¿Recuerdan el cepo cambiario? Se instaló en la República Argentina el 28 de octubre de 2011 ante la imparable “fuga de capitales”. Esto llevó a la creación de un mercado paralelo que duró un poco más de cuatro años (hasta el 16 de diciembre de 2015, día en que el dólar oficial vendedor se cotizó a $9,92 y el paralelo o “blue” alrededor de $ 15.-).

A partir del 17 de diciembre de 2015 la nueva administración del ingeniero Mauricio Macri toma la decisión de regularizar la situación, levanta el cepo y devalúa un 40% llevando la cotización oficial a $13,95 haciendo casi desaparecer el mercado negro.

A partir de allí hubiese sido interesante que la cotización de esta divisa hubiese seguido la evolución de la inflación, pues ya tenemos múltiples ejemplos en nuestro país que tener retrasado el precio del dólar con respecto a la evolución de los precios de todos los bienes que componen la canasta familiar, lo único que produce son megadevaluaciones del peso y corregir esta distorsión en forma abrupta genera múltiples inconvenientes. 

Llegado a este punto nos podemos preguntar: A partir del sinceramiento del precio del dólar el 17 de diciembre de 2015 ¿Se mantuvo la cotización al ritmo de la inflación? ¿Evolucionó en más o en menos con respecto a la misma? Si nos guiamos por los comentarios periodísticos en todos los medios diríamos que estamos ante una profunda devaluación de la moneda argentina generada por los impuestos a la renta financiera y los inversores que huyen de las Lebacs, por la elevación de las tasas en los EE.UU y por otros múltiples factores, lo mismo daríamos por hecho al ver la reacción oficial de liquidar reservas del Banco Central para “contener el avance del precio del dólar”. Reservas, dicho sea de paso, que no son ahorros de un superávit comercial, sino acumulación de deudas contraídas con el exterior ya que somos deficitarios en la balanza comercial, consecuencia, posiblemente atribuible, en parte, a no tener un dólar competitivo para alentar las exportaciones y sí a las importaciones.

Y sostengo el párrafo anterior con un simple análisis del precio del dólar y la evolución de la inflación:

Esto demuestra ostensiblemente que aún a $ 23,30 la cotización del dólar se encuentra atrasada con respecto a la inflación, esto ocasiona un deterioro real a los exportadores que ven restringido sus ingresos y sus inversiones para generar más puestos de trabajo, y de paso, alienta las importaciones perjudicando en ambos casos la balanza comercial.

Después de este análisis podemos afirmar que el “precio del dólar” no tiene que alarmarnos ya que quedó suficientemente demostrado que aún con esta denominada “corrida” cambiaria todavía esta subvaluado.

El verdadero drama que atraviesa nuestra nación es el tremendo déficit fiscal. No existe un individuo, una familia, una empresa chica, mediana o grande que pueda sobrevivir mucho tiempo gastando más de lo que gana y menos un país, que si no corrige rápidamente este flagelo, terminará en una lamentable disolución social.

En nuestra querida Argentina, de un tiempo a esta parte, se hicieron endémicos la corrupción, los subsidios demagógicos, los siderales gastos políticos, la ineficacia para corregir los costos impositivos, las inmensas plantillas de empleados permanentes y políticos en las oficinas públicas nacionales, provinciales y municipales, la estatización de empresas que por ejercer actividades comerciales tendrían que estar en manos privadas pagando impuestos y lamentablemente se convierten en refugios de políticos y sindicalistas deshonestos que lo único que pretenden es “mamar de la teta del Estado”, los “caudillos” de muchas provincias deficitarias, los “barones” del conurbano que a través de los años y las falsas promesas acumularon votos en asentamientos inhumanos, logrando una concentración demográfica tal, que en el Gran Buenos Aires, que es sólo el 0,14 % del territorio nacional, vive el 32% de la población total, convirtiendo a este gran país en una nación semidesierta.

No se ve ni en el oficialismo ni en la oposición gente dispuesta a corregir estas aberraciones. Las discusiones parlamentarias rayan en el infantilismo, en la demagogia, en lo superficial, en la preocupación para ocupar algún lugar en las próximas elecciones así tengan que vender sus “principios” al mismísimo diablo.

A raíz de todos estos acontecimientos cabe recordar una frase del gran patriota que murió en la pobreza total y que le pagó al médico que lo atendió con lo único que tenía: un reloj de bolsillo fabricado en oro. Esta pieza de invalorable valor histórico fue robada del Museo Histórico Nacional a fines de junio de 2007 y nunca más apareció.

Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria. Manuel Belgrano.