El micrófono lo puso en movimiento Ignacio Copani con el acompañamiento de la voz grave de Adriana Varela. El ex presidente de Ecuador, Rafael Correa se hizo cargo de ese himno cubano de Carlos Puebla. Se sumaron al coro Daniel Filmus, Jorge Taiana, Axel Kicillof y el periodista Gustavo Silvestre.
Las voces cada vez más fuertes llenaron el aire de Le Clac, el restaurante de la Avenida de Mayo. Estaban inflamados de ideología, concentrados, como quien recita el padre nuestro en la Iglesia: Seguiremos adelante /Como junto a ti seguimos/ Y con Fidel te decimos:/Hasta siempre comandante.
Es insólito que a los kirchneristas todavía los excite la dictadura de los dinosaurios octogenarios que puso a Cuba entre los países con menos libertad y progreso del mundo.
En la marcha por la memoria del día del terrorismo de estado, el más trágico de la historia argentina hubo varias banderas del Che Guevara y muchos insultos a Macri calificándolo de basura de la dictadura. Pero la memoria es selectiva y profundamente manipulable: nadie habló del último detenido por sus violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar: el general Cesar Milani, al que Cristina y Nilda Garré, colocaron en lo más alto de la pirámide de las Fuerzas Armadas. ¿O Milani habrá sido ascendido por orden de Macri y no nos dimos cuenta? Porque además, está acusado de enriquecimiento ilícito. La manifestación, masiva como siempre, tuvo un enfrentamiento que ya es un clásico: Hebe Bonafini vs Estela Carlotto.
Es que la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, recibió el edificio de la tristemente célebre comisaría 5ta de La Plata, para construir la sede de un centro de la memoria. El acto tuvo mucho contenido porque en ese lugar estuvo secuestrada Laura, la hija de Estela y dio a luz a Ignacio Guido Montoya, su nieto recuperado. En esa catacumba también fueron despedazados los chicos de La Noche de los Lápices y estuvo detenido quien desapareció durante el gobierno de Néstor Kirchner, Julio Jorge López. Las fotos en los diarios muestran una imagen impensada: la gobernadora María Eugenia Vidal y Estela Carlotto, juntas, sonrientes, celebrando el traspaso del inmueble. Por eso Hebe de Bonafini, apelando a su histórico enfrentamiento con Carlotto, aprovechó para castigarla:
“Recibir dinero de Vidal y abrir un centro con ella, es una bajeza única”. Hebe dijo eso y partió con su columna a la concentración acompañada en la cabecera no por Perez Esquivel, sino por Amado Boudou, un malandra de estado que pronto volverá a la cárcel por el caso Ciccone, el intento de apropiarse de la fábrica de hacer billetes. ¿Qué pensará Cristina de ese acercamiento entre Vidal y Carlotto? ¿Y Macri?
Porque Carlotto no aflojó ni un centímetro en sus críticas feroces hacia el presidente de la Nación: “Macri dijo que éramos un curro y mentirosos”, delante de los carteles que pedían la libertad de los presos políticos y de Milagro Sala. ¿A qué presos se referirán? ¿A José López, Lázaro Báez y Ricardo Jaime? Otras pancartas aseguraban que a Santiago Maldonado lo mató el estado y el gobierno. Como si no estuviera probado que se ahogó en el río Chubut.
Carlotto también se rodeó en el escenario de dos recientemente liberados: Carlos Zannini y Luis D’Elía. Ambos se abrazaron con el estado mayor de La Cámpora encabezado por su comandante, Máximo Kirchner. Ambos señalaron a Macri como su carcelero y calificaron su detención como un ataque contra Cristina Fernández de Kirchner. D’Elía, democrático como siempre agregó que “hay que desalojar del poder a esta oligarquía” y que en la cárcel “solo están los pobres” y no hay “un pabellón que se llame Panamá Papers”.
