solución. Es un problema complejo cuya raíz esta en la motivación del inmigrante, porque este abandona su lar?. El fracaso de Angela Merkel es el fracaso de una generación política, ella ha tomado deciciones que muchos otros políticos no se atreverían en tomar por estar anclados a compromisos. Con ella Alemania ha abandonado practicamente la energía atómica, creando fuentes alternativas de energía, que hoy por hoy aumentna su producción sin perjudicar el ambiente y reduciendo costos. Si no fuera por viejos compromisos hasta ya se habría abandonado la explotación del carbón. La solución democrática y pacífica de la inmigración esta fuera de las fronteras de Europa, se deben paliar las enfermedades, miseria, guerras, gobiernos de facto y populistas del Àfrica. Europa no ha de caer en pedazos, ni ahora ni mas adelante, los agoreros del ocaso, como este Sr Seehofer, que esta gobernando con el manual político de Franz Jose Strauß que falleció en el1988. La solución de europa, no esta en Eurocentrismo, sinó en los ideales de paz y libertad de la Unión Europea.
Zapata, metiste la pata ...no es Matteo RENZI el que se reuniò en Innsbruck con Kurz es Matteo SALVINI ministro del Interno de Italia. Renzi es la Merkel de Italia, fue Renzi (Partido Democratico) que abriò la inmigracioòn en Italia sin control, como asì tambien lo hizo Merkel en Alemania. En cambio Salvini (Partido de la Liga Norte - Lega Nord) es anti immigrantes. Corregì tu texto. Ciao!!
Goyolin, ¿por qué no mencionó en su comentario los delitos que cometieron los "refugiados" en Suecia, Alemania, España, Reino Unido y Hungría?. Le doy una pista: no fueron delitos menores como hurto o robo, fueron violaciones y destrucción de la propiedad privada.
Che Goyolín, ¿en base a qué ideas inventás tu relato? Sólo lo que decís de las granjas y familias es un desvarío total, los inmigrantes musulmanes se concentran en las grandes ciudades a vivir de la seguridad social, no aportan un céntimo de euro y lo último que quieren hacer es ir a trabajar a una granja, además de no se trata de familias sino de violines en potencia de 20 a 40 años. Con los negros subsaharianos la historia es casi idéntica. Dejá de imaginarte pelotudeces progre y salí a laburar al mundo real, gil.