Dentro de poco tiempo van a salir libres Fernando Esteche y Jorge Yussuf Khalil y, según dice la doctora Elisa Carrió, ya está en marcha el operativo para liberar a Julio de Vido. Su esposa, Alessandra Minnicelli (que también tiene preso al hermano, otro santo llamado Mono que integró la mafia de los contenedores de la Aduana) marcó distancias con Cristina de la que fue íntima colaboradora. La criticó por no haberla apoyado en los difíciles momentos que está pasando. Es más, dice Nicolás Wiñazky, que cuando De Vido vuelva triunfante y radiante a la Cámara de Diputados se cortará solo y armará un monobloque lejos de La Cámpora y Cristina y de la mano de Aníbal Fernández que también critica a la ex presidenta y a sus soldados camporistas.
Todas estas imágenes bizarras y caricaturescas tienen como telón de fondo que distintas instancias de la justicia argentina están investigando si el juez Jorge Ballestero recibió una coima millonaria en dólares por liberar a Cristóbal López y por cambiarle descaradamente la carátula. La Corte Suprema quiere saber si Ballestero hizo bien en no llamar a sorteo y llamar por teléfono a Eduardo Farah para que integrara la Cámara. Farah dice que no recibió un peso pero en 20 horas votó por la libertad de Cristóbal. Hoy la AFIP apeló ese fallo escandaloso.
El clima judicial está tan enrarecido que se rumorea que también va a salir en libertad Lázaro Báez. Cristina dijo en una escucha telefónica que ella no lo había usado de forro. El valijero arrepentido Leonardo Fariña aseguró que los 24 imputados van a terminar condenados, y que cada uno de ellos jugó un rol para lavar dinero y sacarlo del país por orden de Lázaro y que en todo este proceso cleptocrático kirchnerista se movieron alrededor de 22 mil millones de dólares.
Una verdadera asociación ilícita liderada por Cristina para saquear al estado como dijo el fiscal Gerardo Pollicita.
El ciudadano común mira azorado y con una mezcla de bronca y desilusión lo que está haciendo una parte de la justicia con este festival de excarcelaciones. Ya salieron siete detenidos: Amado Boudou, José María Nuñez Carmona, Cristóbal López, Fabián de Sousa, Roberto Baratta, Carlos Zannini y Luis D’Elía.
El fiscal Germán Moldes definió como “sobreseimiento encubierto” el fallo que liberó a Cristóbal y Elisa Carrió acusó a Javier Fernández, un antiguo operador de los pantanos de tribunales como el ejecutor de estos operativos de libertad para todos y todos. Y alertó sobre el desplazamiento del fiscal Carlos Stornelli en el caso más que turbio de Rio Turbio.
El fiscal dijo esta mañana que “es una decisión insólita, inédita y grave institucionalmente” y agregó:” El juez se dedicó más a mirar con lupa lo que escribí yo que a investigar”. Tal vez por eso la Oficina Anticorrupción pidió el apartamiento del juez Rodríguez y la pronta restitución de Stornelli.
Todos los mecanismos de la impunidad se pusieron en marcha. Están tirando de la cuerda. Están poniendo a prueba al sistema democrático para ver si es lo suficientemente fuerte y astuto para salir del barro en el que lo han metido.
Finalmente la amenaza de sublevación. Dicen los kirchneristas que estuvieron con Rafael Correa cantando loas al Che Guevara que hay un plan Condor judicial para poner presos a todos los ex presidente como el propio Correa, Lula y Cristina. Y que si Cristina va presa, habrá un levantamiento popular parecido al 17 de octubre de 1945.
La senadora por la minoría no está tan convencida de eso. Y mientras tanto, recibe a Zannini, baja su perfil, reza y opera para que caiga el gobierno de Macri. Todos los cristinistas y su caricatura saben que la única forma de salvarse de la cárcel es que Macri sea destituido. Y trabajan esforzadamente para lograrlo.